Autor: Miguel Á, Vergara Villalobos Doctor en Filosofía (U. de Navarra), Bachiller Canónico en Teología (PUCV)
COLUMNAS DE OPINIÓN: Una verdad vital
COLUMNAS DE OPINIÓN: Una verdad vital Columna Columna MiguelÁ.
Vergara Villalobos Doctor en Filosofía (U. de Navarra), Bachiller Canónico en Teología (PUCV) Una verdad vital o cabe duda que estamos inmersos en un mundo con una N impronta "cientficista", que acepta como verdadero sólo aquello que se puede cuantificar o replicar en un laboratorio; inclusose cuestiona la utilidad de las humanidades. De ahíelrelativismo que nos ahoga y que nos induce a convertir en absolutos, bienes queson efimerose intrascendentes; oa confundirlos medios conlosfines.
Lainvitación esalevantarla mirada y abrimosa una verdad tan vital que puede "Por sobre el cumplimiento cambiarnuestras vidas. de normas, el llamado es a de normas, el llamado es a Comenzaremos con el pasaje del Evangelio "ser otros cristos", de san Juan, en que el procurando amar; serviry ¿ PóSolTomásledicca Jesús: "Si no sabemos perdonar a nuestro prójimo". adónde vas, ¿cómo sabremoselcamino?", alo queestele contesta: "Yosoy el Camino, la Verdad yla Vida" Un 14,5 6). Podemos entender que, consus enseñanzas, jesús seal camino quenos conduce ala vida eterna, pero resulta menos intuitivo que ademásseala verdad.
Esto es lo que intentaremos aclarar: Lamentablemente, el escepticismo de Pilato, sumadoasu prisa por finalizar el arbitrario proceso a que fuesometidoJesús, nos privó de conocer la respuesta divina a la pregunta que aquel le espevó de conocer la respuesta divina a la pregunta que aquel le espevó de conocer la respuesta divina a la pregunta que aquel le espevó de conocer la respuesta divina a la pregunta que aquel le espe: "¿ Qué es la verdad?" (Jn 18,38 ). En efecto, Pilato, sin esperar contestación alguna, salió al lugar donde estaban reunidos los judíos irles: "No encuentro ningún delito en este hombre", y les tlo.
Sin embargo, el populacho, debidamente azuzado porlos fariseos, con sus gritos y consignas presionó para quese exculpara a Barrabás, un bandido (Jn 18,38-40). Consciente de la inocencia de Cristo, Pilato intentó calmar al vulgo haciéndolo azotar; y volvió a exhibirlo, ahora con una corona de espinas; entonces, reafirmando la inocencia del acusado, ¡Este es el hombre! " (Un 19,1-5). Poco después, lo entregó a losjefes de los sacerdotes para que futera crucificado. Laenigmática expresión de Pilato puede interpretarse como una magnífica intuición de que Cristo eselarquetipo de integridad y coherencia de vida, contrariamente a la cobardía que su conciencia le reprochaba al gobernador romano. Aquella fue una muy certera intuición, ya que Cristo esla Verdad entanto "el verdadero hombre" que todos deberíamos legaraser. Porsobre el cumplimiento de normas, el llamado esa "ser otros cristos", procurando amar, servir y perdonara nuestro prójimo. Setrata de "hacer la verdad" con nuestras Obras, configurándonos con Cristo, de modo de alcanzar una verdad tan vital quenos harálibres (in 8,32) y darásentido anuestra vida.
En definitiva, Cristo es una verdad que nose aprehende cuantificándola, sino realizando rectas acciones. la, sino realizando rectas acciones. la, sino realizando rectas acciones. la, sino realizando rectas acciones. la, sino realizando rectas acciones. la, sino realizando rectas acciones. O.