EDITORIAL: Trump y la Reserva Federal
EDITORIAL: Trump y la Reserva Federal P ara la Reserva Federal --o Fed, el Banco Central de Estados Unidos-no son estos tiempos fáciles. Mientras la economía muestra una desaceleración, la amenaza de que la inflación se mantenga alta como consecuencia de los aranceles dificulta el quehacer de la política monetaria. Jerome Powell, el presidente de la Fed, ha manifestado que no existe mayor apuro en mover la tasa de referencia mientras no haya señales claras sobre la dirección de las principales variables económicas. Sin embargo, la dificultad derivada del complejo ciclo por el que atraviesa el país no es nueva para los bancos centrales. Lo verdaderamente nuevo para la Reserva Federal es su abierto enfrentamiento con el Presidente Donald Trump, que ha venido presionando fuerte --aunque hasta ahora infructuosamente-para que ella baje las tasas de interés. En la última semana, Trump ha dado a entender que podría nominar pronto al sucesor de Powell, quien termina su período en mayo del próximo año.
En efecto, aunque en un comienzo había señalado explícitamente su interés de remover a Powell anticipadamente, luego retrocedió en esta línea por carecer de las facultades legales para ello y, posiblemente, también en respuesta a los remezones que han tenido los mercados financieros. Son muchos quienes abiertamente han hecho ver que un ataque frontal a la Reserva Federal puede descarrillar la economía norteamericana. Así, en las últimas semanas, el enfrentamiento ha vuelto a reaparecer, pero esta vez bajo la forma de un eventual anticipo del nombre del sucesor. Este, en caso de ser muy cercano a Trump, podría tratar de influir públicamente en las decisiones de la Fed, pese a no estar aún desempeñando el cargo.
Y aunque a fines de la semana funcionarios de la Casa Blanca dijeron que no habría un nombramiento inminente, agregaron luego que "el Presidente puede cambiar de opinión". La especulación sobre este asunto es dañina y da cuenta de cuán complejo es el panorama hacia adelante, en la medida en que una designación pueda ser interpretada como demasiado funcional al gobierno.
Más aún, aunque efectivamente la Casa Blanca decida no anticipar las cosas y con ello mantener controlada la tensión, no es para nada descartable que a partir del segundo trimestre del próximo año se imponga en la Reserva Federal un liderazgo más cercano a Trump, que sea más proactivo en bajar las tasas y contribuya a un debilitamiento adicional del dólar, como ha sido parte de la agenda del gobierno. Un nombramiento anticipado agregaría nuevo ruido a la economía. Trump y la Reserva Federal.