EDITORIAL: Innovación y emprendimiento para crecer
EDITORIAL: Innovación y emprendimiento para crecer L uego de más de una década en que la desigualdad fue considerada como el peor problema del país, y a las injusticias derivadas de ella como la guía moral para conducir la sociedad, el país ha vuelto a poner su foco en el crecimiento.
La obsesión por la desigualdad y la injusticia probó ser una receta equivocada para satisfacer a la población, no porque ellas no existieran ni fueran, efectivamente, un problema, sino porque intentar corregirlas frontalmente, sin atender a las consecuencias a que eso conduce y desatendiendo otros problemas, solo genera frustración. El país se estancó económicamente, se desgastó en un ejercicio refundacional mal concebido, seguido de uno restaurador mal resuelto, y ahora busca reencontrar su rumbo. Para ello necesita volver a crecer, creando valor y riqueza, porque esa es la llave que financia las soluciones que la población reclama.
La creación de valor la genera el dinamismo emprendedor de infinidad de agentes produciendo bienes y servicios, en un incesante ensayo y error, innovando y empaquetando conocimiento científico-tecnológico que satisfaga las necesidades de las personas y los desafíos que plantean los problemas globales que aquejan al mundo. Un ilustrativo ejemplo de lo que esa forma de abordar el crecimiento puede lograr es lo conseguido por Mercado Libre, cuyo fundador, Marcos Galperín, visitó el país la semana pasada. La empresa, creada hace 25 años, fue una de las pocas que sobrevivió al colapso de las "puntocom" y que aprovechó inteligentemente el desarrollo de internet, para revolucionar el retail en la región. Hoy, el mercado la valora en unos 89 mil millones de dólares, la mayor capitalización bursátil de América Latina.
Como relató Galperín en entrevista a este diario, fue un camino largo y difícil, para el que no bastó ofrecer productos en una tienda virtual, sino que debieron construir la infraestructura logística y de medios de pago para que esas compras efectivamente se dieran, mejorándola luego de manera continua, para que hoy sea utilizada exitosamente por más de cien millones de personas. El empuje emprendedor y la permanente innovación para solucionar los problemas emergentes, con colaboradores fuertemente motivados por un esfuerzo común, ha sido la clave de su éxito. Y aunque ejercicios como este generan desigualdad, la sociedad está mejor con ellos que sin ellos.
Hay quienes piensan que el Estado debe ser quien conduzca la creación de valor, y aunque hay ejemplos de impulsos estatales exitosos --el terminal gasífero de Quinteros, concebido desde el Estado, es uno de ellos--, resulta imposible que un aparato burocrático, lleno de restricciones administrativas, sometido además a la fiscalización de la Contraloría, reemplace lo que multitudes de agentes privados --generando innumerables nuevas ideas, que aprovechan el nuevo conocimiento científicotecnológico que se va creando, emprendiendo y tomando riesgos para implementar esas innovaciones-pueden lograr en conjunto.
No solo eso, para la sociedad resulta mejor que esos experimentos arriesguen patrimonio de emprendedores o de financistas privados, pues sus fracasos no comprometen los recursos de todos, como sí ocurre con los emprendimientos estatales, y, en cambio, sus éxitos se socializan mediante el intercambio, como lo ilustran los más de cien millones de usuarios de Mercado Libre que escogen esa plataforma para sus transacciones.
Chile posee importantes recursos naturales para crear valor en la sustitución de los combustibles fósiles --energía solar, eólica y del hidrógeno verde--, para producir litio, que almacene energía en baterías, y cobre verde, que electrifique el planeta.
Pero esas inmejorables oportunidades solo cristalizarán de buena manera si se incentiva y fomenta la innovación y el emprendimiento, para que las grandes inversiones privadas, y las múltiples pequeñas empresas que las apoyan, implementen exitosamente su aprovechamiento. La creación de valor la genera el dinamismo emprendedor de infinidad de agentes produciendo bienes y servicios, en un incesante ensayo y error. Innovación y emprendimiento para crecer.