Autor: Ricardo Guerrero Gerente de la Corporación Industrial para el Desarrollo Regional de Coquimbo
COLUMNAS DE OPINIÓN: Crimen organizado: hora de tomárselo en serio
COLUMNAS DE OPINIÓN: Crimen organizado: hora de tomárselo en serio La Región de Coquimbo ha alcanzado un nuevo récord, aunque se trata de algo dudosamente honorífico: es la zona de Chile en donde más se ha robado cable del tendido eléctrico a lo largo del año 2024, acumulando 26.272 metros hasta septiembre pasado. Se informa que este delito masivo está siendo cometido por mafias que operan a cualquier hora del día, con sujetos vestidos como operarios contratistas, quienes hacen pingües negocios con la sustracción de alambre de cobre.
Los destinatarios de ese material son chatarrerías unas legales, otras no que se encargan de blanquear el material robado, el cual acaba siendo exportado bajo el rótulo de "chatarra de cobre". Las empresas de distribución eléctrica y de telecomunicaciones han alertado sobre los perjuicios para la población, que padece el corte de sus servicios, sin contar con las ingentes pérdidas por reposición de tendidos tras cada robo. Fuentes de la industria afirman que, incluso, están sufriendo limitaciones para acceder a ciertas áreas operacionales por la presencia de actividades ilícitas. Las organizaciones criminales más temidas son las relacionadas con la producción, importación/exportación, distribución y venta de drogas ilícitas, las que cuentan con vendedores y "soldados" que se disputan las calles con creciente desparpajo.
Pero las hay también, como vemos, en el robo y tráfico de cables de cobre, amén de otros rubros tales como la explotación y venta ilegal de madera delito íntimamente vinculado con los grupos violentistas que operan en el sur del país, las bandas dedicadas al robo hormiga en supermercados y multitiendas, o el comercio ilegal de fármacos, juguetes, ropa y cualquier producto de fácil consumo, como vemos en todas las grandes ciudades chilenas inundadas de comerciantes callejeros. Hablamos de mafias, verdaderas empresas criminales con ganancias espectaculares y capaces de ejercer violencia contra todo aquel que se les ponga en el camino. Es otra manifestación de una inseguridad pública que se ha vuelto una asfixiante pseudo-normalidad para millones de chilenos.
Se nos ha hecho habitual evitar salir de noche, regresar temprano al domicilio (mejor dicho, encerrarse en la casa), no portar dinero en efectivo, rodear las viviendas y almacenes con rejas de fierro, instalar alarmas, contratar guardias, poner botones de pánico, etc. Un largo y creciente listado de medidas que van haciendo a los ciudadanos cada vez más presos, más temerosos y menos libres, mientras los delincuentes parecen gozar de amplias garantías.
Una especie de mundo al revés digno de Lewis Carrol y su "Alicia en el país de las maravillas". Desarrollar y aplicar inteligencia policial, desactivar los centros nerviosos de las redes criminales (por ejemplo, impidiendo que las cárceles funcionen como sedes mafiosas), seguir las finanzas de las mafias, mejorar la persecución conjunta con otros países, son parte de las acciones que necesitamos emprender con urgencia. Eso y recomponer nuestro tejido social, con mejores políticas educacionales, culturales y deportivas, espacios de participación y, por supuesto, trabajos de buena calidad. En la novela Alicia despierta y entiende que sus aventuras fueron un sueño.
En nuestra realidad, países como Colombia, Ecuador o El Salvador llevan décadas viviendo en pesadillas por no actuar a tiempo contra el crimen organizado. ¿Logrará Chile despertar? Crimen organizado: hora de tomárselo en serio Ricardo Guerrero Gerente de la Corporación Industrial para el Desarrollo Regional de Coquimbo.