Autor: Ignacio Arriagada M.
Habilitó laboratorio en su casa y elabora productos de higiene y belleza naturales
oreto Orellana, profesora L: ciencias y biología, sinmucho miedo cuando supo queel instituto de capacitación donde trabajaba iba aacogersea una iniciativaestatal para salvaguardar los empleos del personal durante la pandemia. Perder su fuente laboral implicaba, en parte, atravesar una inestabilidad económica y suspender 18 años de carrera como pedagoga. Ante ese escenario, y en pleno confinamiento en su casa, en la comuna de Requinoa, esta madre dedos hijos experimentó algo que, asegura, cambió el rumbo desu vida. “En 2020, en plena crisis sanitaria pude reflexionar respecto a lo que quería para mí y mi familia. Analicétodo lo que había hecho en mi pasado, queestaba marcado por elexceso de trabajo que implicaba ser profesora, los traslados, las actividades, y mucho más”. Buscando qué hacer recordó dos situaciones desu niñez y adultez. La primera la vinculaba a su abuela, quien cada vez que Loreto las se enfermaba acudía a hierbas medicinales para asistirla. Lasegunda la condujoa un análisis que hizo sobrelos productos de belleza queusaba ella y su familia. En los artículos encontró, asegura, in-gredientes nocivos parala salud delas personas.
“Estos hechos, pero puntualmente el de rememorar la práctica que hacían mi mamá y abuela deiral huerto y extraer las plantas, y con eso hacer un brebaje o una mezcla que me sanaba, me motivóa revalorizarla, a revivirla a través de un emprendimiento”, sostiene, Trasexplorary evaluarvarias alternativas de negocio, la pedagoga se convenció que incursionando en la cosmética podía elaborar productos ecológicos con ingredientes botánicos, autóctonos de su zona, en el valle central de Chile, y destinados a home niñose incluso bres, mujeres, mascotas. ARRANQUE Loreto gozaba deconoSibien cimientos en ciencia, biología, cosmética y aromaterapia científica, no contaba con elespacio para experimentar y producir los insumos de higiene y cuidado personal sustentable. “Yo partí formulando los productos en la cocina de mi casa. Por mucho tiempo tuve que acomodar los horarios para cocinar y luego de hacerlotenía que esterilizarla coc na. Recuerdo que mis hijos 'mepreguntaban: Mamá, estás haciendo comida o shampoo?. Mientras mis hijos y es-poso dormían, yo seguía ex-perimentando. Después de unos días di con los primeros productos”, rememora.
En julio de 2020 la profesora de ciencia y biología formalizó su pyme con el nombre de Ecoombú, que es una mezclaentrelas palabras ecológico y ombú, quees un árbol que genera un gran ecosistema para insectos y fauna dela Región de O'Higgins. Ese mismo mes hizo el lanzamientodel catálogo, quecontaba con shampoo sólido, jabones y balsamos, todos a base de saponinas de quillay y quinoa y extractos de maqui y romero. “Mi primera vitrina fue Instagram. Ahí yo publicaba los productos y luego misamigos, familiares y conocidos me compraban. Ellos comenzaron a pasar la voz, de era bueno, de queelproducto calidad. Al poco tiempo el perfil de Instagram ganó seguidores y eso generó más ventas y cierta popularidad. Dos meses después la dueña de una tienda de acá (Requinoa) me compró los productos y los vendió. Eso me dio confianza, porque sentí que estaban valorando mitrabajo y ratificaba que estaba haciendo bien las cosas. También participé en ferias de emprendedores y también 'mefue muy bien”, detalla. La buena recepción de la gente y un alza importante en las ventas incidieron para que Loreto construyera a finales de 2021 un laboratorio enel patio desu casa.
Con recursos del retiro del 10% de las AFP y el subsidio Capital Abeja de Sercotec la emprendedora levantó la infraestructura, de 25 metros cuadrados, que equipó con maquinaria, herramientas einsumos, además de una oficina, un baño o y un vestidor.. Inestabilidad laboral que le significó la pandemia llevó a Loreto Orellana a crear una pyme de cosmética ecológica, con la que elabora insumos a base de ingredientes botánicos autóctonos de la zona central.