La “nueva normalidad” del empleo
1 Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó que durante el trimestre móvil 'mayo-julio el desempleo se ubicó en 8,7% medido en 12 meses, anotando por quinto mes consecutivo una leve disminución; aunque el dato parece una señal de recuperación —la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, habló ayer de “mejores cifras”—, distintos economistas han advertido sobre los problemas estructurales del mercado del trabajo, en particular en materia de formalización del empleo, la velocidad de creación de nuevas plazas y la participación laboral.
Si bien en los últimos 12 meses se han generado casi 229 mil empleos, el 57,1 % de ellos corresponde a ocupaciones informales; de esta manera, la tasa de informalidad se situó en 27,6 %, un incremento de 0,7 puntos porcentuales en un año.
En este contexto, el director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC, David Bravo, ha puesto de relieve la evolución dela tasa de ocupación como porcentaje del total de la población en edad de trabajar, que antes dela pandemia alcanzaba a 58,2 % y hoy está en 56,5 %; este rango es similar al que había a mediados de 2010.
Por lo mismo, reiteró que está en curso una “emergencia labo- “La cesantía, el empleo precario o el abandono de las personas del mercado laboral tienen efectos también en la cohesión e integración social”. Ral no declarada” y que los indicadores de ocupación son peores que los previos ala crisis sanitaria.
Para el decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma, Rodrigo Montero, la economía está convergiendo a “una nueva situación de equilibrio” que podría llegar a caracterizarse por la combinación de una mayor tasa de cesantía, menores niveles de participación laboral y aumento de la informalidad.
Junto con reconocer que la reactivación del mercado laboral ha transitado a la zaga de otros factores macroeconómicos, la ministra del Trabajo explicó que la tendencia ascendente de la informalidad encuentra una de sus causas en un cambio en la composición de los independientes hacia la figura de autoempleados, es decir, personas cuya ocupación es la venta a través de las redes sociales.
Jara planteó que este fenómeno se aceleró con la pandemia y que el Gobierno lo abordará con nuevas reglas impositivas, que “deberían contribuir a reducir la informalidad”. La consolidación del desempleo por encima del 8%, la curva ascendente de la informalidad, la demora de la tasa de ocupación en regresar a los niveles anteriores a la pandemia, el retroceso experimentado porel empleo femenino ola situación laboral delos jóvenes, son señales de un mercado laboral debilitado.
La cesantía, el empleo precario o el abandono de las personas del mercado laboral, que puede responder a múltiples razones, tienen efectos de largo plazo no sólo en la capacidad de crecimiento de la economía, sino también en la cohesión e integración social.
Si bien la ministra del Trabajo ha descrito una serie de medidas orientadas a la recuperación del empleo, no se advierte una estrategia global en la materia, que considere favorecer el crecimiento y la inversión, junto con un examen ponderado del impacto de propuestas legales que podrían profundizar el estancamiento, y la evaluación de las transformaciones globales del trabajo. La advertencia de los economistas respecto del riesgo de “nueva normalidad”, de niveles de empleo mediocres o precarios, debe tomarse en serio.