La generación que lo Cuenta todo
La generación que lo Cuenta todo.
La generación que lo Cuenta todo cuenta todo PARA LA GENERACIÓN Z, LAS APPS SON ESPACIOS PARA EXPONER DESDE LO QUE COMEN HASTA SUS PROBLEMAS MÁS ÍNTIMOS COMO SI FUERA UN “DIARIO DE VIDA PÚBLICO”. LA NECESIDAD DE COMPARTIR LOS PENSAMIENTOS MÁS PERSONALES INCLUSO SE HA VUELTO VIRAL. ESTA PRÁCTICA, SEGÚN ESTUDIOS INTERNACIONALES Y EXPERTOS, PUEDE SER MOTIVADA POR LA NECESIDAD DE ACERCARSE A OTROS, LA SOLEDAD, ALIMENTAR EL EGO Y COMPARTIR LOS PROBLEMAS QUE LOS AFECTAN CON SUS PARES. POR Valentina Cuello Trigo. ILUSTRACIÓN: Francisco Javier Olea.
En En marzo surgió una tendencia en TikTok que expuso el lado más vulnerable de los jóvenes, luego de que Rikke Drue, una mesera danesa de 26 años, publicara una serie de imágenes en febrero hablando sobre sí misma y compartiendo ocho confesiones que le avergonzaba decir en voz alta.
Algunas de ellas fueron: el hecho que a pesar de tener un título universitario trabajara como mesera porque no sabe qué hacer con su carrera; que a menudo se compara con otros en redes sociales y siente que ella no es suficiente; que tiene miedo a fallar en su vida, con su familia y sus amigos (pese a que se puede obtener lecciones de ello). El listado sigue con revelaciones como que a veces no se puede levantar de la cama por la borrachera y que a los 25 años envidia la piel de las “niñas bonitas”. La publicación se viralizó rápidamente con el hashtag #socialmediaisfake #socialmediaisfake y miles de usuarios compartieron experiencias o pensamientos que nunca se habían atrevido a decir. Mientras algunos usuarios de TikTok adoptaron el mismo tono que Rikke Drue al confesar miedos similares, otros llegaron al extremo de relatar episodios depresivos hasta hablar sobre la dismorfia corporal corporal que experimentan. Incluso una usuaria mostró cómo alteraba alteraba su cuerpo al momento de editar un video.
Cristóbal Hernández, psicólogo y profesor asociado de la Escuela Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez, explica que la práctica de compartir en exceso u oversharing en redes sociales sociales puede referirse a compartir muy seguido (frecuencia) o cosas muy personales (contenido). Aunque, precisa el académico, lo que es compartir en exceso depende de quién lo evalúa.
Oversharing se refiere a la práctica de compartir de forma excesiva información sobre la vida privada propia o de otros, más de lo que habitualmente se haría por teléfono o en persona, esto, según la definición ofrecida en 2012 por el sociólogo Ben Agger en el libro “Oversharing: Presentations of Self in the Internet Age”. Jennifer Conejero, psicóloga de Clínica Santa María, cree que la práctica de compartir en exceso puede ocurrir a distintas edades, edades, pero se concentra en mayor medida en la población adulta joven. Según una encuesta realizada por la consultora estadounidense Oliver Wyman Forum en 2022, la Generación Z aquellos que tienen entre 18 a 26 años está más predispuesta a compartir información personal en redes sociales. Un 88% de los jóvenes así lo hace en comparación al 67% que son mayores a esta generación. generación.
Ese mismo año, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania y de la Universidad Tecnológica de Texas publicó los resultados de una encuesta online realizada a más de 400 estudiantes universitarios de Estados Unidos sobre lo que consideraban como “compartir en exceso”. De acuerdo a los resultados resultados del estudio, las respuestas de los jóvenes mostraban que para ellos el sobrecompartir estaba ligado a publicar demasiada información personal con una frecuencia que supera el margen de cinco veces al día. LA AMBIVALENCIA La estudiante de segundo año de Bibliotecología Ana Gana (22) utiliza las redes sociales como un espacio para desahogarse.
Gana publica en Instagram su día a día, habla sobre sus aficiones y cómo es su vida en pareja, pero también ha utilizado esta plataforma plataforma para desahogarse cuando las discusiones con su madre se vuelven intolerables, cuando intercambian gritos y comentarios hirientes. A veces soy impulsiva y comento cosas que me pasan en casa, pero luego cuando me siento mejor lo borro. Ana Gana no busca una respuesta. Dice que es una forma de canalizar la angustia que siente en el momento y de la que no suele hablar con su círculo cercano. A través de la red social, Gana pone en duda el cariño de su madre y reflexiona sobre su propio dolor ante su relación. En Instagram ha compartido con sus seguidores lo que percibe como una diferencia en el amor y la atención que su madre muestra hacia su hermana. Dice que le presta mayor atención que a ella y que esto le afecta mucho.
Este tipo de publicaciones no sorprenden a Stefanella Costa, la psicóloga e integrante del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap). Explica que esto va en línea con la aproximación que tienen las generaciones más jóvenes con las redes sociales, que se han transformado en una suerte de diario de vida público. Hay una parte de las redes sociales que empieza a operar un poco como diario de vida público para algunas personas.
Tienden a compartir mucho más su estado de ánimo, cómo se sienten, si tienen algún problema de salud mental, lo que les está ocurriendo en sus relaciones interpersonales, incluso las percepciones que tienen sobre su familia o los traumas. Stefanella Costa añade que en algunas ocasiones las personas que están constantemente compartiendo contenido pueden sentirse sentirse más cercanas a otros. La investigadora explica que hay un lado positivo y negativo tras esta práctica. Por una parte, la apertura de la intimidad ha hecho que asun11.
La generación que lo Cuenta todo tos que antes eran privados ahora se vuelvan públicos. --Esto ha tenido repercusiones positivas al abrir temas como la maternidad, las emociones, cosas que antes eran absolutamente tabú y que hoy, gracias a las redes sociales, empiezan a tener un lugar en el imaginario colectivo.
Sin embargo, la especialista aclara que cuando se excede en lo que se está compartiendo, surgen algunos efectos negativos. --Puede que las personas se arrepientan, se sientan culpables, que se sientan incómodos por haber compartido algo que en realidad no querían hacer y también está ese tema de sentir que debes dar una explicación por lo que publicaste, donde estás dando pie para que opinen sobre tus relaciones.
En el caso de Ana Gana, cuando ocurren estos episodios recibe el apoyo y palabras de ánimo de sus seguidores. --Esto es complejo, porque el límite de cuánto es compartir y cuando se está sobrecompartiendo es difuso --reflexiona Costa y precisa que esto se vuelve aún más problemático en la interacción entre distintas generaciones. LOS LÍMITES Para Claudia Wolff, psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes, es complejo establecer un límite concreto sobre cuánto es demasiado compartir en redes sociales. Sin embargo, se observa un patrón en algunas personas que pasan más del 50% del día conectadas en redes sociales o dispositivos electrónicos con acceso a plataformas como TikTok, Instagram o Facebook.
Según los datos registrados en el informe "Digital 2024: Chile", realizado por las agencias estadounidenses We Are Social y Meltwater, que analizan el uso del internet y las redes sociales en distintos países, mostraron que en Chile hay alrededor de 13,75 millones de usuarios de 18 años o más que usaban estas aplicaciones, lo que equivale al 89,4% de la población total que se encuentra en ese segmento etario. Las plataformas más utilizadas son WhatsApp e Instagram, pero TikTok registra el tiempo promedio de uso mensual más alto, con más de 42 horas. La psiquiatra Wolff explica que para muchos jóvenes --nativos digitales-compartir es una parte intrínseca de su naturaleza, y transitan en un continúo entre su vida fuera de redes sociales y su vida dentro de ellas.
Una línea similar describe el académico Cristóbal Hernández: --En la medida que vas bajando generacionalmente, te encuentras con personas que han vivido toda su vida o una gran parte con redes sociales como parte de los medios en los que se comunican habitualmente.
Hernández además explica que los más jóvenes normalizan y validan las aplicaciones como espacios para comunicar temas personales, donde se difumina "esa diferencia entre el mundo `real' y el mundo `virtual' en términos de lo que se puede compartir". El académico añade: --No es que las personas en general se atrevan a publicar más en internet que en persona, sino que a algunas personas les acomoda más. Esto se debe muchas veces a que permite manejar muy bien qué es lo que se comunica y cómo, permitiendo un mayor control de las interacciones y de la imagen.
LOS PROBLEMAS ¿ Qué se busca al publicar en redes sociales? ¿ Qué efecto tiene en la persona que lo hace? ¿ Cómo influye la expectativa de recibir likes, comentarios o alguna otra respuesta? Esas son algunas de las preguntas que para el académico Cristóbal Hernández son claves al momento de gestionar el uso de las redes sociales y evaluar la necesidad de publicar contenido.
Según la psicóloga Jennifer Conejero, compartir en exceso se debe "a la posibilidad de decirle a las personas lo que está pasando" y agrega que existe un fenómeno en torno a la soledad que motiva la publicación del contenido, pues al contar con una retroalimentación de este se incentiva a compartir más. --Otro tema es el ego y cómo aumentarlo. Vivimos en una cultura muy narcisista, entonces si yo muestro todo lo bueno que tengo, también me voy sintiendo mejor, y publico más. En otros casos es el compartir una causa, querer difundir información y temas personales con sus pares. Cuando la técnica en Educación Parvularia Aracelly Vera (25) se creó una cuenta en Instagram enfocada en sus intereses, fue. La generación que lo Cuenta todo ¼ 1gipw.
U!) EÍt 4. & te R44.41. r________ t ¿ L ,__1Ç4.. . .. c. rltrCa.. t.. ,. f. cÁt -1 t t-- k--r F-t “En el compartir permanentemente se ha perdido el contacto sincrónico, el contacto presencial con todos los códigos, verbales y no verbales”. Claudia Wolff, psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes. 1 Cristóbal Hernández, psicólogo y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. Stefanella Costa, del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad. una decisión motivada por la falta de conocidos que para la joven se debe a su selectividad a la hora de socializar.
Pero, a medida que los seguidores aumentaban, empezó a publicar contenido que no se limitaba únicamente a los libros que era el tema del que hablaba, sino que empezó subir historias que mostraban su cotidianidad: cuando se cambió a una nueva casa, cómo se sentía todos los días, los trayectos que realizaba, lo que comía, incluso hablaba de su aspecto físico y cómo este reflejaba el cansancio de la jornada. Así, su cuenta se transformó en un registro biográfico para ella y para los que la siguen. Pero los factores que motivan el sobrecompartir no solo se relacionan con las personas, sino también con el diseño de las mismas aplicaciones. Así lo expresa la investigadora Stefanella Costa. La demanda implícita dentro de las redes sociales es pedirle a sus usuarios que compartan cosas lo más íntimas o privadas posibles; y también más cantidad. Pero esto igual es algo que ocurre en las relaciones en general dice la psicóloga que se desempeña en el Midap. Para Jennifer Conejero es importante no perder de vista los potenciales efectos de esta práctica. Estar enfocado en las redes sociales, estar pendiente con la idea de querer subir más, mostrar más, genera ansiedad y una comparación constante con otras personas, lo que también puede provocar síntomas depresivos.
Esto último, menciona Conejero, no solo se da en quienes suben el contenido y que están expuestos a la respuesta de sus seguidores, sino también en estos últimos que consumen lo publicado publicado y que puede suscitar una comparación. Estar constantemente atentos a las redes sociales para compartir compartir los detalles del día a día trae efectos que para la psiquiatra Claudia Wolff requieren atención. En el compartir permanentemente se ha perdido el contacto sincrónico, el contacto presencial con todos los códigos, verbales y no verbales, que implica señala.
Asimismo, la profesional sostiene que con esta dinámica se propicia una costumbre de mantener varias conversaciones simultáneas simultáneas a la vez donde se esperan respuestas inmediatas, y paralelo a ello, la productividad se puede ver afectada en los jóvenes que estudian o que recién inician en el mundo laboral. Los jóvenes, al estar tanto rato en redes sociales, se ponen menos productivos. Todos nos hemos pillado pasando el dedo en el teléfono sin saber muy bien qué estamos viendo y desatendemos desatendemos nuestras tareas. Además de que se debe considerar el efecto sobre el sueño, porque estamos mucho tiempo expuestos a la pantalla. En ese sentido, propone tomar medidas más restrictivas o establecer límites propios. El académico de la Universidad Adolfo Ibáñez Cristóbal Hernández Hernández apunta hacia el contacto presencial. Creo que es muy importante que las personas volvamos a practicar tener conversaciones e interacciones cara a cara, en esa parte más caótica, íntima y espontánea que permite que conectemos conectemos unos con otros. La psicóloga Jennifer Conejero concuerda: Si necesitan conversar sobre su vida es mejor contar con amigos, tener a alguien con quien hablar, donde habrá una escucha escucha empática real.
Alguien que se preocupe por ti con lo bueno y lo malo, o sea que se preocupe por la persona completa que no se puede ver en una red social. ¡art Qn,. r Jennifer Conejero, psicóloga de Clínica Santa Maria..