Vera Rubin, el megatelescopio que develará nuevos misterios de la energía oscura
Vera Rubin, el megatelescopio que develará nuevos misterios de la energía oscura El Cerro Pachón, en la región de Coquimbo, es hogar de los telescopios Gemini Sur, SOAR y el Vera Rubin, este último único en su tipo y nombrado así en honor a la astrónoma Vera C. Rubin, pionera en demostrar la existencia de la materia oscura. Esta materia invisible es una de las investigaciones que busca justamente profundizar el observatorio, uno de los enigmas más complicados de resolver para los científicos contemporáneos.
La operadora del telescopio es la astrofísica estadounidense y especialista en evolución de galaxias, Alysha Shugart, quien explica casi enseguida que «tiene la cámara más grande del mundo y funciona con tres lentes, lo que nos da un rango de captura que abarca todo el cielo sur prácticamente». Claro, pues examinará el cielo del hemisferio sur cada tres o cuatro noches y capturará unas 1.000 imágenes gigantes por noche con una cámara astronómica de 3.200 megapíxeles.
A pesar de que las imágenes son de gran tamaño, el Rubin, cuyo proyecto es coordinado y administrado por la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA) de Estados Unidos, cuenta con la capacidad de procesar en unos minutos toda esa información, brindando agilidad a los demás procesos investigativos.
Además creará una biblioteca de archivos sin precedentes, útil para los investigadores que están restringidos a observar áreas determinadas del cielo, y gracias a su aporte podrán obtener un panorama mucho más amplio del firmamento, permitiéndoles ser más eficientes en sus investigaciones. TIME-LAPSEAlysha hace énfasis en el carácter público que tendrán los datos obtenidos y remarcó que «Rubin es distinto a otros, porque los datos no son privatizados.
Además capturará datos y los almacenará en la biblioteca, así que cualquier astrónomo o científico podrá acceder al almacenamiento y avanzar en sus estudios». Serán 10 años de trabajo en el que Rubin, finan-ciado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y el Departamento de Energía, tomará imágenes, realizando una verdadera película a través de un registro de tipo time-lapse, lo que abre las esperanzas para la producción de nuevos descubrimientos astronómicos. También contempla un trabajo colaborativo con observatorios de todo el mundo, por lo que es fundamental la conexión rápida a las redes de internet con el fin de difundir los descubrimientos de manera oportuna.
Así lo aclara el ingeniero en redes Hernán Stockebran, quien menciona que la gracia de este proyecto «es que apunta hacia la instantaneidad, que es todo lo contrario a cómo operan otros observatorios: acá se escanea el cielo sur todas las noches, lo que permite detectar los cambios de maneraFue el 15 de mayo pasado, cuando un avión procedente de los Estados Unidos aterrizaba en el aeropuerto Arturo Merino Benítez con la cámara más grande construida para la astrofísica, cuya inversión fue de US$168 millones.
De esta manera se completaba el largo viaje desde el Laboratorio Nacional de Aceleradores (SLAC por sus siglas en inglés) en California, donde fue construida, hasta la cima del Cerro Pachón, donde se integrará al proyecto del Observatorio para ayudar a revelar los misterios del Universo. Subir la cámara fue la última pieza importante del rompecabezas, y con todos los componentes de Rubin físicamente en el sitio, ahora todo está en la recta final hacia una ciencia transformadora.
Así, el proyecto se acerca a su puesta en operaciones en 2025 para ofrecer una innovadora mirada del cosmos. rápida». Por último, agrega entusiasmado que «es un proyecto único, no hay nada deesta escala en el mundo, así que es un orgullo participar en esto y que esté acá en Chile y en Coquimbo».. Comienza la cuenta regresiva para que el observatorio entre en fase operativa y ya en 2025 esté funcionando en todas sus áreas. Tiene la cámara digital más grande del mundo y la capacidad de capturar imágenes de la más alta calidad con sus 3.200 megapíxeles.
Vera Rubin, el megatelescopio que develará nuevos misterios de la energía oscura El Cerro Pachón, en la región de Coquimbo, es hogar de los telescopios Gemini Sur, SOAR y el Vera Rubin, este último único en su tipo y nombrado así en honor a la astrónoma Vera C. Rubin, pionera en demostrar la existencia de la materia oscura. Esta materia invisible es una de las investigaciones que busca justamente profundizar el observatorio, uno de los enigmas más complicados de resolver para los científicos contemporáneos.
La operadora del telescopio es la astrofísica estadounidense y especialista en evolución de galaxias, Alysha Shugart, quien explica casi enseguida que «tiene la cámara más grande del mundo y funciona con tres lentes, lo que nos da un rango de captura que abarca todo el cielo sur prácticamente». Claro, pues examinará el cielo del hemisferio sur cada tres o cuatro noches y capturará unas 1.000 imágenes gigantes por noche con una cámara astronómica de 3.200 megapíxeles.
A pesar de que las imágenes son de gran tamaño, el Rubin, cuyo proyecto es coordinado y administrado por la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA) de Estados Unidos, cuenta con la capacidad de procesar en unos minutos toda esa información, brindando agilidad a los demás procesos investigativos.
Además creará una biblioteca de archivos sin precedentes, útil para los investigadores que están restringidos a observar áreas determinadas del cielo, y gracias a su aporte podrán obtener un panorama mucho más amplio del firmamento, permitiéndoles ser más eficientes en sus investigaciones. TIME-LAPSEAlysha hace énfasis en el carácter público que tendrán los datos obtenidos y remarcó que «Rubin es distinto a otros, porque los datos no son privatizados.
Además capturará datos y los almacenará en la biblioteca, así que cualquier astrónomo o científico podrá acceder al almacenamiento y avanzar en sus estudios». Serán 10 años de trabajo en el que Rubin, finan-ciado por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y el Departamento de Energía, tomará imágenes, realizando una verdadera película a través de un registro de tipo time-lapse, lo que abre las esperanzas para la producción de nuevos descubrimientos astronómicos. También contempla un trabajo colaborativo con observatorios de todo el mundo, por lo que es fundamental la conexión rápida a las redes de internet con el fin de difundir los descubrimientos de manera oportuna.
Así lo aclara el ingeniero en redes Hernán Stockebran, quien menciona que la gracia de este proyecto «es que apunta hacia la instantaneidad, que es todo lo contrario a cómo operan otros observatorios: acá se escanea el cielo sur todas las noches, lo que permite detectar los cambios de maneraFue el 15 de mayo pasado, cuando un avión procedente de los Estados Unidos aterrizaba en el aeropuerto Arturo Merino Benítez con la cámara más grande construida para la astrofísica, cuya inversión fue de US$168 millones.
De esta manera se completaba el largo viaje desde el Laboratorio Nacional de Aceleradores (SLAC por sus siglas en inglés) en California, donde fue construida, hasta la cima del Cerro Pachón, donde se integrará al proyecto del Observatorio para ayudar a revelar los misterios del Universo. Subir la cámara fue la última pieza importante del rompecabezas, y con todos los componentes de Rubin físicamente en el sitio, ahora todo está en la recta final hacia una ciencia transformadora.
Así, el proyecto se acerca a su puesta en operaciones en 2025 para ofrecer una innovadora mirada del cosmos. rápida». Por último, agrega entusiasmado que «es un proyecto único, no hay nada deesta escala en el mundo, así que es un orgullo participar en esto y que esté acá en Chile y en Coquimbo».. Comienza la cuenta regresiva para que el observatorio entre en fase operativa y ya en 2025 esté funcionando en todas sus áreas. Tiene la cámara digital más grande del mundo y la capacidad de capturar imágenes de la más alta calidad con sus 3.200 megapíxeles.