Las crecidas del Loa
Las crecidas del Loa Jaime. Alvarado García.
Profesor Normalista Periodista arano herirsusceptibip lidades, es necesario aclarar que el autor de esta nota-sin ser calameño natoha recorrido este curso de agua, el más largo de Chile, de punta a cabo y en varias ocasiones. (440 kms.). Desde el “Carcanal”, donde brotan los primeros puquios, hasta caleta “Huelén” donde tributa sus aguasal Pacífico. Desde aqueNoslejanos años 50, recorriendolos “Ojos de San Pedro”, lagunas hoy convertidas en un erial, hasta hace unos días, cuando las crecidas motivaron 'unanueva visita a diversos tramos del curso medioe inferior. Y el Loa actúa como ha sidosiempre.
La primera huella de sus daños está en Chacance, punto donde confluyen los cauces del Loa y del desconocido “San Salvador”. Hubo allí 'una planta de beneficio de metales de plata de “Caracoles”, donde una de esas crecidas descomunales no dejó piedra sobre piedra, en el último tercio delsiglo XIX. Ylahistoriasuma ysigue, cadavez que nos amenaza el mal llamado “invierno altiplánico”.. Por eso llama la atención queaúnnose haya tomado medidas para evitar esassalidas de madre del Loa. Un cauce quedel año-no es más que elresto 'un simple arroyuelo, cuyas tí'midas escorrentías llegan al 'mar de manera casi inadvertida. Los puntos de los desbordes son siempre los mismos, pero nos centraremos en “Yalquincha”, porque es el sector más vulnerable a las crecidas. Añotrasaños se escuchan las quejas de los pobladores de ese sector, al oriente de Calama. Hay daños en losterrenos agrícolas y «por consiguienteen las viviendas de los lugareños. El agua escurre incontenible y provoca inundacionesen sectores urbanos, alertando a la población calameña a tomar medidas precautorias. Otras áreas colindantes con el curso del Loa son amenazadas porlasaguas y el problemalogra ingresar alas viviendas. Los afectados alzan su voz, pero parece queesen vano. No son escuchados. O por lo menos, nose ven reacciones depeo, para resolver este frecuente problema. Instalar protecciones, tajamares o gaviones en aquellos puntos ribereños críticos, talvez permitirían reencauzar las aguas, evitando sus desbordes ylas inundaciones. Aguas abajo, el Loa sigue haciendo estragos. Encharca el balneario de Chacance, justo ahora que los “eleninos” necesitan imperiosamente com: batir la canícula. La alberca queda llena de ramas e innumerables desechos, dejandoa los pampinossin su balneario favorito. La represa del tranque “SantaFé” es desbordada y los sedimentos se van acopiando en sus fondos, restando su capacidad de acumular agua. Lo propio sucede en el tranque“Sloman”, colmatado sus fondos desde los años 40. del siglo pasado. El lindo poblado de Quillagua sufre tame bién con las crecidas, que echan por tierra los esfuerzos desus sacrificados pobladores ysus incipientes cultivos. Así el Loa recibe -como afluente postreroel salino aporte del Río Amargo, antes de emprender la desu curso sembocadura, a unos 90 kms. al norte de Tocopilla. c3 Linterna de Pap.