Autor: EDUARDO OLIVARES
El otro patrimonio bursátil: U. Adolfo Ibáñez digitalizará el archivo histórico de la Bolsa de Santiago
Más de 130 cajas con documentos centenarios estaban en bodegas. Ahora quedarán disponibles para investigadores y público general. Desde su creación, la Bolsa de Comercio de Santiago ha procesado un conjunto incalculable de transacciones y negocios que, a estas alturas, se han convertido además en un monumental archivo.
El material estaba guardado en bodegas desde hace décadas, hasta que una reunión, casi un año atrás, cambió el curso de acción de un modo tal que ahora será la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) la que preserve y digitalice ese patrimonio documental.
El gerente general de la Bolsa, José Antonio Martínez, cuenta que la decisión de donar los archivos surgió tras un diálogo con el decano de la Facultad de Artes Liberales de la UAL Francisco Javier Covarrubias. “Se acercó a nosotros para iniciar las conversaciones”, dice Martínez. Por entonces, ya había una relación que permitía a investigadores revisar los archivos. Ambas instituciones firmaron el acuerdo de cooperación el 9 de enero de 2024. La donación de la Bolsa considera documentos fechados desde 1913. Es el mismo año en que comenzó la construcción de su actual edificio —declarado Monumento Histórico Nacional en 1981— en calle La Bolsa, aunque las operaciones de la plaza bursátil partieron en 1893. Un “laboratorio único” La Bolsa contó hasta los años 90 con una biblioteca, recuerda Martínez. Tras su cierre, el material se fue acopiando en bodegas, y en algunos traslados hubo pérdidas también. “Se hizo un trabajo de seis meses de levantamiento de la información, de hacer los catálogos. Y vinieron los investigadores de la UAl a decir “sí, esto es lo que estamos buscando”, agrega el ejecutivo. Uno de esos investigadores es Manuel Llorca-Jaña, director del Magíster de Historia Económica y Empresarial de la UAI.
“Los archivos empresariales son un laboratorio único para analizar cómo tomaron decisiones estratégicas los directivos de empresas en Chile, pero para eso se necesita poder acceder a correspondencia, actas de directorio, entre otras fuentes disponibles en otros países, no asíen Chile”, indica el historiador. La donación de la Bolsa a la incluye copias de operaciones, memorias, boletines de precios, actas de asambleas, correspondencia, circulares y estados financieros. Son más de 130 cajas de documentos empresariales. Tras la restauración y digitalización, los archivos quedarán disponibles para académicos y público general. Valor patrimonial Hay papeles de empresas centenarias, como Banco de Chile, Gasco y Vapores. Y también de compañías extintas, como la Compañía de Seguros La Protectora o Minera Andacollo, por dar dos ejemplos. “Será de utilidad no solo para historiadores de la empresa y la economía, sino también para historiadores sociales, culturales y hasta culinarios: hay incluso una carpeta con información sobre “almuerzos del directorio””, E describe Llorca-Jaña. El interés de los historiadores es que las propias firmas preserven su patrimonio. Llorca-Jaña cuenta una anécdota: “Hace unos años me pidieron preparar el borrador de un discurso de una empresa chilena que cumplía más de 100 años. La empresa poco y nada sabía de su propia historia.
Revisando las memorias anuales de esa empresa, descubrimos, por ejemplo, que en su directorio en los años 30 y 40 hubo hasta un futuro Presidente de Chile y varios exministros de Hacienda, cosa que ni la gerencia actual sabía”. La UAI ya cuenta con otras colecciones similares. Desde luego, la del archivo del fundador homónimo de la universidad, y también la de la desaparecida Bolsa de Valores de Valparaíso. Tras el martilleo comenzaban las transacciones, cuyos documentos serán digitalizados. Ejecutivos antes del inicio de la rueda, en 1910. Los historiadores buscan el rescate patrimonial de archivos de la época.