Viviendo difíciles días en Argentina
Viviendo difíciles días en Argentina Crecientes tensiones financieras y políticas se han hecho sentir en Argentina en los últimos días, dando cuenta de las dificultades que involucra la aplicación del necesario plan de ajuste económico de Javier Milei. Así, mientras que por un lado la inflación comienza a ceder, por otro, la actividad económica da muestras de un severo deterioro. Las últimas cifras revelan, por ejemplo, una caída de 33% en la actividad de la construcción durante mayo, comparado con igual mes del año anterior. En el mismo período, la producción industrial cayó 15%. El deterioro de la actividad es una consecuencia inevitable del plan macroeconómico que se está llevando a cabo. El ajuste monetario y la caída en el déficit fiscal --lograda mediante una significativa contracción del gasto-generan un impacto negativo en la demanda interna, cuyo correlato es la contracción económica. Estos procesos, normalmente, vienen acompañados por depreciaciones cambiarias que inducen una mayor demanda externa, mecanismo que evita que la contracción sea aún más fuerte. El gobierno ha mantenido una férrea política de depreciación gradual del dólar oficial, lo que ha producido un aumento muy significativo del dólar blue, o informal. Así, la brecha entre el dólar oficial y el blue alcanzó el 60%, su máximo desde diciembre, cuando asumió Milei.
La presión cambiaria ha estado además alimentada por un fortalecimiento del dólar a nivel global --si bien este ha amainado en los últimos días-y por una baja agresiva en la tasa de interés por parte del Banco Central trasandino, que redujo sus tasas desde 60% a 40%, buscando amortiguar la caída en la actividad. Esta conjunción de eventos ha desembocado en tensiones financieras.
El gobierno, reticente a reconocer una mayor depreciación para evitar un impacto en la inflación, y reticente también a una mayor apertura a los flujos de capital, ha debido lidiar con las especulaciones respecto de la situación cambiaria que tanto ruido han generado en el pasado.
Más aún, insinuacion e s s o b r e u n avance hacia la dolarización incrementan esa t e n s i ó n, t o d a vez que la incerteza respecto del tipo de cambio en tal evento eleva la demanda por dólares. A estas dificultades se han sumado escaramuzas políticas tanto con la oposición --que busca desesperadamente articularse-como dentro del propio oficialismo. En este sentido, las disputas entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich por el control del PRO --partido aliado del gobierno-han generado incertidumbre.
Y es que, más allá del apoyo que ha encontrado el Ejecutivo en algunos importantes proyectos de ley, no resulta extraño que las tensiones económicas y financieras vengan acompañadas de tensiones políticas, en la medida en que alimentan dudas sobre el futuro de los planes de ajuste y reforma. Las escaramuzas políticas y la tensión cambiaria desafían al gobierno de Javier Milei..