Dos modelos de felicidad
José Ignacio Palma Ideas Republicanas s difícil orientar una agenda política sino está claro primero el horizonte que se persigue, o si el horizonte planteado padece de falencias en su comprensión de lo que constituye el bienestar humano. En Chile sufrimos de esta última.
El país desarrollado que soñaba el Presidente Lagos —no exento de defectos de diseño—, adquiere hoy el cariz de la “sociedad de bienestar” invocada por el Presidente Boric en su última cuenta pública, cuyo estándar, como indicaba el entonces diputado hace algunos años, es Finlandia y otros países aledaños. El bienestar, sin embargo, supera en complejidad al mito del paraíso nórdico. La misma Finlandia, primera en el Informe Mundial de la Felicidad, posee una de las tasas de suicidio más altas en el mundo, según la OMS. Es que medir la feli dad o el bienestar no es tarea fácil. Mencionado, por ejemplo, adolece de un enfoque excesivamente materialista. El PIB o las prestaciones sociales son las métricas protagonistas en este tipo de medición. Incluso factores más espirituales se leen desde una perspectiva material: el apoyo familiar, por tomar un caso, se cuantifica en términos de soporte económico. Por supuesto, no cabe a lugar menospreciar estos elementos —ya decía Aristóteles que sin bienes externos no es posible una vida virtuosa—, pero es claro que son insuficientes. Una alternativa más íntegra es la del Human “Tomarse más en serio el problema criados en ambientes con un marcado acento espiritual tienen menos probabilidades de caer en las drogas, la depresión o el suicidio. Con todo, lo más impresionante aparece ante la pregunta sobre si los encuestados están dispuestos a promover el bien, incluso en circunstancias difíciles.
A pesar del alto nivel de deseabilidad social, autocalificarse bien en esta métrica resultó ser el factor más predictivo de una salud estable o una Flourishing Program de € la felicidad, el — buena renta, mostrando el la Universidad de Hartelos humano, impacto positivo de una vivard, cuyos estudios emrequiere da que apunta a la virtud. Píricos rescatan estándaconsiderar a la “Mayor felicidad hay en dar res de vida buena propios en que en recibir”, dice un del pensamiento clásico.
En palabras de su director, Tyler Vander Weele, el objetivo es medir la felicidad incluyendo factores como “contar con buenas relaciones, tener buen carácter y un sentido en la vida”, sin dejar de lado lo material. Destaca en los resultados el impacto que tienen la vida familiar, comunitaria y religiosa en otros aspectos del bienestar humano. Por ejemplo, los niños forma íntegra”. Proverbio cristiano. Más allá de las cifras, es claro que nuestro horizonte de bienestar necesita ser reformulado.
Tomarse más en serio el problema de la felicidad —el telos humano— requiere considerar a la persona en forma íntegra, cuestión con la cual el liberalismo de la neutralidad y el progresismo materialista siempre se han sentido incómodos.