Antonella Sigala, "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa"
Antonella Sigala, "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa" cantante: "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa" LA INTÉRPRETE DE 23 AÑOS, QUIEN ACABA DE LANZAR SU DISCO DEBUT, REFLEXIONA SOBRE EL RETO DE ABRIRSE PASO EN UNA INDUSTRIA MARCADA POR LA PRESENCIA MASCULINA. TAMBIÉN SE REFIERE A LA APUESTA, NO MENOS DESAFIANTE, DE CULTIVAR GÉNEROS COMO EL BOLERO Y EL JAZZ EN TIEMPOS DE ALGORITMOS Y MÚSICA URBANA. POR Nicolás Lazo Jerez. FOTOS: Sergio Alfonso López.
Antonella Sigala, "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa" 4 4 # 4 f :. .. “5, 3. 5 :. * %. 1 - -2 $ La La silueta de Antonella Sigala, alta y espigada, se recorta contra la luz de la tarde.
Vestida de negro, la cantante de 23 años apoya una mano enguantada en el marco de un ventanal, ventanal, en el segundo piso del Club de Jazz de Santiago, y posa para las fotografías que acompañan esta entrevista. Vista así, parece la reencarnación de una diva del cine de los 40. La referencia no es azarosa. “Chic noir”, su primer disco, combina la estética de las cintas de esa época con un sonido que va desde el bolero hasta el jazz tradicional, pasando por el rhythm and blues y el soul. El álbum, una colección de II canciones al cuidado del productor Marcelo Aldunate, está disponible en las plataformas de streaming y fue lanzado el 22 de agosto en la Sala SCD Egaña. Armamos una playlist en la que fuimos ordenando los referentes directos de cada canción cuenta unos minutos más tarde en la oficina de administración del recinto. Luego, enumera: Además de Amy Winehouse, estuve escuchando mucha música de colegas contemporáneas contemporáneas latinas, como Mon Laferte, Gaby Moreno, Natalia Lafourcade Lafourcade y Fer Casillas. También hay una española que, para mí, es una referente máxima: Rita Payés. Me encanta cómo el disco fusiona todos sus mundos.
Pertenece a una generación que, en buena medida, escucha música urbana. ¿Cómo convive con los géneros que ahora mismo son hegemónicos? Se me ha puesto justo en el otro extremo de la balanza, y no me molesta. Al revés: me queda súper cómodo. Pero, primero que todo, soy muy fan de todos los estilos. Lo urbano me parece bacán. Además, Además, lo que han hecho esos artistas con nuestra escena es increíble. De fondo, el rumor del tráfico de la avenida Ossa se confunde con los acordes de la Retaguardia Jazz Band, icónica agrupación chilena, que ensaya en la habitación contigua. La intérprete agrega: Mi proyecto va un poco al revés del género urbano. En vez de ser secuenciado, es todo en vivo, orgánico. Las letras hablan justo de lo contrario. Se me ha puesto en este otro lado y me gusta. Siento que, en la escena, todo tiene que estar. Feliz de llenar este lugar para las personas que quieren una alternativa, siendo Santiago una capital de la música urbana. Existe el prejuicio de que el jazz es una música elitista. ¿Qué diría a quienes lo «firman? Les diría a esas personas que habría que volver a las raíces. El jazz viene de un lugar contrario a lo elitista. Vino a reconocer una expresión del pueblo afroamericano que no grababan y que no lograba lograba entrar a las radios. Eventualmente, se fue academizando y esa academia lo fue elitizando. Por eso, hago la distinción entre el jazz tradicional y el jazz moderno. Para tener una mayor apreciación del jazz moderno, puede ser necesario o útil saber más. Pero el jazz tradicional, no; tiene eso de la expresión lúdica. Todo sobre la base de que la música solo se escucha y se siente. En la casa de Antonella Sigala no se escuchaban los géneros géneros musicales que ella cultiva. Hija de dos ingenieros en computación, computación, en su núcleo familiar tampoco había antecedentes artísticos directos. Le gustaba el canto, pero durante la hifancia ese interés no llegó a materializarse en algo parecido a una vocación. Entremedio, incluso, practicó la esgrima, disciplina en la que ganó algunos campeonatos campeonatos a nivel escolar y nacional. El punto de inflexión se produjo a sus 14 años, cuando por intermedio intermedio de su mamá conoció a los integrantes de la OId Fashion Jazz Band.
Curiosa, Antonella empezó a presenciar los ensayos de la agrupación, que se llevaban a cabo por la noche, en las horas libres con que contaban los músicos, cada uno de los cuales se sustentaba con otro empleo. La joven experimentó una fascinación creciente con.
Antonella Sigala, "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa" el mundo que se le presentó, aunque la distancia entre esos sonidos y su realidad cotidiana la hacían dudar un poco. --Al principio, dije: "Esto es demasiado ajeno. Por un lado, me cautiva, me llama la atención. Por otro, ¿cómo voy a aprender? Ninguna de mis amigas lo escucha. Nadie de los que conozco sabe del género". Pero me incentivó saber que, a la par que yo, entró un nieto de la banda con el que teníamos la misma edad. Entonces, fue como: "Acá hay otro joven aprendiendo lo mismo. Ya somos dos". Liberada de sus reservas iniciales, decidió dedicarse por entero a la interpretación. Estudió canto y, poco a poco, aparecieron las primeras presentaciones en conciertos y festivales. --De a poquito, me convertí en la nieta del jazz, al menos de la escena tradicional.
En 2022, apostó por su proyecto como solista y lanzó un EP titulado "Si tan solo", que le valió nominaciones en las categorías Artista Proyección en los Premios Musa de ese mismo año y Mejor Nuevo Artista en los Pulsar de 2023. Su trabajo destacó a tal punto que, durante el último tiempo, ha oficiado como telonera de los shows en Chile de Michael Bublé, Zaz y Luis Miguel. --Cuesta dimensionarlo, la verdad. Me acuerdo de que en el concierto de "Luismi" había una persona de seguridad que estaba cantando mis canciones. Para mí, eso fue lo máximo.
Si bien hoy está enfocada en la promoción de su disco debut, que durante noviembre incluye una fecha en el Teatro Ictus, también ha empezado a abrigar un deseo a mediano plazo: --Me gustaría ir a Europa, por ejemplo, y visitar muchos clubes de jazz para ver cómo se da ese lenguaje en general, que, por lo demás, es muy universal. Es un género que puedo cantar en cualquier lugar del mundo. Si canto mi música en otro lado, tengo una barrera en muchos sentidos. Pero el jazz es el mismo en todas partes. Eso abre puertas. Ahora, más concretamente, tengo a la vista hacer un primer teatro grande con una sesión en vivo del disco. Colaboramos con muchos músicos. Son como 22. Ese es un proyecto importante. Si de soñar se trata, admite, le encantaría presentarse en el Teatro Municipal de Santiago o en un recinto de prestigio mundial, como el club neoyorquino Village Vanguard. --O en algún lugar bacán en México. Siempre me han interesado estos conciertos que hacen en plazas y en sitios abiertos. Sería increíble. --¿ Piensa a veces en ese "multiverso" en el que aún es esgrimista? --No, no. Agradezco haber tomado la decisión que tomé. He elegido la música varias veces en mi vida. En el colegio me obsesioné un poco con las buenas notas, pensando que iba a desarrollar alguna carrera tradicional. Pero después volví a quedarme con la música. Al final, no fue una constante, sino hasta la pandemia, que fue el momento en que dije: "Cuando menos hay música, elijo la música". Ocurrió, precisamente, durante la crisis desatada por el coronavirus. Antonella Sigala, a esas alturas asistente habitual del Club de Jazz de Santiago, advirtió que, mientras el local de La Reina permanecía cerrado, a poco andar otros lugares volvían a recibir público. Ofreció su ayuda y, apenas recibió la luz verde, se puso a trabajar en la propuesta de un protocolo de funcionamiento que, en 2021, derivó en la reapertura del recinto. Asimismo, elaboró un plan de comunicaciones e instó a que el club fuera parte del circuito de visitas del Día de los Patrimonios. --Veía que en (el bar-restaurante) The Jazz Corner estaban tocando afuera. Yo decía: "Si ellos están tocando, nosotros podemos". Había que lograrlo, de alguna forma. Tenemos más espacio. Entonces, la cosa es gestionar. Insistir. Esa insistencia tuvo efectos inesperados. Tras la salida de una de.
Antonella Sigala, "Cuesta mantener en el centro la independencia creativa",. ,,. , e,. . ) e & 4.. .. .. .. .. .. .. . ,4.. .. .. .. 1. o o lir las personas a cargo, en marzo de 2023 la cantante pasó a ser parte del directorio del Club de Jazz de Santiago.
En paralelo a todo este proceso, estudió Gestión Cultural y dos años y medio de Ingeniería Comercial en la Universidad Católica. cSe imagina liderando un espacio propio? Si pudiera ser un pulpo, pues sí, tendría i. m espacio musical. Completamente.. cSer(a en Santiago? Sí, en Santiago. Al final, siempre faltan espacios para la música y, en estos momentos, para la música popular. No sé si hay un buen lugar donde podamos disfrutarla. Hay teatros y clubes nocturnos, pero no hay un sitio intermedio donde disfrutar este tipo de música Me gusta el Club (de Jazz), donde ensayan y en la noche tocan. Se genera ambiente. Imagino eso, pero potenciado. Si tuviera un lugar, sería un epicentro, ojalá, de creación.
Ha colaborado con la Fundación 7Jemendas, que impulsa el talento de niñas yjóvenes. ¿Por quó hacerlo es importante para usted? Nació de darse cuenta de repente de que todos en la banda, todos los directores y todos los músicos de la escena nacional son hombres. Acá falta algo. ¿Cómo no hay ninguna mujer? Si tuve esta puerta de entrada medio azarosa, ¿por qué no dar espacios muchísimo muchísimo más claros? De ahí viene esto: de querer encontrarme con otras artistas. Eso fue Tremendas. Vino la pandemia y, de repente, me encontré en un Zoom con otras 20 chicas que hacen música o a las que les gusta la literatura De ahí el entusiasmo. Cudl ha sido el desqJfo principal que ha enfrentado en lo que lleva de carrera? Siento que cuesta entender entender lo que implica ser artista. Al menos acá en Santiago, no sé si tenemos industria. Tenemos Tenemos una escena muy pequeña. Como una persona independiente, es súper cansador. Cae la noche en la ciudad. Abajo, el primer piso del Club de Jazz ha comenzado a llenarse de comensales. Antonella Sigala reflexiona un instante y, acto seguido, vuelve a la carga mencionando un fenómeno fenómeno que, a su juicio, resulta inquietante: el impacto vertiginoso de los cambios tecnológicos en la industria musical. Durante los cuatro años que llevo de carrera, ha pasado de todo: los conciertos vía streaming, la importancia de las plataformas digitales digitales y las playlists, los conciertos en vivo. Creo que ahí puede haber un riesgo de volverse un poco dependiente de esas lógicas que son medio impuestas. Cuesta mantener en el centro la independencia creativa. Ahora todos medimos el arte a través de métricas. Y el algoritmo no lo controlamos. Entonces, cuesta ir navegando eso; que todo dependa de esta herramienta de traspasar la música a lo digital. A mí me desespera un poco. Por fortuna, concluye, nunca faltan los ejemplos que van en la dirección opuesta. Puede que un día comparta algo de mi música y que eso no obtenga ningún like ni ninguna reacción digital. Entonces, podría quedar con la percepción de que no tiene valor.
Pero después canto en el Club de Jazz y, al terminar, alguien se me acerca para decirme: “Lo mejor que me ha pasado en la semana es escuchar a la banda en vivo”. “Mi proyecto va un poco al reves del género urbano. En vez de ser secuenciado, es todo en vivo, orgánico. Las letras hablan justo de lo contrario”. 1..