Autor: Pablo Correa
TRUMP: OJO X OJO Y EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN
TRUMP: OJO X OJO Y EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN Análisis Décadas atrás, cuando EE.UU. necesitaba imponer su visión, enviaba marines a Panamá o Granada, presentaba resoluciones en el Consejo de Seguridad o congelaba activos estratégicos. Hoy, esas herramientas lucen desgastadas o inviables. Pero el Presidente Trump ha encontrado un juguete nuevo con el que hacer bullying: los aranceles.
Con su autoproclamado “Día de la Liberación”, Trump ha iniciado una ofensiva arancelaria recíproca para “devolver el respeto” a EE.UU. ¿El método? No más acuerdos multilaterales, no más reglas compartidas: si tú cobras un 25% a mis productos, yo te cobro lo mismo o más.
Si subsidias a tus productores, si tu IVA encarece mis exportaciones, si tienes normas de privacidad que afectan a Amazon, o si tu tipo de cambio te da ventaja comercial ¡ arancel! Una lista negra que mezcla medidas proteccionistas tradicionales con agravios estratégicamente calculados para maximizar impacto político. Esto ya no es una política comercial. Es una forma de ver el mundo. Una lógica de “ojo por ojo”, donde cada país debe pagar lo que, según Trump, “le debe” a EE.UU. El resultado: menos diplomacia, más castigos. Menos eficiencia global, más distorsiones. Y, sobre todo, un orden comercial sometido al estado de ánimo de Trump. La nueva táctica no busca equilibrio, sino intimidación. Y sus blancos son los “regímenes hostiles” de Washington, que en este momento puede ser cualquier país, dependiendo del objetivo del minuto. El impacto: mercados nerviosos, bancos centrales ajustando al alza sus proyecciones de inflación y traders de materias primas en modo contención. Firmas como Trafigura, Gunvor y Vitol jugadores clave en el comercio global de energía y metales están postergando decisiones de inversión en infraestructura crítica.
Porque cuando los flujos comerciales se vuelven inciertos, el dinero se detiene. ¿Y Chile? Si los grandes consumidores de cobre como China, India o la Unión Europea responden con sus propias medidas de defensa comercial, los flujos se distorsionan, se encarecen los seguros, se paralizan las decisiones de compra y se achican los márgenes. En otras palabras: menos demanda y más volatilidad. Trump no firmó tratados ni reunió a líderes globales. Solo apretó “publicar” desde su celular. Pero ese gesto ya reconfigura el tablero del comercio mundial. Si su lógica de retaliación se impone como nueva norma, las reglas multilaterales que sostuvieron décadas de integración económica quedarán en ruinas. Adiós a la globalización como la hemos conocido los últimos treinta años. Porque cuando EE.UU. reemplaza el derecho internacional por el capricho unilateral, nadie está a salvo. Ni China, ni la Unión Europea, ni Chile. Bienvenidos a la era del arancel por tuit..