"Jara carga con el peso de representar un Gobierno sistemáticamente rechazado"
"Jara carga con el peso de representar un Gobierno sistemáticamente rechazado" El sociólogo y académico Jorge Fábrega.
E l socio director de Tendencias Sociales de Datavoz y académico de la Facultad de Gobierno UDD, Jorge Fábrega, esboza probabilidades, anticipa escenarios, mira tendencias, pero no se cansa de repetir que nada está definido de camino a la primera vuelta de la elección presidencial.
Un par de veces en esta conversación señala una fecha que considera clave: el 18 de agosto, plazo en que deben inscribirse todas las candidaturas (a La Moneda y parlamentarias). Buena parte de las chances de Jeannette Jara y Evelyn Matthei --explica-dependen de ese momento. Para la candidata del oficialismo, porque sólo desde allí podrá tener claridad de sus equipos de campaña. La exalcaldesa de Providencia, en tanto, debe evitar que antes de ese día los candidatos al Congreso de su sector sufran un súbito ataque de desafección hacia su persona.
Como sea, para este economista, sociólogo (UC) y doctor en Políticas Públicas de la U. de Chicago, lo importante sigue estando en otra parte: la fragilidad de las instituciones y la ilusión de que la crisis ya pasó. "Los distintos sectores políticos gastan bastante energía en fundamentar porqué ellos dan más gobernabilidad, pero hay que ser muy escépticos sobre esas promesas. Aquí nadie puede garantizarlo. Al menos en las últimas tres administraciones, los avances del Ejecutivo han requerido grandes esfuerzos de pirquineo de votos en el Parlamento logrados muchas veces a contrapelo de sus propios sectores.
Ésa es la nueva realidad de quien sea que gobierne", dice. "La opción «ninguno» sigue ganando en las encuestas" --A los analistas les gusta decir que los escenarios electorales siempre son "líquidos", pero si uno mira las encuestas, el resultado de una eventual segunda vuelta parece ser el mismo: la derecha ganará con cierta comodidad. ¿Crees que hay algún espacio para la sorpresa? --Desde el 2013 las reglas de las votaciones han tenido cambios sistemáticamente. Por eso, la "liquidez" tiene razones objetivas. Con ese marco de fondo, hoy, el escenario más probable es una victoria de la derecha, ya sea Kast o Matthei. ¿Puede descartarse una sorpresa? Hay dos escenarios alternativos, ambos con baja probabilidad.
El primero es que emerja un tercer candidato que logre representar el rechazo al actual vaivén --donde en un período ganan "los de un lado" y al siguiente triunfan "los del otro"--, intentando deshacer todo lo hecho por los primeros. Parte de la población ve eso como una pelea interna de "la clase política" alejada de sus problemas reales.
Si tal candidato construye un programa con propuestas atractivas para sectores desencantados tanto del oficialismo como de la oposición, podría seducir a quienes rechazan los extremos y si llegara al balotaje, sus opciones de triunfo serían altas. El 18 de agosto sabremos si existen o no personas con el potencial de llenar ese espacio y, por lo tanto, este escenario debemos mirarlo con atención o descartarlo. El segundo, aún menos probable, es que gane el oficialismo.
Jara ha demostrado tener muchos méritos y ganas como abanderada, pero el peso de representar una administración sistemáticamente rechazada por casi siete de cada diez ciudadanos es una carga muy difícil de revertir en cuatro o cinco meses. --En general: ¿ qué muestran las encuestas que realizan en Datavoz? Ustedes fueron bien precisos en advertir los ascensos, en su momento, de Kaiser y Kast. --Nuestro Monitor de Liderazgo Político ha sido una buena herramienta anticipatoria porque mide la percepción espontánea sobre los líderes, un paso previo a la intención de votar o no por ellos. Así anticipamos la irrupción de Kaiser y luego el ascenso de Kast sobre Matthei. En junio, Jara confirmó su tendencia al alza iniciada en febrero, superando al resto, lo que hoy reflejan las encuestas posprimarias. Esto debiera sostenerse las próximas semanas, pero en agosto debería cambiar porque al quedar Jara como la carta del oficialismo, recibirá críticas que antes se repartían entre varios.
Si ello no ocurre en la medición que ahora está en terreno, y la evaluación de Jara sigue subiendo sin contrapesos, se fortalecerá la hipótesis de que está conectando más allá del electorado oficialista y yo me vería obligado a revisar anticipadamente mi respuesta a tu primera pregunta. --Ahora, has dicho que es poco probable que Jeannette Jara logre la votación del «Apruebo» (38%) en una primera vuelta. ¿Por qué? En principio uno podría decir que aquello es contraintuitivo: Jara es la candidata de los votantes del Apruebo. --Sí, pero no de todos, al menos no aún. Incluso dentro del oficialismo persisten reticencias que podrían traducirse en fugas hacia candidaturas como las de Artés, Enríquez-Ominami o Mayne-Nicholls.
Jorge Fábrega: "Jara carga con el peso de representar un Gobierno sistemáticamente rechazado" De todas formas, para el sociólogo y doctor en Políticas Públicas, "no hay que perder de vista lo medular: saber quiénes serán los que conformen los dos equipos que la acompañen; el de campaña y el parlamentario". F O T OGR AFÍA : SERGIO ALF ONSO L ÓPEZ Martín Romero E.. "Jara carga con el peso de representar un Gobierno sistemáticamente rechazado" Antes de la primaria, preguntamos por el "plan B" en caso de que la carta preferida por la persona encuestada no estuviera en primera vuelta: solo el 37% de quienes preferían a Tohá optaban por Jara; la mayoría elegía "ninguno", que sigue siendo la opción ganadora en las encuestas. Entonces, Jara podría atraer esos votos huérfanos, pero por algo están huérfanos. Y los candidatos por ahora secundarios también captan parte de ese voto del «Apruebo» según nuestros sondeos. Por eso he sostenido que Jara puede capturar a todo el «Apruebo», pero en una segunda vuelta, no en una primera. Eso si, los cambios de último minuto en las reglas de patrocinio en el Servel, incomprensibles a mi juicio, podrían dejar esas candidaturas fuera de competencia por secretaría. Si eso pasa, bueno, en ese caso si es probable que Jara logre esa votación en primera vuelta. --Ha pasado un mes desde el triunfo de Jara en las primarias.
Hace poco escribías en «El Mostrador» que "Jeannette Jara ganó con holgura. ¿Estamos frente a una candidatura con proyección real de mayoría o frente a un espejismo momentáneo alimentado por la falta de competencia?". ¿Cómo lo ves hoy? --A mi juicio, el escenario no ha cambiado y, como señalé en esa columna, recién podrá reevaluarse cuando sepamos qué listas parlamentarias acompañarán su candidatura. Por ahora, sea por sus méritos o por la falta de otras primarias, Jara seguirá siendo el foco de atención, y cada gesto suyo será sobreinterpretado. Ahora, en medio de tanta neblina, no hay que perder de vista lo medular: saber quiénes serán los que conformen los dos equipos que la acompañen; el de campaña y el parlamentario.
Nada de eso está aún definido y si bien uno se tienta a sobreinterpretar esta demora, lo sensato es seguir observando, juntar datos y evaluar a ver cómo decantan los acontecimientos. --Pero es evidente que a Jara ni la contraposición «pueblo-oligarquía», que esbozó en la primaria, ni su cercanía le alcanzan. ¿Qué hacer entonces? Está la sensación de que luego de la primaria su campaña entró en cierta inercia donde no se hizo mucho. --Creo que ningún candidato del oficialismo debería llegar a La Moneda en marzo. Principalmente por el rechazo mayoritario y persistente hacia el Gobierno que indiqué antes. Las opciones matemáticas existen, pero salvo que el rival se haga muchos autogoles, el esfuerzo propio no basta para revertir el resultado en el tiempo que queda. Pero eso no debería ser un problema ni para Jara ni para el PC: si se anticipa una caída; ésta se puede convertir en trampolín. Y hasta ahora sus números son azules: con sólo un 6% del padrón, el PC está logrado liderar una fuerza con chances reales de llegar al balotaje. Eso les da un poder negociador inédito --sólo comparable al del primer proceso constitucional-y, bien gestionado, puede traducirse en una mayor bancada.
Así que, pragmáticamente, si no alcanza para la presidencia ¿ cuál es el problema? Lo que le quedaría a Jara es seguir haciendo lo que ha demostrado que sabe hacer: aumentar su capital político desde la cercanía y la empatía para así fortalecer a los suyos de cara a las próximas batallas. "Nuestro riesgo institucional de mediano plazo sigue al alza" --¿ Cómo ves la competencia entre Kast y Matthei? Al parecer Matthei pudo estabilizar su caída. --Según el Monitor de Liderazgo Político, el panorama para ambos es poco alentador: su evaluación neta es negativa y cayendo. Así, más allá de si uno va 2% o 5% arriba o abajo del otro, lo que llega a la ciudadanía es desafección. Y seguirá así por un tiempo porque ante la ausencia de una primaria oficial, instaló una primaria de facto, donde la disputa entre Kast y Matthei seguirá siendo fratricida. Y no hay fecha para cerrar esa pugna antes de la primera vuelta.
Así que, si no hay pacto ni retirada, la lucha será descarnada por entrar al balotaje, y con ello ciertamente crecen las opciones de que pierdan ante un tercero con "momentum" o incluso frente a la carta oficialista. --¿ Estás de acuerdo con este paso más emocional, por ponerle, que dio Matthei en los últimos días, denunciando una campaña en redes sociales en su contra? --La principal tarea de Matthei hoy es detener la caída en las encuestas. Pero no pensando en noviembre, sino en el 18 de agosto.
Míralo así: ella necesita darle confianza a los candidatos al parlamento que irán en la lista de Chile Vamos para que quieran sacarse la foto con ella y evitar así lo que le pasó a Sichel en 2021. Por ello, su mejor estrategia actual es confrontar a Kast. Por su parte, al ir adelante en los sondeos, la mejor estrategia de Kast es evitar tal confrontación.
Así que más que estar o no de acuerdo, lo que se observa es un equilibrio estratégico esperable con una desafiante buscando a un incumbente que se intenta continuamente escabullir. --En una entrevista, Pablo Ortúzar hablaba de que un eventual triunfo de Kast se produciría en el mismo sentido que la victoria de Boric, con votos prestados y electores con miedo. ¿Crees que el temor será una emoción trascendente en estas elecciones? --Pregúntame eso mismo en dos semanas porque levantamos ese dato en el sondeo que está ahora en terreno. Mi hipótesis es que sí.
Ésta será una elección del "plan B". Como dije antes, el candidato ganador es "ninguno", pero como ese candidato no estará en la papeleta, todo parece indicar que las mayorías se inclinarán por sus respectivos "planes B", más motivados por quién rechazan que por quién los atrae.
Y ese rechazo debería tener un componente de temor. --¿ Cuánto crees que ese voto que eligió a Boric en 2021 irá a parar a las candidaturas de derecha? Recuerdo una conversación con Matías Bargsted, luego del triunfo republicano en la elección de constituyentes en 2023, y me decía: "No me extrañaría que gente que votó por Boric votara por republicanos". Está la idea de que existe mucho voto "golondrina", que va de un lado a otro. --No tengo una cifra para eso, pero tras ver los resultados de los dos procesos constitucionales, la existencia del voto "golondrina" me parece indesmentible. --En 2021, en una entrevista a «La Segunda», decías que "el grueso de la población no está polarizada", que sólo lo estaban aquellos "grupos que expresan mayor afinidad ideológica con partidos y sectores políticos". ¿Sigues pensando lo mismo?, ¿ha cambiado eso? --Al indagar en temas valóricos, económicos o sobre el rol del Estado, se observa un electorado mayormente no polarizado. Pero las élites sí lo están, y eso activa una dinámica peligrosa. Por ejemplo, en EE.UU. la polarización de las élites era clara en los 90, pero recién se volvió evidente en la ciudadanía dos décadas después. En Chile, la polarización de la élite se arrastra hace al menos quince años y va en aumento. Si no se detiene, permeará en la población general. La dinámica es más o menos así: el político, para movilizar, apela a lo emocional y tribal, especialmente eficaz entre los más politizados. Mientras tanto, la mayoría permanece desconectada de lo público. Pero cuando se conecta, recibe un mensaje polarizado que, si resuena con algún valor que esa persona defiende, lo apoya.
Así, se premia al político que polarizó, quien refuerza su estrategia, expandiendo aún más la polarización. --Se ha hablado mucho de que el 18-O envejeció mal, pero ¿ dónde quedó todo ese malestar? --Sigue ahí intacto y creciendo. Afortunadamente, la clase política logró ganar tiempo, pero el problema sigue sin resolverse.
Una sociedad que le viene diciendo que no sistemáticamente a sus líderes y, al mismo tiempo, una clase política que se bloquea mutuamente es un llamado permanente a que aparezca un cisne negro, un hecho fortuito que termine canalizando ese malestar en forma de acción colectiva abrupta.
En mi opinión, nuestro riesgo institucional de mediano plazo sigue al alza. --En una reciente columna en «La Tercera», hablabas de que hay otro tipo de malestar que se está incubando, principalmente ligado a las incivilidades de la vida urbana, y que en ningún caso es inofensivo. ¿Crees que la elite está pendiente de aquello? --No podemos predecir cuándo y dónde ocurrirá una transición de fase, es decir, un cambio abrupto y disruptivo tras el cual todo lo que parecía sólido se desvanece en el aire, pero cuando ocurre su dinámica es trasparente para todos. Eso fue en su momento el estallido. Y lo cierto es que los malestares sociales se siguen acumulando al tiempo que los mecanismos que usamos para regular esos malestares se vuelven cada vez menos eficaces. Si echas a rodar esa película, no pinta bien. Y como la élite política sigue enfrascada en la urgencia de disputar las cuotas de poder no tiene ojos ni energía para lo importante resolver las fuentes del malestar. Todo indica que las mayorías se inclinarán por sus respectivos «planes B», más motivados por quién rechazan que por quién los atrae. Y ese rechazo debería tener un componente de temor". Los malestares sociales se siguen acumulando al tiempo que los mecanismos que usamos para regular esos malestares se vuelven cada vez menos eficaces. Si echas a rodar esa película, no pinta bien"..