Autor: JuAn MArCoS HEnríquEz, DoCtor En CIEnCIAS BIoLógICAS
Columnas de Opinión: Intensas lluvias en Punta Arenas
Columnas de Opinión: Intensas lluvias en Punta Arenas La semana recién pasada vivimos un récord de precipitaciones en 24 horas, superando con creces el registro anterior que databa de la última gran inundación de la ciudad. La intensidad de la lluvia caída provocó inundaciones, gran escorrentía en calles, desborde de esteros, dificultades en el tránsito y algunos riesgos y daños sobre infraestructura. El desarrollo de las actividades diarias de los habitantes se vio interrumpida y el sistema escolar debió suspender las clases. Las intensas lluvias obligaron a las autoridades a activar las alertas y monitorear de cerca la emergencia. Si bien hubo varios focos con problemas puntuales, la ciudad en términos generales resistió a las persistentes lluvias. Las intensas y concentradas lluvias sobre la ciudad deberían hacernos reflexionar y de ser necesario tomar los resguardos necesarios para proteger la salud de la población y la infraestructura. Ya para nadie es novedad que el clima está cambiando y que fenómenos meteorológicos antes poco frecuentes hoy en día se hacen más habituales en el tiempo. Las intensas lluvias y las inundaciones, producto del desbordamiento de masas de agua, se han intensificado por todo el país, provocando en algunos casos grandes estragos.
Conscientes del fenómeno climático es indispensable adaptarnos y optar por acciones de mitigación que eviten consecuencias sobre la salud y vida de la población, daños sobre la infraestructura y alteraciones del medio ambiente y los ecosistemas.
A partir de las intensas lluvias de la semana pasada debemos preguntarnos ¿ qué tan preparados estamos para resistir estos fenómenos climáticos? Las inundaciones generalmente son provocadas por lluvias intensas o derretimientos súbitos de nieve o masas de hielo que aumentan los volúmenes de agua, provocando que desborden y accedan a áreas comúnmente secas o donde no hay capacidad de absorción.
La alteración de los ecosistemas y la deforestación o reducción de la cubierta vegetal, junto a la urbanización, que conlleva la pavimentación de grandes superficies de suelo, provoca que se pierda la capacidad de absorción, infiltración y retención, y así el agua fluye libremente sobre la superficie. Dentro de la ciudad la infraestructura tiende a colapsar, ya que los recolectores de agua lluvia y el sistema de alcantarillado pueden ser sobrepasados para manejar grandes volúmenes de agua, provocando inundaciones. Por tanto, corresponde a cada vecino y a la autoridad correspondiente mantener desde las canaletas hasta los colectores de agua lluvia limpios, despejados y operativos.
Por último, el crecimiento de la ciudad, sumando al cambio climático, debe llevarnos a evaluar la capacidad de la infraestructura para la recolección de aguas lluvias en la ciudad y de ser necesario hacer la inversión necesaria para ajustarla. De especial preocupación debería ser el sector periurbano de la ciudad que presenta una situación crítica con respecto al manejo de aguas servidas.
La expansión de la población al periurbano en forma desordenada y la falta de infraestructura de alcantarillado ha provocado la contaminación de la napa freática y, en consecuencia, en época de grandes precipitaciones, estás aguas se hacen superficiales provocando graves problemas de salud para la población. Este tipo de contaminación, agravada por las inundaciones, trae consigo enfermedades infecciosas y parasitarias, además de la proliferación de diversas plagas, generando focos de insalubridad. Las intensas lluvias de la semana pasada nos recuerdan que tenemos una deuda pendiente en términos de infraestructura sanitaria en el sector periurbano de Punta Arenas. Poder adaptarse a estas alteraciones climáticas, que pueden llegar a ser más frecuentes, resulta indispensable para la habitabilidad de las ciudades. Es urgente también poder educar la población en torno a sus propias responsabilidades para la prevención y respuesta a inundaciones. Además, se requiere una adecuada planificación e inversión permanente por parte de la autoridad correspondiente para la adaptación y mitigación de fenómenos climáticos. A lo anterior debe sumarse la infraestructura necesaria para el buen funcionamiento de la ciudad, lo que conlleva un buen sistema de transporte público y el correcto mantenimiento de colegios y lugares de servicio público. Debemos prevenir, planificar y adaptarnos a un fenómeno de cambio climático presente, dinámico y, por ahora, inevitable..