El dilema energético de Lula, entre acelerar la explotación petrolera o ser una potencia verde
El dilema energético de Lula, entre acelerar la explotación petrolera o ser una potencia verde EL GOBIERNO de Lula ha defendido la explotación de crudo. En la foto, una plataforma de transferencia de petróleo en Río de Janeiro.
FRANCE PRESSE E l Presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha sostenido en varios foros que quiere convertir a Brasil en una potencia verde y en un referente global de la lucha contra el cambio climático, pero grupos ambientalistas señalan que ese plan contradice su expansiva política petrolera, que aspira a aumentar la producción desde los actuales 3,6 millones de barriles diarios hasta 5,4 millones en 2030, lo que posicionará al país como el cuarto mayor productor mundial de hidrocarburos. "Soy favorable a una transición energética, pero la realidad es que el mundo aún no está preparado" para dejar de lado el petróleo, dijo Lula el mes pasado, en referencia a la posibilidad de escalar la capacidad de producción del país con la exploración de los yacimientos en la región del Margen Ecuatorial, una zona a 575 km de la desembocadura del Amazonas muy sensible ecológicamente por sus manglares y su rica biodiversidad.
El Presidente insistió en su deseo de que "dentro de unos años no se explote más crudo", pero al mismo tiempo señaló que por el peso económico de la industria --que hoy representa el 13% del PIB brasileño-el país no puede prescindir de la extracción de combustibles fósiles. "¿Es contradictorio? Sí (... ) Apostamos fuerte por la transición energética. Ahora, hasta que se resuelva nuestro problema, Brasil necesita seguir ganando dinero con este petróleo", explicó. Las ventas de petróleo y derivados sumaron US$ 42.500 millones en 2023 en Brasil. La nueva presidenta de Petrora ser sede el año próximo de la Conferencia de la ONU para el clima COP30 en la ciudad amazónica de Belém.
Según sus críticos, todo el simbolismo de realizar la cumbre en el Amazonas --y los logros del gobierno en contra de la deforestación ilegal de la selva, que se redujo en 51% el año pasado-podría arruinarse con la intención de Lula de iniciar las exploraciones petroleras en el bloque 59.
El Ejecutivo y Petrobras ya apelaron a una decisión del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de Recursos Naturales Renovables (Ibama), que en 2023 negó la licencia para explotar la cuenca del Foz do Amazonas por la desastrosa crisis medioambiental que significaría un eventual derrame de crudo. "Los riesgos asociados con la exploración allí están relacionados con la posibilidad de accidentes y la baja calidad de los modelos de dispersión de manchas.
La línea costera cuenta con exuberantes bosques de manglares que albergan una gran cantidad de especies de organismos y existe, además, pesca artesanal en la zona, que se vería afectada en caso de que ocurriera un accidente de grandes proporciones", explica Michel Michaelovitch de Mahiques, experto del Instituto Oceanográfico de la Universidad de So Paulo. "Yo soy bastante escéptico respecto al papel de Brasil como protagonista en la lucha por la preservación.
En mi opinión, las perforaciones no han comenzado solo por la importancia mediática de la ministra Marina Silva". "Arabia Saudita de la energía verde" en los próximos 10 años. "No hay ninguna contradicción entre los compromisos del gobierno con la reducción de los gases invernadero y la exploración de las reservas de petróleo y gas", sostiene De Castro.
Con un pie en la OPEP y el otro en la COP30 Los ambientalistas también cuestionan a Lula por la mala señal que significó que aceptara sumar a Brasil como el undécimo miembro de la OPEP+, el club ampliado de países exportadores de petróleo.
El mandatario justificó su decisión, ya que "es importante para convencer a los productores de crudo de que se preparen para el fin de los combustibles fósiles", pero no convenció a la red Climate Action Network International, que le otorgó el irónico premio de "Fósil del día", al haber "confundido producción de petróleo con liderazgo climático". Su adhesión a este grupo se produce, además, al mismo tiempo que Brasil se prepara pade recursos fósiles" mediante políticas como la emisión de créditos de carbono o las barreras comerciales para productos con alta huella de carbono.
En esa línea, sostiene, "la exploración y explotación de las reservas petroleras es una prioridad para el gobierno, ya que generará ingresos por exportaciones e impuestos importantes para financiar otros sectores que deben reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como la producción de fertilizantes verdes, amoníaco verde, hidrógeno verde y movilidad eléctrica". Los expertos destacan que Brasil ya es un líder mundial en energías verdes: con sus enormes centrales hidroeléctricas y la rápida expansión de las plantas eólicas, solares y de biomasa --de las que participa Petrobras--, el 47,7% de su matriz energética proviene de fuentes renovables, más del triple de la media global de 15%. En 2023, el 92% de su electricidad provino de energías renovables, la cifra más alta de los países del G-20.
El propio Lula ha dicho que quiere convertir a Brasil en la des para renunciar a los combustibles contaminantes", y ello no cambiará al menos hasta 2050, como se concluyó en la COP28 de Dubái. "Es por eso que Petrobras, bajo el gobierno de Lula, quiere expandir su producción de petróleo en la región ecuatorial, lo que ha provocado una reacción exagerada --en mi opinión-de grupos ambientalistas. La principal fuente de gases de efecto invernadero en Brasil (cerca del 70%) no es el consumo de combustibles fósiles, sino la deforestación en la Amazonía y las actividades agropecuarias. Es en esta área donde se necesitaría una mayor acción del gobierno", añade.
La transformación de la matriz energética Según Nivalde De Castro, coordinador del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico de la Universidad Federal de Río de Janeiro, "la política energética de Lula es bastante consistente y se basa en la premisa de que la transición energética es un proceso que reducirá solo gradualmente el consumo mundial bras, Magda Chambriard, ha defendido fuertemente la postura de abrir nuevas fronteras para la exploración petrolera en el país, incluyendo el llamado bloque 59 de la cuenca del Foz do Amazonas, una región en la que la vecina Guyana ya ha probado sus lucrativas reservas. "No se puede hablar de transición energética sin mencionar quién va a pagar esa factura. Y es el petróleo el que va a pagar", aseguró.
El tema ha generado un quiebre en el gobierno: mientras el ministro de Energía, Alexandre Silveira, defiende la explotación, la titular de Medio Ambiente, Marina da Silva, se opone abiertamente. "Abandonar el petróleo ahora, mientras el resto del mundo está aumentando su producción, no es una política que un gobierno populista como el de Lula esté en condiciones de llevar a cabo", dice a "El Mercurio" José Goldemberg, exministro de Medio Ambiente y exrector de la Universidad de So Paulo, quien destaca que "los países en desarrollo, con necesidades urgentes para combatir la pobreza, tienen dificultaPresidente brasileño enfrenta críticas de grupos ambientalistas y divisiones en su propio gobierno: El dilema energético de Lula, entre acelerar la explotación petrolera o ser una potencia verde JEAN PALOU EGOAGUIRRE Ha defendido la exploración de nuevos yacimientos, con lo que el país se convertiría en el cuarto productor mundial en 2030. Pero también quiere ser líder global en la transición energética. RESERVAS Brasil es el mayor productor de petróleo de América Latina y el noveno del mundo. Cuenta con unas reservas probadas de 14.856 millones de barriles de petróleo, y un total de 26.922 millones de barriles, incluyendo las probables..