Editorial: Acceso al agua potable
Editorial: Acceso al agua potable EDITORIALdesafíos que impone el cambio climático, el desarrollo agrícola y las parcelaciones exigen continuar y acrecentar los esfuerzos, pero también es crucial pensar en el futuro con medidas que aseguren la continuidad y calidad del suministro; y así, hacer extensivos a todas las comunidades delterritorio los beneficios de contarcon un sistema sanitario resiliente y sustentable. Algo que puede parecer insólito para una región donde el agua abunda, es que casi ocho mil familias son abastecidas con camiones aljibe.
Factores como la prolongada sequía que redujo notablemente los acuíferos subterráneos y el fuerte aumento de la demanda en zonas rurales, derivado de la expansión frutícola y la multiplicación de las parcelas de agrado, han contribuido a reducir la disponibilidad de agua de pozos, por lo que el estado ha debido prestar un servicio de emergencia que ya suma varios años y ya es parte de la rutina en algunas localidades.
Más allá de las irregularidades que se denunciaron en torno a los contratos para el suministro de agua en camiones aljibe, el sistema de distribución en sí constituye una solución ineficiente y poco digna para estas familias, todas de segmentos socioeconómicos vulnerables, a las que su derecho al agua les está siendo conculcado. Además, es profundamente inequitativo que, mientras el 99,94% de la población urbana del país cuenta con agua potable, en Ñuble hay 23.890 personas de zonas rurales que solo pueden acceder al agua de los camiones.
Es justo reconocer que, a partir de la creación de la región, el gobierno ha incrementado notoriamente los recursos y ha focalizado sus esfuerzos en brindar soluciones definitivas a través de los llamados servicios sanitarios rurales (SSR), conocidos tradicionalmente como APR. Hoy existen 254 SSR en Ñuble, bajo la tuición de la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP, que abastecen a 165.044 personas a través de 54.376 arranques domiciliarios. Sólo este año el MOP está invirtiendo más de $11 mil millones, triplicando las obras respecto al año pasado, lo que permitirá entregar agua a 2.154 familias, es decir, más de 6.400 personas. Y para el próximo año se prevé dar solución a 1.640 familias, es decir, casi 5 mil personas.
Esta mayor inversión, ha permitido que se disminuya en un 15% la entrega de agua en camiones aljibe en la región en los últimos dos años, pasando de 9.398 familias en 2022 a 7.964 este año.
Esto también tiene un impacto económico y su magnitud dependerá de la capacidad de sacar provecho de este recurso, por ejemplo, con la implementación de salas de proceso de productos agrícolas, como hortalizas y berries, o de agroprocesados, como conservas y mermeladas; o con la apertura de restaurantes o establecimientos turísticos. Para muchos, puede significar dar el paso desde la informalidad a la formalidad, con los beneficios que ello conlleva. Para aprovechar esta oportunidad, es clave apoyar a estos pequeños emprendedores, con capacitación y recursos. El agua es sinónimo de vida, de salubridad, de dignidad y de oportunidades, y su acceso universal sigue siendo una tarea pendiente en la región.
Los nuevos desafíos que impone el cambio climático, el desarrollo agrícola y las parcelaciones exigen continuar y acrecentar los esfuerzos, pero también es crucial pensar en el futuro con medidas que aseguren la continuidad y calidad del suministro, por ejemplo, la construcción de pequeños embalses cuando sea pertinente así como el uso de las reservas para consumo humano que pondrán a disposición los embalses proyectados, de manera de reducir la presión sobre los acuíferos subterráneos que ya exhiben un agotamiento, y así, hacer extensivos a todas las comunidades del territorio los beneficios de contar con un sistema sanitario resiliente y sustentable.. El agua es sinónimo de vida, de salubridad, de dignidad y de oportunidades, y su acceso universal sigue siendo una tarea pendiente en la región. Los nuevos EDITORIAL