EDITORIAL: Propensos al tráfico de coca
EDITORIAL: Propensos al tráfico de coca Hace pocos días, el Ministerio de Defensa del Perú dio cuenta de la incautación de 36 paquetes con cocaína adheridos al casco de un portacontenedores que se dirigía a Chile. El operativo tuvo lugar en el terminal de DP World ubicado en el Puerto del Callao. No es novedad decir que esta droga, conocida como falopa o perico entre sus consumidores, ha ido creciendo en el tiempo y su impacto en la sociedad es notorio. Aquella droga, la que antes se atribuía a los grandes artistas o famosos del espectáculo, hoy está a la mano de cualquiera. En un ejercicio simple, en una disco de Coquimbo y La Serena, ir al baño a orinar significa encontrarse con hombres consumiendo cocaína a destajo. «Jalando» de frentón. Fenómeno que no es propio de esta generación, por cierto, esta mala «maña» viene de antaño. Dicen que gracias a las dosis que se pasan por la nariz pueden seguir en el carrete, les inyecta energía a pesar de estar borrachos. Ahora se ve en la barra de Coquimbo Unido a personas con papelillos de cocaína. En otras hinchadas también dentro de la galería. En la calle, en el cine, en el transporte público. Una invasión de coca. Chile crece en este negocio y nadie hace nada. Estamos en una posición de honor en el consumo de la coca y es que se llega fácil. Principalmente por medio del puerto de San Antonio, sin olvidar que nuestro país tiene 4.200 kilómetros de costa y otros 55 terminales marítimos. Coquimbo es una zona propensa, por lo que nuestras autoridades deben hacer todos los esfuerzos para que el narco no penetre nuestras costas. Según la ONU, Chile ocupa el tercer lugar de Latinoamérica en consumo de cocaína. Únicamente nos ganan Argentina y Brasil. Es decir, no somos tan solo una estación de paso, sino que una buena parte de esa droga se queda a destruir familias en nuestro país. En definitiva, somos el mercado perfecto para una de las sustancias más traficadas en todo el mundo. Chile es hoy la fiesta de la coca.
Estudios dan cuenta que respecto a los problemas detectados, no solo dio cuenta del tráfico de drogas y el contrabando de mercancías, o que cada puerto se fija el estándar que quiere a pesar de que la normativa es una sola. También dio cuenta de dineros no declarados, personal insuficiente, escáneres insuficientes, ingreso o salida de otras mercancías ilícitas, robo en instalaciones logísticas, robos a transportistas, robos en la ruta y mucho, pero mucho, documento falsificado..