Autor: Mauricio Villena Decano Facultad de Administración y Economía UDP
Inflación salarial e inflación subyacente
K La inflación salarial es la mejor medida de la inflación subyacente”, señaló hace unos días el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos y execonomista jefe del Banco Mundial, Larry Summers. “Si los salarios siguen subiendo, nos queda un largo camino para controlar la inflación”, sentenció. Sus dichos, aunque referidos a su país, también son relevantes para el caso chileno. Por inflación subyacente se entiende la variación en los precios de los bienes y servicios del IPC, pero excluyendo los bienes energéticos y sin elaborar; en otras palabras, el IPC sin volátiles. La inflación subyacente refleja la situación estructural de la economía del país y marca la tendencia de los precios a medio plazo. La inflación subyacente anual, todavía en dos dígitos en Chile, es sumamente preocupante, pues supone una pérdida de poder adquisitivo de las personas que es relativamente permanente. En este sentido, son bienvenidos los esfuerzos realizados por el Banco Central a través de la política monetaria, encaminados a su reducción, a pesar de su alto costo. Algunas políticas públicas para paliar los efectos de la inflación pueden ser ayudas económicas que sean focalizadas; es decir, dirigidas a los segmentos de la población más perjudicados y desvalidos. Lamentablemente, en este contexto, aumentos generalizados en los salarios no son aconsejables, ya que, probablemente, estimularian una mayor inflación y empeorarían la situación actual.
Es por esta razón que preocupa el acuerdo alcanzado entre el gobierno y funcionarios públicos, que contempla un reajuste nominal de 12% para las remuneraciones brutas de hasta $ 2.200.000, así como un bono de $ 264 mil para quienes tengan remuneraciones sobre ese monto, Es claro que el gobierno apunta a recuperar de alguna manera el poder adquisitivo que han perdido las remuneraciones del sector público, pero la señal que se envía a la economía es equivocada. La inercia inflacionaria que podría generarse via reajustes salariales, basados en la inflación pasada, puede terminar generando una mayor inflación a futuro. Este tipo de políticas pone grandes obstáculos a la misión del Banco Central, que busca que la inflación anual se ubique en 3% en un horizonte de dos años. Como bien señalaba Larry Summers, si los salarios siguen subiendo, nos queda un largo camino para controlar la inflación.