Autor: JAZMÍN LOLAS
Libro escarba la vida y la obra de renombrados fotógrafos chilenos
A través de extensos diálogos, el volumen revisa las experiencias y estilos de creadores como Julia Toro, Claudio Bertoni, Alvaro Hoppe, Nicolás Piwonka y Valentina Osnovikoff.
A infancia, el primer vínculo con el arte, la circunstancia que motivó la inquietud por la fotografía y el interés principal de la obra son temas recurrentes en Revelaciones, libro del periodista Daniel Rozas que reúne entrevistas a dieciocho fotógrafos chilenos. Recién publicado por Ediciones UDP, el volumen refleja la diversidad de estilos, propósitos y experiencias que conviven en la fotografía contemporánea nacional a través de extensas conversaciones con autores nacidos entre 1933 y 1992. Nueve hombres y nueve mujeres dialogan a lo largo de 488 páginas con el autor. En una nota, Rozas advierte que su trabajo no tiene la “pretensión de establecer valores canónicos ni históricos.
Lo que propongo, en cambio, es una mirada renovada y panorámica, un mapa visual de lo que yo veo que ha acontecido en el ámbito fotográfico”. Foto de Alejandro Olivares, incluida en el libro de Rozas. Entre invierno y otoño Cada conversación del libro “Revelaciones” es introducida con un par de imágenes del fotógrafo respectivo. Daniel Rozas cuenta que realizó las entrevistas entre el invierno de 2020 y el otoño de 2021 y que el primero en responder sus preguntas fue Claudio Bertoni, confinado en Concón. La última fue Valentina Osnovikoff, la más joven del grupo. Nació en Santiago en 1992, creció en Valdivia y ha variado su estilo desde la fotografía de rincones y naturaleza hasta la abstracción. “La principal preocupación en las imágenes que realizo siempre ha sido el elemento que hace posible una fotografía, que es la luz”, dice. Daniel Rozas entrevista en “Revelaciones” a dieciocho autores de distintas generaciones el periodista ordenó las entrevistas siguiendo un orden de mayor a menor basado en el año de nacimiento de los protagonistas.
El recorrido por sus vidas y trayectorias parte con Julia Toro, a quien siguen Luis Poirot, Claudio Bertoni, Juan Domingo Marinello, Leonora Vicuña y Jorge Brantmayer, y termina con Andrea Brunson, Zaida González, Carla McKay, Aune Ainson, Alejandro Olivares y Valentina Osnovikoff.
La generación intermedia, en tanto, está representada por Nicolás Piwonka, Alvaro Hoppe, Pin Campaña, Miguel Angel Felipe, Francisca Reyes y Tomás Munita. en su obra hay “teteras, monjas, poetas, bares, ventanas, niños, charcos, calles, camisas y pasión”, dice Rozas sobre Julia Toro, quien reconoce haberse “engolosinado” con la fotografía una vez que la descubrió. “Empecé a caer en estados fotográficos profundos. Realmente eran estados de otra conciencia, porque no existía otra cosa que el juego entre el ojo y lo que estaba viendo”, comenta. Los géneros y motivos que abarca la selección son muy variados.
Así como hay fotógrafos que han retratado la vida cotidiana propia y ajena, otros se han dedicado a documentar las transformaciones políticas y sociales del país, a registrar el paisaje o a poner en escena relatos imaginados. Entre quienes han seguido visualmente el desarrollo histórico se cuenta Alvaro Hoppe, autor de imágenes icónicas de la dictadura. “Yo soy de la época en que ser fotógrafo era ser un testigo vivo de la realidad. Para mi, la palabra testigo es muy importante en el sentido en que uno estaba presente activamente en lo que sucedía”, cuenta. Biólogo de profesión, Nicolás Piwonka se ha consagrado, en cambio, a fotografiar la naturaleza en Chile y el extranjero, y en la entrevista con Rozas revela que es daltónico. “Si entro a un bosque y hay copihues, no voy a ver un solo copihue. O sea, no es que no los vea, sino que no me asalta la alarma del rojo”, explica. Autor de la imagen que acompaña esta crónica, Alejandro Olivares es un fotógrafo “que trabaja la calle y los territorios marginales”, escribe Daniel Rozas. Su proyecto más conocido es Living periferia, sobre jóvenes pobladores y su relación con las armas y las drogas. “Yo no crecíien los barrios rojos, bravos, pero me relacioné con ellos porque era callejero, por familiares y amigos. Y me llamaba mucho la atención que la gente no conocía esos barrios y se impresionaba mucho con las fotos”, relata.