Inversión: un problema de la política
Egún las Cuentas Nacionales publicadas el lunes por el Banco Central, en el segundo trimestre del año la inversión o Formación Bruta de Capital Fijo (FBCE) cayó 4,1% en comparación con el mismo período de 2023; la inversión encadena así cuatro trimestres consecutivos de contracción, aunque respecto de los tres primeros meses de 2024 anote un alza de 1,4%. El retroceso se combina con un crecimiento de 1,6% de la economía en el segundo trimestre, dato decepcionante en comparación con las estimaciones que había a comienzos del año; de hecho, entre enero y marzo el PIB aumentó 5%. Con todo, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, ha postulado que los núme“en línea” con la proyección de un crecimiento de 2,6% para 2024.
Más allá de las diferencias en torno al crecimiento, resulta preocupante el evidente estancamiento de la inversión, porsu rol determinante en el PIB de largo plazo; en este sentido, la mayoría de los especialistas consultados ha apuntado a una recuperación en el resto del año sólo “en el margen” apoyada en el sector externo, los términos de intercambio, el consumo y la relativa menor incertidumbre política, pero sin “La reactivación de la inversión depende también del marco jurídico, regulatorio, de las instituciones y, ciertamente, de las decisiones políticas”. Un cambio cualitativo de la tendencia.
A juicio del coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González, la baja inversión es de larga data y constituye un problema “más bien estructural en la economía”, reflejado en que durante los últimos diezaños ha crecido en un rango inferior al 1% anual en promedio.
La economista Natalia Aránguiz ha indicado que la baja de la inversión es una “fuerte alarma” para el crecimiento de mediano y largo plazo, porque no permite crecer las tasas —entre 3% y 3,5%— que se requieren para crear empleo y multiplicar el ingreso de las personas.
En este contexto, el ministro Marcel ha pedido al Congreso avanzar con mayor rapidez en la tramitación de los proyectos queinciden en la economía y, en particular, de aquellos que permitirían estimular y destrabar las inversiones.
La reactivación de la inversión no depende únicamente de las decisiones económicas privadas, sino también del marco jurídico, regulatorio, de las instituciones y, ciertamente, de la política y dela capacidad de sus actores de avanzar en decisiones de largo plazo.
Distintos expertos han observado que el crecimiento yla inversión tienen un componente inmediato de políticas fiscal y monetaria, pero para aumentar de manera sostenida requieren de certezas legales, reformas en el Estado, racionalización y ordenamiento del sistema de permisos y autorizaciones, de innovación productiva, mejorías en el capital humano y de incrementos en la productividad.
Desde luego las circunstancias econó micas, sociales y políticas del país son di tintas a las de pasado; por lo mismo, se necesitan nuevos mecanismos de entendi miento que no dependen solo de la voluntad del Gobierno, por muy fundamental que esta sea, sino también de la oposición, delos agentes privados y de la sociedad civil. El carácter de las decisiones de inversión obliga a una mirada transversal del problema, incluyendo a una oposición que aspire a posicionarse en términos de alternancia,