Autor: María José Escudero Fundación Ronda
Inclusión democrática
En cada proceso electoral, las cifras de baja participación desinterés. No obstante, para muchas personas con discapacidad, estos números reflejan una exclusión estructural más que una falta de voluntad. El Censo 2024 confirmó que el 11,1 % de la población chilena de cinco años o más vive con alguna discapacidad, lo que equivale a más de un millón novecientas mil personas. Promedioalcanza sólolos8,9años, casicuatromenos que quienes no presentan dis capacidad, lo que evidencia una brecha queno es sólo educativa, sino también política. Participar en democracia exige algo más que el reconocimiento formal del derecho a voto. Requiere condiciones materiales, comunicacionales y estructurales que aseguren el ejercicio pleno de ese derecho.
Sin embargo, persisten múltiples barreras, tanto en los espacios fisicos como en la disponibilidad y difusión de protocolos y accesos de información, en la preparación del personal electoral y organizaciones que serelacionan al proceso, pero en especial en la concientización y relacionamiento deinelusivo del resto dela sociedad. Desde Fundación Ronda, cibido numerosos testimonios de personas que no pudieron votar por falta de transporte y accesibilidad universal, por desconocimiento del procedimiento o simplemente porque nadie les explicó el propósito de la elección. No se trata de falta de interés, sino de falta de acceso. Una democracia verdaderamente inclusiva debe garantizar medidas que garanticen de oportunidades y condiciones. Pero lo másimportante, necesitan una sociedad que entienda y se haga cargo de esto, ya que mientras y permanentes, la exclusión seguirá siendo parte del sistema.