Autor: FRANCISCA ORELLANA

Las leyes jubilaron al histórico ascensor de la calle Phillips: funcionó por casi 100 años
El ingeniero Enrique Escobar intentó frenar el reemplazo, pero no lo consiguió. Un dictamen de Contraloría salvaguarda sólo las fachadas de los edificios patrimoniales.
Asta un recurso en la Corte de H Apelaciones de Santiago en contra del Consejo de Monumentos Nacionales interpuso Enrique Escobar (60) para frenar el cambio del histórico ascensor del edificio Phillips 15, al lado de la Plaza de Armas de Santiago. El ingeniero civil, copropietario en esa comunidad, quería conservar el aparato, que estuvo a punto de servir por 100 años y que por estos días será reemplazado por uno más moderno. El 2 de agosto comenzaron los trabajos y se dio la estocada final al elevador, que en vez de puertas tenía una doble reja de fierro que se debía abrir y cerrar de forma manual.
La cabina estaba cubierta por completo de madera y posee una botonera manual y palanca, que hasta antes de la pandemia una ascensorista se encargaba de accionar para llegar a uno de los ocho pisos del edificio. En 45 días hábiles, el cambio debe estar listo.
Instalado en 1927, el ascensor forma parte del Paseo Phillips, un conjunto de edificios diseñados por el arquitecto Albert Siegel, al lado de la Plaza de Armas, y que fue declarado Zona Típica por su enorme legado patrimonial. Fueron de las primeras construcciones en altura de la ciudad y asombrosos puentes arqueados conectaban dos edificios. Por cierto, fueron también de los primeros edificios en contar con ascensor en el país. En Phillips 16 vivió el presidente Jorge Alessandri. “Estos ascensores tienen un valor muy relevante porque constituyeron un lujo brutal dentro de Santiago.
Fue el primer modelo que llegó a Chile, de la compañía OTIS, que son los mismos que instalaron los ascensores en la Torre Eiffel y que tenían una dinámica de seguridad que ante una emergencia se paralizaba el cubículo para que no pasara de largo. Entonces, da cuenta de un momento histórico relevante.
En la década del 20 se invierte mucho en infraestructura y no cualquiera tenía ascensor como hoy en día”, comenta el historiador, doctor en Estudios Americanos y académico de la Escuela de Educación de la Universidad Mayor, Sergio Estrada. "Hace cuatro años el ascensor por falta de mantenimiento falló, lo cerraron un tiempo y después dijeron que habría que poner uno nuevo. Como yo no podía no estar con ascensor para arrendar el departamento, busqué unos mecánicos que mantiene estos mismos ascensores en el Club de la Unión, lo reparamos y quedó funcionando. Pero la comunidad igual quería cambiarlo”, cuenta Escobar. Cuenta que siente pesar por la situación: “Hay un desprecio por el patrimonio. Se puede restaurar, mantener las rejas, las manillas.
Ahora soy el malo de la película, hay vecinos que no me saludan y me han dicho hasta ocioso, otros encuentran fantástico que se quede, pero dicen que ya no pueden hacer nada”. Óscar Santos, administrador de la comunidad, afirma que por asamblea y con autorización del Consejo de Monumentos Nacionales se decidió el reemplazo del ascensor mecánico por uno electróHasta antes de la pandemia, un ascensorista manejaba la palanca y la botonera. O a O XA LX ú Sólo se conservará el cubículo de madera del ascensor.
Copropietarios del edificio decidieron cambiarlo por uno electrónico nico porque el actual no cumple las normativas de seguridad ni tampoco está certificado. "Se puede respetar la historia, pero otra cosa es dar cumplimento a la normativa de seguridad que se nos pide”, comenta. Agrega que también hay incomodidades prácticas con su uso. “Antes la gente estaba acostumbrada a abrir y cerrar la puerta, todos lo hacían. Ahora como todos los ascensores son automáticos, la gente se baja nomás y deja la puerta abierta. Tengo que tener un conserje atlético que suba las escaleras para que vaya a cerrar la reja. De diez personas que lo usaban, la mitad deja la reja abierta”, sostiene.
El cambio costará $37.000. 000, pero se mantendrá el cubículo de madera. "No existe la factibilidad técnica para poner un motor a la reja (para que se cierre y se abra sola), todo va a quedar con mecanismos electrónicos computarizados”, afirma. - ¿ Qué pasará con las rejas del ascensor?-Van a quedar a disposición de quien las quiera y el Comité de Administración tiene que ver qué hacer con ellas. Un vecino quiere una para hacer una especie de biombo en su casa de campo. También es patrimonio "Llegamos tarde”, replica el arquitecto y docente del Magíster en Patrimonio Cultural de la Universidad Católica, Dino Bozzi. “Es una barbaridad que se vaya a eliminar este ascensor porque también es parte del patrimonio. Es uno de los pocos ascensores que van quedando de esa época. Antes, cazar elefantes no era criminal, hoy sí.
El ascensor del edificio Phillips por sí solo es un elefante”. Según él, el problema de fondo es que el Consejo de Monumentos Nacionales está atado de manos para velar por el cuidado de espacios interiores de los edificios patrimoniales. "La Contraloría dictaminó que el área que se protege es la imagen exterior de un edificio. Es un profundo error y una equivocada interpretación. La arquitectura no es sólo una fachada”, afirma. Estrada asegura que el cambio va a modificar la imagen del edificio. "Perderá parte de su historia o magia.
Es común que este tipo de edificios tenga problemas por su desgaste, pero claramente no va a tener una buena conservación si la comunidad no tiene una política de cuidado, de restauración constan” te para que pueda seguir funcionando igual que hace casi 100 años”, afirma.
Bozzi recalca que un edificio patrimonial — y sus ascensores - pueden convivir con normativas actuales. "Siempre hay excepciones, hoy no se pueden construir edificios de adobe, pero sí se permite habilitar los antiguos como el museo de la Casa Colorada o la propia Catedral, que no cumplen la normativa vigente, pero que se han hecho estudios para darle las medidas de seguridad necesarias, como debió haber sucedido con este ascensor”, añade.