La CEP y el centrismo transformador
La CEP y el centrismo transformador OoColumnaClaudio Oliva Ekelund eN Profesor de Derecho, Universidad de Valparaísona nueva versión dela encuesta CEP ha vuelto a de aunque no sólo en él, por supuestoentre la evaluación que las personas hacen de su esfera privada y de la pública. Un 73% se muestra satisfecho con su vida, lo queiguala el previo máximo delos últimos diezaños, alcanzado af nes de 2018. Pero sólo un 15% piensa queel país progresa, un 10% que la situación económica nacional es buena y un 7% esla situación política.
Jaren evidencia el abismo que hay en nuestro paísquelo La escasa confianza en las instituciones públicas es una de las mayores causas -o agravantesde las sucesivas crisis por las que hemos atravesado desde hace por lo menos cinco años. Y las perspectivas en la materia no son buenas. Algunas de estas instituciones han tenido una notable recuperación. Es el caso de Carabineros, que según la misma encuesta pasó de una 17% de confianzaa fines de2019a un 57% hoy. Peroel sondeo no alcanza aún a captar el efecto quelas más recientes revelaciones escandalosas tendrán sobre los sistemas político y judicial. Una ciudadanía así de desencantada podría estar tentadaa dar una oportunidad a la demagogia y el populismo extremistas. Pero Chile está al día con algunas de las vacunas contra esos nocivos patógenos. Sia fines de 2019 un 65% decía apoyar las protestas del así llamado “estallido”, hoy sólo un 25% lo hace. Yano parece haber mayor espacio para legitimarlaviolencia política. Ala vez, el claro rechazo dela ciudadanía alas propuestas constitucionales dela izquierda radical y de la derecha dura -mucho peor la primera, a mi jui-ciomostró decepción frente a los extremos. Un 47% evalúa hoy positivamente a Evelyn Matthei y sólo un 25% a José Antonio Kast; un 33% a Carolina Tohá y un 12% a Lautaro Carmona. Y se mantiene el récord de 42% de identificación conel centro político registrado hace dos meses. Esaopción porel centrismo yla moderaciónno puede, por supuesto, en ningún caso ser entendida como complacencia nicomo inmovilismo. Según Cadem, un 48% estima quelascosas deben cambiar radicalmente. El gobierno del Presidente Boric se vanagloria de haber devuelto al país a una senda de progreso. Pero lo cierto es que, aunque ha evolucionado, aún estánlejos siquiera dereparar el enorme daño que previamente hicieronala salud política, económica y social del país desdela oposición y desde la Convención Constitucional. Un centrismo honesto, transformador y dotado de sólidosrespaldostécnicos es lo que, amijuicio, el país requiere; no más utopía infantil ni pirotecnia engañadora. En ese sentido, debo decir que en las últimas semanas he visto varios actos valiosos provenientes del partido en el que milito, pero con el que con bastante frecuencia discrepo: Evópoli.
Un clarorechazo a un video de la Juventud Republicana que celebraba el golpe de Estado de 1973, la decisión de sus diputadosde negar suapoyo acusaciones constitucionalescontra autoridades de gobierno, que carecen de base jurídica y sólo empeoran las cosas, y la determinación -en la que tomé partede quitar apoyo a la candidatura de Marcela Cubillos a la alcaldía de La Condes, están entre las cosas que pueden ir marcando caminos de esperanza..