Autor: RICHARD GARCÍA
Hace 13 mil años vivieron antepasados del caballo moderno en el altiplano de Chile
Así lo revela el análisis de un ejemplar fosilizado de Hippidion saldiasi en el salar de Surire. La especie se extinguió poco después y los caballos no volvieron a pisar el continente hasta la llegada de los españoles. Fines dela del hielo, hace unos 13 mil años, el paisaje del norte de Chile era bastante diferente al actual, Había mayor humedad y predominaban los pantanos. Fue justamente en uno de ellos donde un antepasado de los caballos modernos quedó atrapado. Elanimalno pudo salir y finalmente murió, lo que permitió la ción de gran parte de su esqueleto. No fue hasta el 2003 que volvió a salira la luz y recién este año se conoce en detalle todo el estudio que se realizó a los restos.
Si este caballo hubiera podido ver Escultura de un Hippidion que forma parte de la colecón del Museo Nacional de Historia Natural. "No era un ce con una cabeza parecida 'caballo percherón chileno, pero, dice el arqueólogo Calogero Santoro.
Sin domesticar Casi al mismo tiempo que el Aippidion quedó atrapado en el pantano está fechada la llegada de los primeros americanos a la zona altiplánica, De hecho, el sitio más antiguo data de unos 12.800 años. Eso abre la posibilidad de que este animal haya convivido con ellos, pero el arqueólogo Calogero Santoro dice que rastrearon el área y no encontraron evidencia de presencia humana. Los restos tampoco muestran que su carne haya sido consumida por humanos, lo. Que sí es evidente en los restos encontrados en la Patagonia, donde hay hue= os quemados y con marcas de instrumentos, cuenta la paleoecóloga Natalia Villa= vicencio. La posibilidad de que los hayan domesticado es todavía más remota, dice. Recién unos 6 mil años del presente empieza esta práctica con las llamas.
Hallazgo es de los mejor conservados de su tipo y el que se ha encontrado a mayor altura: a su alrededor, habría quedado sorprendido porque los pantanos habían sido reemplazados por un salar, particularmente el de Surire, en medio del paisaje altiplánico de la provincia de Arica y Parinacota. El rescate fue liderado por el arqueólogo Calogero Santoro, quien encabeza el Instituto de Alta Investigación del Laboratorio de Arqueología y Paleoambiente de la U. De Atacama.
“Estábamos programando un viaje para hacer un trabajo en el salar cuando me llama el gerénte de Quibórax (que explota el bórax del área) para contarme que estaban preocupados porque acababan de encontrar unos restos raros”. ya en terreno, el maquinista de la retroexcavadora le detalló que estaba haciendo un levantamiento de la capa de sal no muy profundo cuando repentinamente asomaron unos que brillaban como oro. “Eso le llamó la atención, por lo que paró la máquina y bajó. Resultaron ser huesos, y si brillaban como oro era porque estaban embebidos en sedimentos con mucho arsénico que producen esa coloración”, explica. Exclusivo de Sudamérica Lo que había aflorado era en realidad el cráneo de un caballo americano y unos huesos largos que formaban parte de sus extremidades. “Estaba a más de un metro de profundidad, en un nivel que se caracteriza por un barro oscuro, muy anterior a la formación del salar”, cuenta el paz leoecólogo Claudio Latorre, académico de la U. Católica e investigador del Instituto de Ecología y Bi diversidad (IEB). “Lo probal es que quedó atrapado. En el fango y luego subió el nivel del agua y lo y brió por completo”, explica. Los análisis más detallad: velaron que se trataba de un Hippidion saldiasi, cuyos restos también se han encon trado en la Cueva del dón y en Calama. Santoro dice que son pocos los ejemplares del género Hippidion en Chile y tampoco lascolecciones de referencia son muy grandes en Sudamérica, de donde es exclusivo. Ademásson muy escasos los lugares donde hay restos casi completos. En este caso había más de 50% del esqueleto, lo que facilitó hacer análisis de isótopos, genéticos y radiocarbónicos. Robusto y de patas cortas Debido a diversos contratiempos, el estudio detallado de los restos repudo comenzara realizar hace cinco años. La investigación culminó con una reciente publicación en el Journal of Vertebrate Paleontology.
“Lo datamos alrededor de los 13 mil años antes del presente”, precisa la paleoecóloga Natalia Villavicencio, científica del JEB y del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (Capes), quien trabajó en la datación del animal mientras hacía su doctorado. Cuenta que estos animales se extinguieron muy poco después, al menosen la zona altoandina, y finalmente en todo el continente americano. Ya hace unos 10 mil años no quedaba ninguno y recién volverían a galopar caballos por el continente con a llegada de los conquistadores, hace poco más de 500 años. En cuanto a sus características físicas, los investigadores determinaron que se trataba de un ejemplar juvenil, de unos cuatro años. Comparado con los caballos modernos, son un poco más robustos, cortos de patas y con una cabeza proporcionalmente mayor. “Este ejemplar en particular, comparado con otros del registro fósil de la misma bastante grando. Es de los más grandes encontrados y el que se ha hállado a mayor altura”, destaca Villavicencio. “Los huesos están tan bien conservados que parece que hubiera muerto ayer”, asegura. Los restos permanecen en el museo San Miguel de Azapa de Arica. Santoro sueña con hacer una réplica para exhibirlo, porque “es una bonita ventana al pasado”.