Rafael Sagredo “Las ideas de Alberto Edwards sirvieron de sustento a la dictadura y persisten hasta hoy”
Rafael Sagredo “Las ideas de Alberto Edwards sirvieron de sustento a la dictadura y persisten hasta hoy” e hacía llamar "el último pelucón" y vivía con la fuerte impresión de que "el país está perdido". Para Alberto Edwards (1874-1932), la época de gloria de Chile fueron los gobiernos autoritarios del siglo XIX.
Admirador de Diego Portales, creía que los males de la sociedad eran producto de una "desoladora e interminable anarquía" protagonizada por políticos a los que solía llamar "pobres diablos", "macucos" o "arribistas". Detractor de la democracia liberal, sus esperanzas estaban en la aparición providencial de un hombre fuerte que repusiera el orden. En 1912, incluso, describió el modelo: "He aquí un hombre.
Un físico robusto; una gruesa y enérgica cabeza sobre un cuerpo de toro; largos y retorcidos bigotes; pera militar; ademanes de gladiador". Un hombre, agregó, que demuestre "desprecio por la opinión y por los obstáculos", "prontitud para la acción en tiempos de crisis", más apto "para la guerra que para la paz". Una década más tarde creyó encontrarlo enla figura de Carlos Ibáñez del Campo: Edwards se sumó activamente a la dictadura como ministro y consejero.
Mientras el régimen imponía la censura, exiliaba y perseguía opositores, incluyendo al expresidente Arturo Alessandri, Edwards hablaba de "paz social" y elogiaba al gobernante militar como "un hombre imparcial, justo, enérgico, valeroso", como anotó en un artículo en El Mercurio en 1928. Exdiputado y senador, Edwards es reconocido como el autor de La fronda aristocrática, tal vez el ensayo histórico más influyente del siglo XX en Chile. Una lectura del pasado que releva la figura de Portales, denosta al liberalismo y encierra un homenaje a Ibáñez. Para la escuela conservadora, es "la mejor interpretación existente de nuestra historia nacional republicana", como dijo Mario Góngora.
Para Rafael Sagredo, académico de la UC y premio nacional de Historia, es una visión parcial e interesada. "Alberto Edwards fue un hombre que tuvo la pretensión de mirar el futuro, pero que lo hizo capturado por el pasado, por obsesiones y temores quelo llevaron a transformar su visión del pretérito en el destino de Chile", escribe en su nuevo libro, Alberto Edwards, profeta de la dictadura en Chile.
En sus palabras, Edwards "se empeñó en difundir una visión de la historia que en realidad era un proyecto político, una ideología, para cuyoservicio usó y abusó dela historia, intentando así conjurar los peligros que en su opinión acechaban al país". En suensayo, Sagredo analiza la actividad política de Alberto Edwards, traza el devenir de su pensamiento desde sus primeras publicaciones de 1899, conservadoras y antibalmacedistas, hasta las de fines de los años 20, cuando elogia a Mussolini y el fascismo.
Rescata textos omitidos por los estudiosos de su obra, donde se expresa contra la modernización democrática y no oculta su admiración por la monarquía. "Nosoy republicano ni demócrata, teóricamente al menos, y si fuera permitido en política hablar de principios absolutos, dipolítica hablar de principios absolutos, dipolítica hablar de principios absolutos, dipolítica hablar de principios absolutos, dipolítica hablar de principios absolutos, diRafael Sagredo "Las ideas de Alberto Edwards sirvieron de sustento a la dictadura y persisten hasta hoy" Académico de la UC y premio nacional de Historia, el investigador traza un perfil político e intelectual del influyente autor de La fronda aristocrática. Admirador de Portales, detractor de la democracia y ministro de la dictadura de Ibáñez, Edwards fue, ante todo, "un político que usó y abusó de la historia", dice Sagredo.
Por Andrés Gómez Bravo ría que soy monarquista y aristócrata, esto es, que prefiero la unidad del poder a su dispersión, y la soberanía de los más aptos a la de los más numerosos", afirmó en una conferencia en 1923, rescatada por Sagredo. Director del Centro de Investigaciones Barros Arana, Sagredo se pregunta por qué los estudiosos de Edwards han omitido tanto su faceta política como este conjunto de textos.
Entre ellos, el Memorándum, "con que pretendió reivindicarse luego de su participación en la dictadura de Ibáñez" y en el cual, derrotado, reconoció "el fracaso del ideal que había postulado desde fines del siglo XIX". Rodeado de libros en su departamento de Av.
El Bosque, Sagredo recuerda que su trabajo tiene antecedentes en los ensayos que publicaron en los 70 Cristián Gazmuri, Sofía Correa, Sol Serrano y Mariana Aylwin, así como en el trabajo de Renato Cristi y Carlos Ruiz en los 90. -En el contexto actual me parecía que -En el contexto actual me parecía que ameritaba una explicación sobre Alberto Edwards y esta idea fundamental del libro de que más que un historiador, fue un político que usó y abusó de la historia -dice. Sin embargo, después de su muerte Edwards fue consagrado como el gran historiador de Chile.
Después de la muerte de Edwards vino una omisión y una consagración empujada por sus amigos y por El Mercurio como un gran ensayista, un historiador, sin considerar que fue un político que usó la historia de una manera que hoy resulta reprochable. Porque la misma Fronda, que a algunos les parece tan lúcida, omite gran parte de la trayectoria nacional del siglo XIX. Porque él lo ve todo como decadencia y se olvida de la ampliación de la educación, de las mejoras materiales, de los avances sociales y culturales.
Sagredo apunta a la necesidad de debatir en torno a estos temas, porque "estamos en un momento en que hay una revitalización un momento en que hay una revitalización de este tipo de pensamiento, de esta idea de que el autoritarismo es loúnico que nos puedesalvar". En una reseña recién publicada en Harvard Review, el historiador Iván Jaksic afirma que la selección documental que ofrece Sagredo "muestra que los prejuicios y las elecciones políticas de Edwards eran precisamente eso, prejuicios y preferencias políticas, lejos de una historia objetiva e imparcial.
Y, sin embargo, sigue teniendo seguidores devotos como historiador". ¿En qué medida la tendencia autoritaria de Edwards era reflejo también de la época del ascenso de los fascismos? Lo que piensa Edwards está presente en otros intelectuales, en ese sentido, está presenteen la época. Pero en su caso no solo responde a la década del 20, sino que viene desde 1899, por lo menos. O sea, mucho antes. En un siglo, como el XIX, que fue un siglo de democratización, de expansión nacional, que incluye las leyes laicas, la ampliación de la educación, Edwards está contra el avance dela historia. Por eso incluyo una genealogía del pensamiento conservador anterior, porque Edwards lo recibió de gente como Ramón Sotomayor y Abdón Cifuentes, que fue su maestro.
O sea, hay un trauma original de la élite, del grupo que organizó finalmente Chile, que sería provocado por la Independencia, por lo que ellos llaman anarquía, porel liberalismo que ponía en duda todos sus privilegios y su concepción del mundo. Y de ahí esta exaltación del orden, de la autoridad, de lajerarquía.
Y todo eso tiene como culminación el mismo Edwards que dice, bueno, esto se logra con el gobierno de un hombre fuerte, autoritario. ¿Qué influencia ha tenido esa visión? En Chile eso está arraigado hasta el día de hoy, osea, frente a la inestabilidad, frente al estallido social, alo que se supone anarquía, la solución primera parece para muchos, tal vez demasiados, el autoritarismo, la represión.
Es parte de nuestra realidad, entre otras razones porque algunos lo creen así, y otros porque se convencieron de que es la única fórmula, porque hay gente que promueve esas soluciones. ¿Las posturas de Edwards son reacción también ala inestabilidad del régimen parlamentario? Una cosa es la rotativa ministerial, pero el periodo parlamentario esreconocido porla estabilidad institucional, osea, por la sucesión ordenada de los gobiernos. Julio Heise y Domingo Amunátegui lereconocen aspectos positivos a ese período tan denostado por Edwards. Pero había problemas de gobernabilidad... Sí, es cierto que la autoridad presidencial estaba diluida, había problemas de liderazgo. Aun así tuvo cosas positivas que han sido valoradas por la historiografía. Pero Edwards lo mira todo de manera negativa. Edwards ve la historia, todo lo que está ocurriendo, como una tragedia. O sea, el futuro que él proponía estaba en el pasado. Un aparente Chile perfecto que sería el de los regímenes autoritarios, pero que tuvo revoluciones, una guerra civil y motines por aquí y por allá.
La intención política ¿ está presente también en La fronda? bién en La fronda?. Rafael Sagredo “Las ideas de Alberto Edwards sirvieron de sustento a la dictadura y persisten hasta hoy” Desde los textos más tempranos uno puede leer que recurre a la historia para hacer política. Y eso tiene su consagración en los textos que escribió en la década del 20, entre los cuales está La fronda. Hacia el final del libro dice que Chile estaba mal hasta que providencialmente apareció Ibáñez. Es un homenaje al dictador. Una visión sesgada. Hugo Herrera en su libro Pensadores peligrosos dice que Edwards fue ibañista, pero distante de la autoridad dictatorial. Edwards fue un partícipe activo de la dictadura. En esa misma época hubo gente que se opuso a Ibáñez y fue perseguida; quiero decir que no era algo inevitable sumarse al régimen. Tocqueville dice que hay gente que ama tanto el orden, que se transforma en devota de los tiranos; Edwards era de ese tipo. Y ni qué decir del final dramático. Cuando uno lee el Memorándum de Edwards, ve cómo el supuesto hombre fuerte, de una sola línea, ya no tenía poder de liderazgo; Edwards describe a Ibáñez perliderazgo; Edwards describe a Ibáñez perdido, irresoluto.
O sea, el régimen autoritario que tanto idealizó terminó de una manera trágica, con una decepción terrible. ¿Qué huellas ha dejado su pensamiento? Mucha, toda esta idea de que la política es negativa, la politiquería, él habla así. Esas palabras lo llevan a uno a la época de la dictadura y se reconocen también en el rechazo ala política de algunos personeros actuales, como si ellos no fueran políticos. El rechazo a la democratización, esta desconfianza del pueblo como soberano; laidea de que el orden hay que mantenerlo a todo trance, auna costa de la libertad; quelaideología es foránea. Ese tipo de pensamiento autoritario estuvo también tras el Golpe.
O sea, sectores de la derecha golpista citaban a Edwards y su concepción dela historia, estas ideas de que frente a las crisis la única salida es el hombre fuerte sirvieron de sustento a la dictadura y persisten hasta hoy. ¿En ese sentido, los historiadores de derecha tendrían responsabilidad en el deteriocha tendrían responsabilidad en el deteriocha tendrían responsabilidad en el deteriocha tendrían responsabilidad en el deteriocha tendrían responsabilidad en el deteriocha tendrían responsabilidad en el deterioAlberto Edwards, profeta de la dictadura en Chile Rafael Sagredo FCE FCE Tocqueville dice que hay gente que ama tanto el orden, que se transforma en devota de los tiranos; Edwards era de ese tipo ro de la democracia? Yo no voy a decir jamás que la dictadura y el golpe militar fueron culpa de los historiadores, eso sería una estupidez. Pero sí creo que cuando analicemos el Golpe, tenemos que analizar también qué responsabilidad tuvo la historiografía que producían en C le determinados sectores a lo largo del siglo XX.
Yo sostengo que la historiografía de Edwards, de Francisco Antonio Encina y Jaime Eyzaguirre, como también la historiografía militante de Julio César Jobet y Ramírez Necochea, socavaban la democracia, tanto porque la criticaban acerbamente desde la izquierda, como desde la derecha señalaban que era la causa absoluta de todos los males de Chile.
El historiador Georg lggers, una autoridad mundial, en uno de los capítulos de su libro La historiografía del siglo XX, analiza lo ocurrido durante el régimen nazi y se pregunta en qué medida la historiografía alemana pudo haber sido responsable de los horrores vividos durante el siglo XX. O sea, esta es una pregunta legítima, que es necesario hacerse, sobre todo si hay evidencia. Yo pienso que la historiografía de estas personalidades no contribuyó precisamente al fortalecimiento de la democracia.
Todo lo contrario. ¿En qué medida su propia lectura de Edwards puede estar condicionada también por nuestra época? Yo pienso que la historia no es un fin en sí mismo, o sea, no se trata de saber historia por saber historia. La historia es para formar el pensamiento crítico, sirve para formar a la ciudadanía libre e independiente.
Y, por supuesto, hay que hacer una historia basada en las fuentes, con el método, etc. ¿Esto significa que el historiador o historiadora está ajeno a su tiempo? No, toda historiografía está condicionada por el tiempo presente del historiador. Lo escribo en el libro: las cuestiones contemporáneas estimularon mi investigación, si bien espero no determinaron mis resultados.
Por cierto, yo vivo en esta sociedad, preocupado por la crisis de la democracia, por las amenazas, el populismo, la desafe n, y frente a eso respondo con historiografía, con Historias para la ciudadanía, con el libro 8 de agosto de 1828, y ahora con este. Y mislibros están sustentados en la evidencia, en la comprensión y el análisis. O prensión y el análisis. O iiii.