El desafío de construir barrios pensados en niños y niñas
El desafío de construir barrios pensados en niños y niñas L a ciudad es el espacio público de convivencia por excelencia. Habitarla se entiende como un derecho de toda la ciudadanía, incluyendo en esta dinámica colectiva, por supuesto, a los niños y niñas. Para que esto ocurra es importante el diseño y la planificación de las urbes con perspectiva hacia el desarrollo pleno de la vida infantil. Existen variados elementos que se deben considerar en las planificaciones urbanas, de espacios comunes y públicos, para que las ciudades sean inclusivas con la infancia, entre los que destacan aspectos socioculturales, participativos y educativos.
En la planificación urbana es necesario pensar las ciudades priorizando factores como el entorno en el que viven niños y niñas, contemplando el tipo de vivienda y la construcción familiar del hogar, así como los espacios públicos disponibles para su esparcimiento y aprendizaje, como parques de juegos o áreas verdes que faciliten la movilidad y circulación de ellos en las urbes. De igual modo se debe considerar la seguridad, como eje facilitador y fundamental de todo lo anterior.
En materia educativa, es relevante propiciar el aprendizaje de los niños, enfatizando en la implementación de patios escolares verdes, así como también potenciar la inclusión de las necesidades infantiles en la creación de espacios urbanos, mediante la incorporación de la infancia en la participación ciudadana. De este modo es posible avanzar hacia la construcción de ciudades con un crecimiento urbano en armonía con todos sus ciudadanos. Sobre esto, la Dra.
Andrea Martínez, profesora asociada de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción, señala que "la planificación urbana es muy relevante por cuanto asegura a la niñez no solo acceso a espacios naturales, sino que al equipamiento en la ciudad que permite la seguridad, socialización y acceso a servicios básicos.
Ciudades donde se puede caminar tranquilo son lugares donde infantes pueden ser transportados seguros en coches y, por lo tanto, dan la posibilidad de interactuar mejor con sus cuidadores en dichos espacios públicos". Construir ciudades pensando en la infancia es una gran tarea de inclusión.
Los principales desafíos sociales y culturales que se enfrentan son el adultocentrismo predominante en la toma de decisiones urbanas y la consiguiente ausencia de los intereses y requerimientos infantiles en los procesos consultivos existentes; las desigualdades socioeconómicas en las distintas localidades del país; la planificación urbana que prioriza el uso del automóvil, y las líneas culturales que sustentan la utilización del espacio de manera diferenciada entre niños y niñas. HACIA SOCIEDADES MÁS INCLUSIVAS: Las áreas verdes y zonas de juego como factores de soporte para el pleno desarrollo de la infancia son aspectos relevantes a considerar. Para esto, sus necesidades deben influir directamente en la planificación urbana.
El desafío de construir barrios pensados en niños y niñas VALENTINA PIZARRO B. "No solamente hay que habilitar espacios para que los niños estén más presentes y puedan disfrutar de las garantías territoriales que entrega la ciudad, sino que además hay que generar espacios donde su voz sea escuchada, pero a la vez también validada.
Nosotros, a través de procesos participativos, reconocemos esta voz, la traemos a presencia y también reconocemos el potencial creativo que tienen los niños para poder generar entornos mejores", explica Piera Medina, arquitecta y urbanista de la Universidad Católica de Valparaíso y directora ejecutiva de la Fundación Escala Común.
Transformar las ciudades en espacios más amigables para la infancia requiere no solo de infraestructura, sino también de un cambio cultural profundo que valore y priorice las necesidades y derechos de los niños y niñas como ciudadanos activos, es decir, como sujetos importantes para la toma de decisiones urbanísticas. "No hay un solo tipo de niño, hay una gran diversidad de cuerpos, de sensibilidades, de formas de percibir la ciudad y de relacionarse con el entorno. La niñez nos trae grandes oportunidades para observar la ciudad desde distintas aristas", agrega Medina.
Más parques y plazas La planificación territorial y el diseño urbano de las ciudades tienen impacto directo en el desarrollo infantil. "Vecindarios con servicios como bibliotecas, escuelas y centros de recreación están asociados positivamente con la salud física, la competencia social y el bienestar infantil; y negativamente, la vulnerabilidad a retrasos en el desarrollo", dice la Dra. Mahia Saracostti, profesora titular del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Chile y directora de la cátedra Bienestar de la niñez y juventud, educación y sociedad, de Unesco.
Así mismo, datos del Observatorio de la Niñez (Fundación Colunga) arrojaron que el 12% de los niños no tiene acceso a áreas verdes a menos de 2,5 kilómetros de sus hogares, lo que se traduce en que alrededor de 530.000 niños a lo largo del país tienen que caminar por lo menos 20 cuadras para acceder a alguna de ellas.
Las áreas verdes son espacios urbanos elementales en materia de salud física y mental, así como también zonas públicas imprescindibles para propiciar dinámicas lúdicas y recreativas que fomenten el adecuado desarrollo integral. "Otras opciones son jardines verticales y techos verdes como soluciones para maximizar espacios verdes sin ocupar superficies a nivel de piso.
Estos pueden ser incorporados en edificios tanto residenciales como comerciales, entregando no solo beneficios estéticos y de salud a las personas, sino que también ayudar en reducir los efectos de islas de calor en ciudades", dice la académica UdeC Andrea Martínez. "Los niños tienen derecho al juego y necesitan espacios para hacerlo. Los vecindarios protegidos del tráfico y con espacios verdes son más propicios para el juego al aire libre y la actividad física.
Algunas evidencias muestran un efecto positivo de los espacios verdes en el desarrollo cognitivo y la salud mental de niños y niñas, y también se ha encontrado que están asociados con mejores indicadores de salud relacionados con la obesidad. El bienestar de los niños y niñas se cruza ineludiblemente con las agendas de desarrollo urbano y de las ciudades", agrega Saracostti. Los patios escolares son un espacio de crecimiento, aprendizaje y desarrollo para niños y niñas. Es importante que estén orientados a propiciar experiencias saludables y educativas, así como también que apoyen el aprendizaje de la construcción social de los niños y las niñas dentro del ámbito de lo recreativo. En la Fundación Patio Vivo se dedican a la transformación de patios escolares en espacios que integren la naturaleza y permitan el juego en todo momento.
Recientemente, fueron elegidas como una de las 15 iniciativas del reporte "Spotlight: bienestar en las escuelas", de HundrED, que reconoce los mejores programas en cuanto a impacto y potencial escalable a nivel mundial en materia de educación.
Sobre cómo replicar este diseño de patios escolares en la planificación urbana de la ciudad, Marcial Huneeus, director de Innovación Social e Incidencia de Patio Vivo, sostiene que "es clave un diseño de ciudad que se conecte con la escala y los intereses de los niños y niñas, que mire desde su altura, que invite a jugar, a descubrir, a explorar y a desarrollar el cuerpo. Niñas y niños están en permanente crecimiento y en ese sentido el desafío es fundamental. Grandes topografías para correr loma abajo, juegos de barras que les permitan trepar, girar y autorregularse.
Por supuesto, la inclusión de la naturaleza es sumamente relevante". ENTORNOS EDUCATIVOS SOSTENIBLES Y LÚDICOS `` No hay un solo tipo de niño, hay una gran diversidad de cuerpos, de sensibilidades, de formas de percibir la ciudad y de relacionarse con el entorno". PIERA MEDINA, directora ejecutiva de Fundación Escala Común. LOS MENORES DE 14 AÑOS representan un 17,1% de la población chilena, según la proyección del INE para 2024. GENTILEZA FUNDACIÓN PATIO VIVO. - - - - - -