La casa de vidrio
La casa de vidrio Marco López Aballay, Escritor Contacto: edicionesdelfin@yahoo.es @edicionesdelfin marcolopezcultura@gmail.com La casa de vidrio El año 1999 los arquitectos Arturo Torres y Jorge Christie postularon su proyecto Nautilus, la casa transparente para armar un lote suburbano, a la línea para `Artes integradas' del Fondart.
Entre sus objetivos contemplaba un componente performático poco antes visto en Chile y que intentaría emular la vida cotidiana de una persona común y corriente, y dejar que ésta se viera a través de los vidrios de la casa habitada. A mediados de ese año el proyecto fue adjudicado por la suma de $5.290.000, obteniendo el puntaje máximo junto a los elogios del jurado, que estaba compuesto por Francisco Brugnoli, Nelly Richards y Diamela Eltit.
La Universidad Católica les prestó un taller en Lo Contador para construir la casa, compraron los insumos, pidieron los permisos municipales correspondientes y arrendaron por dos meses, a la empresa de seguros Chilena Consolidada, un terreno eriazo ubicado en pleno centro de Santiago.
Ahí quedaría instalada la denominada `casa de vidrio'. La siguiente etapa consistía en buscar una persona que la habitara y llevase una rutina diaria: dormir, levantarse, ducharse, hacer sus necesidades, recibir visitas, cocinar, etc., y todo a vista y paciencia de un supuesto público que tendría acceso a mirar la rutina, sin perderse ningún detalle.
Los arquitectos convocaron a estudiantes de teatro para tal efecto y al corroborar que aparecieron solo cuatro postulantes, eligieron a la más idónea: una joven de 20 años que cursaba tercer año de Teatro en la Universidad de Chile. Su nombre: Daniella Tobar. La tarde del sábado 22 de enero del 2000 la joven ingresó a la casa de vidrio. El hogar era una especie de mini estudio prefabricado en acero, madera y vidrio, de no más de 12 metros cuadrados y sin muros. Vista desde la calle, parecía una vitrina o un `acuario humano'. El palacio presidencial se veía a solo unos cuantos pasos. Esa noche la joven la inauguró. Invitó a cinco amigos, estudiantes y artistas de su compañía de teatro, conversaron, bebieron y, pasada medianoche, se marcharon. Uno de ellos se quedó ahí pues ya no había locomoción para retornar a su hogar, durmiendo apretujado a los pies de la cama de Daniella. A la mañana siguiente el joven la dibujó a mano alzada en un bloc de croquis. Más tarde, la inquilina recibió a su madre. Tomaron onces y luego esta última se marchó. De esas dos primeras noches no existe registro ni reportes de prensa y al parecer el proyecto no tendría gran impacto, como el que esperaban sus creadores. En esos días los titulares de los periódicos señalaban la lesión de Nicolás Massú, el supuesto triángulo amoroso entre Felipe Camiroaga, Karen Doggenweiler y Bárbara Rebolledo. También hablaban del retorno a Chile de Augusto Pinochet, quien, desde su arresto en 1998, permanecía preso en Londres. La noche del domingo Daniella se acostó, cerró los ojos y cayó en un profundo sueño.
El día lunes despertó antes de las 9 de la mañana, se levantó, tomó su toalla y antes de meterse a la ducha notó que afuera había entre 5 a 10 personas, en su mayoría hombres, observándola de frente y sin pestañear. Al salir de la ducha, los espectadores habían subido al doble y pedían a gritos que volviese a ducharse.
Arturo Torres y otros del equipo se comunicaban con ella a través de un celular y vigilaban, camuflados entre el tumulto, lo que afuera sucedía. `Revuelo por acción de arte en el centro', tituló el diario La Segunda al mediodía siguiente (martes 25 de enero). En la portada Daniella aparecía desnuda y a medio jabonar. En otra se veía a un grupo de hombres y mujeres apelotonados contra la reja del terreno y otros sentados sobre los hombros de alguien más.
Los siguientes días, miércoles 26 y jueves 27, más de 200 hombres se agolparon desde muy temprano y hasta altas horas de la noche con el objetivo de ver ducharse a la joven, sin importar a la hora que fuese. Su nombre y su cuerpo se imprimían en periódicos, se multiplicaba en la televisión y la noticia daba la vuelta al mundo. La tarde del día miércoles 26 de enero, entre agarrones y empujones, la joven salió de la casa acompañada por Fuerzas Especiales. Esa noche no regresaría y tampoco a la siguiente. Días después sería reemplazada por el actor Víctor Ogaz (46 años, casado), quien la habitó por menos de una semana.
Hubo tres acciones legales en contra de la Casa de vidrio: una denuncia anónima y otra presentada por Carabineros de Chile junto a un informe sobre los efectos del proyecto en el orden público, y una querella por cargo de `ultraje público' interpuesta ante el Segundo Juzgado del Crimen de Santiago por el abogado René Trincado, del grupo ultra conservador Porvenir de Chile. Solo esta última fue acogida en tribunales. Pero los creadores del proyecto ganaron forjando una jurisprudencia nueva, ante el derecho al desnudo no erótico ni erotizado. Por razones de seguridad, el día 17 de febrero del 2000, los arquitectos pusieron fin al proyecto. De esa manera se cerraba uno de los capítulos más controversiales en la historia del arte chileno..