Testigos de la historia
Testigos de la historia E n el primer nivel del Museo de Historia Natural de Nueva York, alejada de las multitudes atraídas por el modelo de una ballena azul, esqueletos de dinosaurios o elefantes disecados, se encuentra la Sala de los Bosques de Norteamérica. En claro contraste con los característicos dioramas del museo, reconocibles por el nombre de su especie animal dominante, en esta muestra no hay protagonistas que sobresalgan del grupo. En las reproducciones de los ecosistemas forestales, flora, fauna, rocas, bacterias y el suelo cumplen un rol en lo que parece ser una escena natural perfectamente equilibrada e integrada. Durante la inauguración de la sala en mayo de 1958, John H.
Hinman, principal donante y presidente del directorio de la International Paper Company, destacó cómo una galería como esta podía asegurar el futuro de su empresa, al exponer que "los bosques de Norteamérica, adecuadamente gestionados, protegidos y explotados, pueden proporcionar una fuente inagotable de suministro de madera". Contradictoriamente, sus palabras retumbaron contra la sección transversal de una Sequoiadendron giganteum de cinco metros de diámetro, talada en 1891 en el King's Canyon National Park de California por encargo del mismo museo, y expuesta en mitad de la muestra. Los 1.341 años de antigüedad de esta secuoya exhibían de manera contundente anillos de crecimiento anual, los mismos que permitieron al astrónomo Andrew Ellicot Douglass (18671962) el desarrollo de investigaciones dendrocronológicas. En Chile, esta ciencia comenzó a desarrollarse en 1956 con la datación del ciprés de la cordillera, una verdadera reliquia natural con registros que superan los 1.300 años.
Característico de ambientes de montaña, el Austrocedrus chilensis es una conífera endémica de los bosques subantárticos de Argentina y Chile, que aparece en formaciones de densidad variable entre el Cajón del Maipo y el río Palena.
Gracias a que su madera permite visibilizar con claridad anillos de color amarillento delimitados por bandas de tonalidad castaña, finos tarugos cuidadosamente extraídos dan testimonio de variaciones hidroclimáticas, documentando procesos y condiciones ambientales, socioeconómicas, e incluso eventos astronómicos (aunque aún no se ha demostrado la huella de los ciclos solares, verdadero objetivo de Douglass). No se deje engañar por este árbol de ramitas aplanadas y achaparrado por la sequedad, altitud y pendiente andina; más bien admírelo, porque no se necesita ir tan lejos para encontrar una enciclopedia de conocimiento natural, made in Chile.
Testigos de la historia PAISAJES IDEADOS FRANCISCO JAVIER OLEA En Chile, esta ciencia comenzó a desarrollarse en 1956 con la datación del ciprés de la cordillera, una verdadera reliquia natural con registros que superan los 1.300 años. Romy Hecht Arquitecta e investigadora UC.