“Si seguimos manteniendo los paisajes homogéneos seguiremos entrando en el ciclo de pérdidas y daños”
LA SEGURIDAD HÍDRIinterés compartido entre los distintos actores del territorio y puede ser el objetivo para generar una visión común.
Viene de pág. 11Según expone la investigación de la académica UdeC Mónica Ortiz, el modelo de paisajes multifuncionales se ha promovido por su potencial para compatibilizar las actividades de los distintos actores que conviven en un territorio, mediante acciones como restauración de bosques, agrosilvicultura y plantaciones de especies mixtas. Algo que también provee diversidad y complejidad a ecosistemas y sus funciones. Pero, el análisis releva lo crucial de reconocer que los paisajes son sistemas socio-ecológicos, donde conviven recursos naturales y distintos actores con sus relaciones y marcos legales. Por ende, es clave considerar la dimensión social en las iniciativas. Y en ello e incluyen los legados de las comunidades y los problemas actuales.
En la zona centro-sur hay fuerte impacto de las políticas neoliberales relacionadas con materias como gestión y uso del agua o tierra y el modelo forestal actual, que la científica asegura que ha sido exitoso económicamente y a la vez ha causado conflictos en muchos aspectos. Y se ha visto fuertemente afectado el desarrollo y bienestar de comunidades locales que incluyen al pueblo mapuche, quienes dependen de la biodiversidad y sus servicios ecosistémicos.
El trabajo profundiza que las plantaciones exóticas de pinos y eucaliptos, extendidas en la zona para mantener la industria de madera y pulpa, han llevado a la homogeneización del paisaje, degradación ambiental y aumento de los incendios forestales. Entonces, se exacerban los conflictos entre los diversos actores y son clave para generar una visión común del territorio y avanzar en la implementación del modelo.
Y la autora explica que en esta macro-al paisaje como un sistema socio-ecológico, que investigadores trabajen de forma interdisciplinaria para abordar desafíos e incorporar a la discusión a la comunidad rural y el conocimiento local y/o tradicional, es decir la transdisciplina. “El concepto de biodiversidad es importante para ecólogos y ecólogas, pero el concepto de diversidad biocultural es mucho más amplio y atingente hoy, considerando la diversidad en comunidades, la cual depende de la biodiversidad. Si perdemos una, perdemos la otra. Por ello es urgente pensar y trabajar por la diversidad biocultural en comunidades y ecosistemas”, asevera la académica. Necesidad urgenteY potenciar la conservación y resiliencia de los territorios y comunidades frente al cambio climático e incendios forestales, adaptando el modelo de paisajes multifuncionales para su éxito u otras, es una necesidad urgente. Por eso la es vital abordar esta temática mediante investigaciones y decisiones, generar conocimiento y acciones que permita superar retos y avanzar en el cuidado y preservación de la vida. “Si seguimos manteniendo los paisajes homogéneos de la región seguiremos entrando en el ciclo de pérdidas y daños. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad empeorarán la situación para la naturaleza y nuestro bienestar. Tenemos que reflexionar urgentemente sobre cómo compatibilizar mejor nuestros objetivos de producción y de protección de la biodiversidad. El agua y la restauración pueden ser la clave para abrir un diálogo muy complejo entre todas las partes interesadas”, cierra la doctora Ortiz.
OPINIONESTwitter @DiarioConce contacto@diarioconcepcion.clrregi ón se vislumbraron cuatro tipos de actores esenciales: vinculados a la conservación, productores (incluyendo empresas forestales y agrícolas), el Estado, y las comunidades locales que incluyen a recolectores, comunidades indígenas y rurales que viven en el territorio y dependen directamente de la naturaleza. Del ejemplo a la realidadLa doctora Ortiz cuenta que a nivel internacional existen famosas experiencias de paisajes multifuncionales que se exponen en el estudio.
“Algunos ejemplos famosos son los satoyama en Japón, la zona entre el arroz y la montaña, que se mantienen como zonas de transición para proporcionar un hábitat a la biodiversidad, incluso dentro de las tierras agrícolas. Otro ejemplo son las regiones productoras de jamón ibérico de España, que son un lugar de patrimonio cultural, pero que son intrínsecamente zonas de producción agrícola”, destaca la investigadora.
En estos casos las prácticas tradicionales y locales incorporan conocimientos indígenas en paisajes socioecológicos productivos, por ejemplo, en España se conservan árboles de robles y centros para la producción del ali-mento en un área que también posee valor turístico. Son países desarrollados y situaciones distintas a la local, desde lo social y cultural a lo económico, lo que no se puede perder de vista a la hora de tomar las ideas. “El contexto del centro-sur de Chile es totalmente diferente, han sido décadas de cambio de uso de suelo y siglos de conflicto. Sin embargo, es importante enfocarse en los buenos ejemplos de paisajes bioculturales pequeños y en que la restauración y la seguridad hídrica son aspectos clave para todos los actores del territorio. Por lo tanto, hay que empezar con este objetivo y abrir la discusión”, manifiesta. Desde allí destaca que “en Chile hay buenos ejemplos como el Programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad, que trabaja con académicos y sectores productivos de viñas. Es importante intentarlo e inspirarnos en ello”. Y para avanzar hay que empezar a pequeña escala y objetivos realistas, primero con la comunidad y luego modelos, plantea. Como aspectos clave se releva la importancia de identificar dónde están los actores del territorio, por qué están allí y cuáles son los factores que impulsan cambios o problemas complejos. También es fundamental reconocer. FOTOS: MANICA ORTIZ.