Las velas vuelven a iluminar el océano
Las velas vuelven a iluminar el océano E n 2020, con el estallido social como marco y con la pandemia a la vuelta de la esquina, se disputó la Regata de Chiloé, la última organizada por el extinto Club Náutico Oceánico de Chile (CNO). Entonces, la organización pidió evitar la exposición en los medios ("por todo lo que está pasando en el país", justificó), en lo que fue el inicio del largo apagón de la velas en el litoral nacional. El CNO se cerró y solo los clubes mantuvieron la actividad con regatas puntuales, aunque sin el pedigrí ni la presencia foránea que durante años cobijó el reputado Campeonato Nacional. Pero 2024 marcó un giro. Se volvieron a izar las velas.
Los clubes del litoral central recuperaron el campeonato nacional con fechas a la cuadra de Higuerillas, Algarrobo y Recreo, además de la Regata Norte, que partió ayer en Concón y que se instalará durante toda la semana en Coquimbo, con participación de la mayoría de los yates de la fórmula IRC, aquella que otorga rating a los que pretenden equilibrar la flota, por lo que no siempre gana quien llega primero. "Llevamos cuatro años liderando la organización del Campeonato Nacional que antes estaba en manos del CNO, y es la primera vez que volvemos a Coquimbo, donde no se navegaba desde hace 10 años.
Estamos reinstaurando una de las regatas más tradicionales de la vela oceánica y ya estamos en conversaciones para volver a Chiloé en 2026", revela Mauricio Zulueta, presidente del Club de Yates Higuerillas, a cargo de la organización del torneo.
Por otro lado, los Soto 40, clase monotipo que sí se navega en tiempo real, ha tenido su calendario propio, que seguirá la próxima semana en el lago Llanquihue, junto a veleros menores a los 36 pies, en la "Semana de la Vela". "Sin lugar a dudas hemos ido recuperando la actividad oceánica. Entre las dos regatas, habrá cerca de 65 barcos de vela mayor, lo que brinda bastante claridad de que estamos volviendo a la normalidad.
Obviamente, han sido años difíciles desde el punto de vista económico, pero hemos logrado organizar buenas regatas con costos razonables para los armadores", explica Juan Eduardo Reid, presidente de la Cofradía Náutica del Pacífico y organizador de la "Semana de la Vela" en Llanquihue.
En Coquimbo, el desafío será la regata de larga distancia, que partió ayer y que se podría extender hasta mañana. "Calculamos entre 30 y 36 horas, considerando los pronósticos meteorológicos, que advierten que el viento no será tan fuerte", avisa Zulueta, quien navegará en el Perla Negra, de Guillermo Acuña. "El desafío es hacer guardia toda la noche, porque el yate no se detiene, se sigue trabajando, incluso con más viento. De hecho, la regata se define normalmente cuando cae la luz, porque las tripulaciones deciden si irse más cerca de la costa o por fuera. Es la gran apuesta que termina premiando", sostiene el timonel.
Ya en Coquimbo, la veintena de yates --incluyendo dos tripulaciones femeninas-volverá a la actividad el miércoles, para buscar al campeón de la Regata Norte "en condiciones ideales", aseguran. "Esta regata es muy apreciada, primero por el buen clima, más templado y el mar más plano, con un viento bastante parejo, sur suroeste de entre 10 y 15 nudos, ideales para competir. Además, hay buena infraestructura para que las familias acompañen a tripulaciones en cada actividad que hacemos en tierra", precisa Zulueta.
Del mar al lago Ayer, en tanto, partió la Semana de la Vela Llanquihue, que tendrá como sedes los clubes de Frutillar y Puerto Varas, y en el que competirán los Soto 40 y flota de J-105, J-24 además de varios veleros de la zona, una experiencia que ya se vivió hace seis años bajo el alero del desaparecido Club Náutico Oceánico. "En 2019 ya hicimos esta carrera. El CNO me preguntó qué me parecía lanzar los botes al lago Llanquihue y salió muy bien. Metimos casi 100 barcos incluyendo la vela menor", rememora Reid, cerebro de la organización de la prueba lacustre. "Esperamos unos 40 veleros.
Estarán los Soto 40, una flota de seis J-105, cerca de una decena Cruceros del lago, J-24, los Melges... Solo nos van a faltar algunos yates de 36 pies, los que van a estar en Coquimbo. Será una linda regata, con más embarcaciones que en Chiloé del año pasado", compara Reid. El domingo será la regata de preparación, para continuar con pruebas barloventosotavento en Frutillar el lunes y martes. Al día siguiente será la travesía hasta Puerto Varas, sede de los últimos tres días de competencias a la cuadra del club porteño.
Buena parte de la flota en el sur ya sabe lo que es competir en Chiloé, una prueba que, eso sí, tiene grandes diferencias, tanto desde el punto de vista organizativo como deportivo, partiendo por el hecho de que es totalmente distinto navegar a mar abierto, como en el archipiélago, que en un lago. "Por un lado, organizativamente, es más difícil. Los clubes son más chiquitos y meter yates grandes como los Soto 40 y los J-105 genera un desafío. Lo importante es que hay arreglos que ya se hicieron para la regata en 2019 y que estarán habilitados para la Semana de la Vela. Estamos más preparados", admite el organizador. "En lo náutico, hay mucha diferencia entre Chiloé y el lago Llanquihue. En la isla hay corrientes, piedras, huiros, muchos manchones de viento, salmoneras. Hay un montón de factores que lo hacen entretenido pero también medio injusto. A veces vas ganando, te metes en medio de sargazos y quedas último. Eso les gusta a algunos y les carga a otros.
Respecto del viento, a veces el lago se pone bravo c u a n d o e n t r a e l ` s u r a z o ' (viento sur), lo que se debería notar sobre todo en la regata entre Frutillar y Puerto Varas, con olas que pueden superar el metro de altura", añade Reid, quien también navegará en el Mitsubishi de Horacio Pavez, uno de los Soto 40 que recorrerá el lago. --¿ Volver a unir caminos, como en la época del CNO? "Los Soto 40 tienen una agenda independiente, hemos corrido algunas fechas juntos y tenemos buena relación con ellos, pero en esta ocasión se traslaparon las regatas y no podremos estar juntos, aunque entiendo que algunos tripulantes irán a ambas. Ojalá no vuelva a pasar", se ilusiona Zulueta. La vela no se apaga.
MUCHA ACTVIDAD EN EL NORTE Y EN EL SUR DEL PAÍS Las velas vuelven a iluminar el océano La pandemia hirió de muerte el Club Náutico Oceánico, tradicional organizador del campeonato de yates de vela mayor, aunque de a poco empieza a revivir la clase que navega mar adentro. En 2023 volvió la competencia en Chiloé y este año los botes se dividen en dos: los IRC navegarán hasta La Herradura para la Regata Norte, mientras que los monotipos recorrerán el lago Llanquihue. HÉCTOR OPAZO M. ALEJANDRO CUBILLOS La mayoría de los yates de la fórmula IRC navega desde Concón (foto) hasta La Herradura, en Coquimbo, que vuelve a cobijar una regata después de una década. El plazo para cubrir el trazado expira a las 18:00 horas de mañana. Los botes más pequeños, los monotipos, competirán en el sur, sobre las aguas del lago Llanquihue. Más detalles en www.elmercurio.com/deportes.