Autor: CÉSAR SOTTOVIA JARA
Silvana Cavallieri, la anestesista que le quita el sueño a Clínica Las Condes
Silvana Cavallieri, la anestesista que le quita el sueño a Clínica Las Condes TRABAJÓ 20 AÑOS EN DICHO ESTABLECIMIENTO:Asegura que lo que se rompió aquí es una familia, y que, ojalá, con una nueva administración, se logre recuperar el prestigio que tenía la Clínica Las Condes con buenos médicos, que trabajaban tanto en ella, como en el sistema público, intercambiando destrezas propias de cada uno de esos ambientes para aportar al otro. Silvana Cavallieri, anestesista (64, divorciada, con dos hijas) tiene pergaminos al punto que faltan dedos en las manos para enumerarlos. Dice que desde la llegada de Antonio Gil, marido de Cecila Karlezi excontroladora desde hace una semana aproximadamente, para encabezar la gestión del centro de salud privado en 2019, se inició una teleserie. “Era gente que no sabía nada de este rubro, que llegó a administrar la clínica como que esto fuera un retail”, afirma.
Oriunda de la Región de La Araucanía, cercana a la colonia de migrantes italianos (tiene esa descendencia por el lado paterno) Capitán Pastene, estudió medicina en la Universidad de Chile de Temuco (hoy es la Universidad de La Frontera) antes de la reforma universitaria. Hija de agricultores, tiene una viña donde produce una pequeña cantidad de Pinot Noir. Cuenta que no “hay ninguna razón especial por la cual haya estudiado medicina. Pero era buena alumna.
A poco andar me di cuenta que me gustaba la anestesia y en cuarto año decidí ser anestesiólogo, lo que concreté cuando terminé de estudiar y me vine a hacer una beca en el hospital del Salvador.
Luego pagué la beca en el hospital Sotero del Río durante tres años, lo cual contribuyó mucho a mi formación como médico recién egresado porque el Sotero del Río siempre ha sido un centro adosado a la Universidad Católica”. Por qué esta especialidad. “Porque me gusta el enfrentamiento que tiene el anestesiólogo ante problemas de salud, que los resuelve rápidamente.
La anestesia y la cirugía son espacialidades que resuelven problemas de salud, que pueden ser agudos o no, pero que se solucionan básicamente con actos médicos que requieren de habilidades, competencias y conocimientos que hay que demostrarlos en poco tiempo”. Posteriormente, empezó a trabajar en el hospital de niños del Calvo Mackenna, se dedicó a la anestesia pediátrica, e hizo una beca por un año en París el 91.
Continuó en el Calvo Mackenna donde fue jefe de anestesia y pabellón por alrededor de 15 años (lleva 38 años trabajando en ese recinto). Y hace dos décadas comenzó a trabajar en la Clínica Las Condes. exanestesista de Clínica Las Condes. Otra de sus vetas es la académica, como profesor asociado de la Universidad de Chile desde el 2000. También la societaria, como miembro y presidenta de la Sociedad de Anestesiología de Chile (actualmente pastpresident). Fue directora ejecutiva de la Corporación de Transplantes por 10 años. Antes de que estuviera radicada en el Ministerio de Salud esta entidad era el brazo ejecutorio en el país para lograr tener donantes de órganos. En la separación de los siameses que efectuó el Dr. Osvaldo Artaza, como jefa de servicio, le tocó liderar esa intervención, la primera en su tipo en Chile en 1993, efectuada en el hospital Luis Calvo Mackenna.
Su paso por CLC lo describe como “muy bueno durante los dos primeros tercios de los 20 años, porque CLC se caracterizó desde el principio en tener un modelo médico centrado en la calidad de la atención, era una clínica prestigiosa con altos estándares de atención, equipamiento de primera línea y un equipo médico excepcional y de avanzada. Aquí se consolidó como una técnica habitual los transplantes hepáticos en adultos y en niños; cirugía laparoscópica y robótica, en fin. También destacaba el Centro Clínico del Cáncer. La experiencia era muy buena porque a muchos, que estábamos en el mundo público y privado, nos permitía compartir experiencias y aprender en ambos lados.
Uno podíabeneficiar a los pacientes de las dos partes con los conocimientos que adquiría en la otra”. Pero en el último tercio de su carrera en ese centro de salud “empezó a pasar que se hizo cargo de CLC, desde 20192020 el grupo Auguri (vinculado a Cecilia Karlezi, del pacto controlador de Falabella) puso al señor Gil en la presidencia, y a poco andar nos dimos cuenta que desconocía completamente qué era la clínica y la asimiló probablemente a lo que era un retail, manejándola con criterios que no se condecían con la historia, con el devenir, el espíritu y la cultura de Clínica Las Condes. Se trató de someter a los médicos en torno a cómo íbamos a aportar parte de los honorarios con una especie de royalty, se produjo un conflicto y luego se llegó a un acuerdo. Pero a poco andar en enero de 2021 el Sr. Gil, faltando a su palabra comenzó a desvincular a todos los miembros del directorio del cuerpo médico en forma sostenible y sistemática, generando muchas desconfianzas.
Posteriormente, fue tomando decisiones administrativas y gerenciales, y todas y cada una de ellas fueron en detrimento de la calidad de atención deCLC, tanto así que provocó el desbande de cerca de 400 médicos en todo este período”. Un ejemplo de esta debacle, precisó, fue el caso del centro del cáncer, que era prestigioso. En esta repartición recordó que la administración anterior había desvinculado al Dr. Manuel Álvarez (hoy condenado por abuso de pacientes) y Gil lo recontrató contra toda lógica.
Sostiene que en ese “momento un grupo de mujeres, algunas dentro de la clínica y otras fuera de ella hicimos un montón de manifestaciones pidiendo que se retrotrayera esa acción porque atentaba contra la lógica y ponía en entredicho la seguridad de las pacientes”. Junto con lo anterior, indica que Gil y su “brazo armado de ejecutivos”efectuaron una serie de modificaciones al core del modelo de atención y “todas fueron nefastas.
Además del accionar mismo financiero en que cada vez había menos pacientes, menos recursos y menos equipamiento y todo fue constituyéndose en esta catástrofe que es la que conocemos”. La clínica arrastra pérdidas por sobre $15.000 millones a septiembre, tiene una ocupación apenas del 30%, perdió demandas contra FONASA por impagos atribuídos al seguro estatal. A su vez, exdirectores, ejecutivos y directores de esta, son blanco de una querella criminal de parte de un grupo de anestesistas que Cavallieri integra y otra acción del mismo carácter por administración desleal. Lo anterior, por omitir en los balances de 2023 una deuda por $7.300 millones, que estos profesionales afirman que correspondería a los pasivos que se les deben por servicios prestados por varios años. Cuenta que a los anestesiólogos los desvincularon en junio de 2024 porque habían solicitado el pago de turnos adeudados por tres años. ExpectativasLa salida de los controladores de la clínica la semana pasada, tras la compra de sus acciones por parte de Indisa y EuroAmerica, afirma Cavallieri, les abre una esperanza.
No solo por el daño patrimonial ella, como muchos médicos es accionista y obtuvo los títulos a un precio similar al que invirtió Karlezi cuando adquirió más del 50% del establecimiento, unos $40.000 por papel, y los compradores ahora pagaron unos $7.000 por papel.
“Suponiendo que el actual directorio quisiera recomponer las confianzas, sobre todo, con los médicos que eran grandes proveedores de pacientes, que tuvieron cupo la mayor parte de ellos en otras clínicas prestigiosas (Alemana, Uandes, Meds y UC Christus), traerlos de vuelta requeriría de acciones muy firmes y concretas en el sentido de recuperar el espíritu de la clínica”. Sobre la expectativa frente a los nuevos dueños, la profesional indica que esperan que estos hayan tenido “en cuenta la existencia de estas deudas (los $7.000 millones) al hacer esta compra y hayan tomado las precauciones que permitan hacerse cargo de ellas.
Solo pedimos que se nos pague lo que se nos adeuda de manera comprobable, porque hicimos auditorías y las presentamos el tribunal”. Sin embargo, Cavallieri, manifiesta que el mayor impacto del deterioro de CLC “es la pérdida de la familia que teníamos en la Clínica, de un lugar de trabajo que era idóneo, de buena calidad, donde incluso nos atendíamos nosotros mismos y nuestras familias”.. Es una de las líderes de un grupo de anestesistas que reclama deudas por $7.300 millones al centro de salud privado. Tiene la esperanza que CLC pueda recuperar el prestigio perdido con el excontrolador de la compañía. También ha sufrido un menoscabo patrimonial como accionista, afirma. TRABAJÓ 20 AÑOS EN DICHO ESTABLECIMIENTO: S É D L A V O G I R D O R