SCHMIDT-HEBBEL: “EL PROYECTO FES no debería ser la prioridad del Gobierno, sino las crisis de salud y seguridad”
SCHMIDT-HEBBEL: “EL PROYECTO FES no debería ser la prioridad del Gobierno, sino las crisis de salud y seguridad” Doctor del MIT y execonomista jefe de la OCDE CAMILA MIRANDA KRAUSSHp p o ic, o e c n e e n l t q ra u l e p s a e r a h l a a f h am u abituado a los temas más áridos de la ma croeconomía y la co y u n t u r a, K l a u s Schmidt-Hebbel ha tenido una suerte de solaz el último tiem iliarizado con un tó manidad desde Aris tóteles: la pregunta por la felicidad. Y más que candente por el debate abierto tras el reciente informe del PNUD que insiste en cambios estructurales para enfrentar un diagnóstico pesimista respecto a la desi gualdad en el país. Schmidt-Hebbel es el organizador, junto a Jaime Silva, de la segunda conferencia ex ponencial “Bienestar y Felicidad”, que la Universidad del Desarrollo dictará el próxi mo 17 de octubre.
La primera versión se centró en la “Teoría del Todo”, comenta el doctor en economía del MIT y execonomis ta jefe de la OCDE en París, y en esta opor tunidad expondrán cinco investigadores, con miradas que van de la filosofía y la psi cología, a la neurociencia y la economía. ¿Por qué hablar hoy de felicidad y bienestar?“Es especialmente importante porque el Chile de hoy enfrenta conflictos, tensiones, estancamiento económico, aumento del desempleo, que pueden sugerir que todo es infelicidad o caída en el bienestar que tienen las familias chilenas y las personas que vivimos en Chile.
Aunque hay estancamiento económico y un severo empeoramiento en indicadores como la seguridad pública han aumentado mucho los crímenes de alta connotación social a lo largo de la última década, es muy importante hacerse la pregunta al revés: si somos los chilenos más felices que los habitantes de otros países del mundo. Y en todas las encuestas, desde la Casen hasta encuestas de comparación internacional como las que hace Gallup, los chilenos somos más felices que el promedio mundial.
En una escala de 0 a 10, la felicidad promedio de los chilenos es 6,2 en 2023, muy distante de Afganistán (1,5), el país más infeliz del mundo, y bastante más cerca del país más feliz del mundo, Finlandia (7,7)”. ¿Cree entonces importante hacer el contrapunto frente a visiones pesimistas o críticas?“Soy parte del discurso crítico. Soy crítico de las posiciones extremas que se presentan hoy en el amplísimo espectro político, marcado por un exceso de 29 partidos que vamos a tener en la próxima elección.
En lo económico, critico la falta de crecimiento y ciertamente me escandalizo, al igual que todos los chilenos, por las crecientes listas de espera en la salud pública y la mala calidad de la educación pública. Soy crítico de propuestas legislativas del Gobierno como la reforma al CAE, cuando las prioridades deberían ser seguridad y salud. Pero es lo que rescata nuestra conferencia en los datos para Chile. Hay una resiliencia de los chilenos muy notable y que hay que subrayar positivamente”. Esa resiliencia, agrega, se explicaría por la triada familia, amigos y comunidad. Detalla: “El estudio longitudinal más completo y extendido sobre la satisfacción con la vida lo hace la Universidad de Harvard desde los años 40.
Desde entonces ha hecho seguimiento a un mismo panel de personas muchas de ellas ya fallecidas y sus descendencias, hijos, nietos, sobre cuáles son los factores principales que influyen en su nivel de satisfacción con la vi-Klaus SchmidtHebbel, economista y académico UDD. “La felicidad promedio de los chilenos es 6,2 en 2023, muy distante de Afganistán (1,5), el país más infeliz del mundo, y bastante más cerca del más feliz del mundo, Finlandia (7,7)”. da. Y la respuesta sistemática es: familia, amigos y comunidad, esta última entendida como sentido de pertenencia.
Lo mismo vale para Chile, donde esos lazos son muy fuertes”. ¿Más ingresos, más felicidad? Sí, pero hasta cierto puntoNo obstante, existe una dimensión insoslayable a la hora de hablar de bienestar y felicidad: la economía. Precisamente desde esta disciplina y su vínculo con la felicidad expondrá Schmidt-Hebbel junto a Martín Carrasco. En esta arena un hombre clave es el economista de la Universidad de Southern California Richard Easterlin, quien en los años 70 realizó las primeras investigaciones sobre la relación entre ingreso y felicidad. Demostró estadísticamente lo que muy probablemente todos intuimos: que los ingresos influyen muy positivamente en una mayor felicidad pero solo hasta cierto punto. Mayores ingresos a partir de un nivel me-dio alto, no se traducen en mayor felicidad. Es lo que se conoce como la paradoja de Easterlin y que se explica por tres razones, ahonda Schmidt-Hebbel. La primera está en la base de la microeconomía: la utilidad marginal; el efecto en mi felicidad de tener más plata para comprar más cosas es cada vez menor. La segunda razón obedece a la teoría del ingreso relativo, de James Duesenberry. Básicamente se traduce en: soy más feliz si mi ingreso sube más que el de mis vecinos, mis amigos o conocidos. Si mis ingresos suben, pero no cambia mi posición en la escala de comparación, no aumenta mi felicidad. La tercera explicación es que la psicología del ser humano es muy adaptable a las circunstancias. “Por ejemplo, en el momento en que una persona gana el loto es un ser desbordante de felicidad. Luego se compra una casa, pasan los días y los meses, le encantó el primer mes, el primer año, pero luego se acostumbra y vuelve al mismo nivel de felicidad anterior”, grafica.
Junto a estos datos, Schmidt-Hebbel dará a conocer los resultados para Chile y para 110 países del análisis de la encuesta Gallup a lo largo de 17 años, entre 2006 y 2023. ¿Y cuáles son las principales conclusiones?“Entre los determinantes clave de la felicidad en el mundo y en Chile están el ingreso, la salud, la distribución del ingreso y la calidad de las instituciones.
Desde los servicios que provee el Estado hasta la calidad deCrecimiento: “Esto es estancamiento puro”Transcurrido casi todo 2024, ¿cuál es su balance económico de la gestión del Gobierno?ción de 0,8% de aproximadamente 0,7% anual en los casi tres últimos años. Esto es estancamiento puro”. “De acuerdo con las últimas cifras del Banco Central de Chile, el balance no es bueno en materia de crecimiento. Antes de asumir el Gobierno actual, la actividad económica medida por el Imacec desestacionalizado, llegó a un máximo de 110,0 en noviembre de 2021. En agosto de 2024, hace dos meses, el mismo indicador alcanzó un valor de 110,2.
Por lo tanto, la tasa de crecimiento acumulada en 33 meses ha sido un 0,2% total, que equivale a una caída o un decrecimiento anualizado del Imacec desestacionalizado per cápita suponiendo un crecimiento anual de la pobla-¿ Y puede cumplirse la meta de 2,7% que proyecta Hacienda?“Es improbable que alcancemos un crecimiento anual de 2,7% este 2024. El mismo Banco Central proyecto un crecimiento promedio anual del PIB tendencial de 1,8% anual para los próximos 10 años, lo que equivaldría a un crecimiento del PIB per cápita de 1,0% anual. Con ese desempeño, Chile no llegaría nunca a ser un país desarrollado”. la democracia y la libertad en general, política y económica. Los países más libres son más felices.
Educación, curiosamente, no aparece como muy significativa en nuestros resultados”. FES “precariza aún más la autonomía universitaria respecto al gobierno de turno”A propósito de educación, ¿cómo evalúa el proyecto del Gobierno para terminar con el CAE?“Rescato muchas iniciativas positivas de la gestión del ministro Eyzaguirre en su primer paso por Hacienda, entre 2000 y 2006, y una es el CAE. Que una persona que no tiene ingresos para financiar la universidad consiga con aval del Estado un crédito para cofinanciar sus estudios, es una muy buena idea.
Inicialmente a tasas que en ese momento se justificaban de 6%, pero que los sucesivos gobiernos se demoraron en bajar, lo que ocurrió en el primer mandato de Sebastián Piñera, que la redujo a 2%. Asimismo, se flexibilizó en función del nivel de ingresos efectivos de los egresados, se le agregó un tope máximo de pago como porcentaje del ingreso y se alargó el plazo de amortización del crédito. Todas fueron buenas reformas.
Entonces, la gratuidad plena hasta el noveno decil de todas las personas me parece tanto injusta como ineficiente”. ¿Por qué?“Porque si bien es posible que este nuevo proyecto implique cero erogaciones para el Estado lo que es muy dudoso, la carga viene por el lado de las universidades, que recibirán menos ingresos, y por los pagos excesivos de los graduados del décimo decil de ingresos.
Un primer cálculo aritmético simple de cuánto tendría que pagar una persona sin considerar si se calculan sobre la base imponible, bruta o líquida entre cotizaciones previsionales obligatorias (10% actual y 6% futuro), de salud (7%) y seguro de desempleo (2%); impuesto a la renta, que podría llegar al 40% si es un ingreso alto, más este 8% de amortización del crédito FES, primero, e impuesto puro más adelante, se llegaría a una carga de imposiciones e impuestos que superaría 70%. Esta carga insólita generaría dos incentivos muy perversos: hacerse informal o emigrar de Chile”. ¿Cuál será el efecto en las universidades?“Se precariza aún más la autonomía universitaria respecto al gobierno de turno.
Y segundo, se precarizan los ingresos, lo que es gravísimo desde un punto de vista de la supervivencia de muchas universidades del país y su capacidad para realizar investigación y entregar educación universitaria precisamente a los grupos que se pretende beneficiar.
Mi crítica básica es por qué regalar los estudios universitarios al séptimo, octavo y noveno decil, si tenemos listas de espera que afectan a casi 3 millones de chilenos que no han sido operados o atendidos en el sistema público de salud o si enfrentamos una crisis de seguridad pública que nos afecta a todos.
Comulgo plenamente con las palabras del senador PS y doctor Juan Luis Castro: el proyecto FES no debería ser la prioridad del Gobierno, sino la solución de las crisis de salud y seguridad que enfrenta Chile”. “Debilitamiento severo del Estado de Derecho en delincuencia y seguridad”Usted ha hecho hincapié en la salud, como tema crítico, ¿qué se necesita?“En primer lugar, acabar con las listas de espera, lo que no puede suceder de un día para otro. Decir lo contrario, sería mentir. Segundo, más hospitales públicos, cuya construcción y entrega se atrasa por la permisología y trabas burocráticas.
Pero finalmente, será clave que se reforme el sistema de gestión e incentivos del personal de salud”. Y en seguridad, ¿cómo se enfrenta la escalada que vivimos?“La ministra Tohá ha hecho un esfuerzo importante por enmendar el rumbo y poner la seguridad como una de las prioridades del Gobierno, pero aún no es suficiente.
El deterioro de la seguridad pública es obviamente un fenómeno multidimensional, causado por muchísimas falencias de nuestra sociedad y del Estado: leyes y regulaciones insuficientes urge una reforma a la reforma procesal penal de 2001 y al Ministerio Público, inmigración ilegal, narcotráfico explosivo, terrorismo, castración de las policías después del estallido social, corrupción de fiscales y jueces, puerta giratoria de condenados, tolerancia de delitos menores y un largo etcétera. En resumen, enfrentamos un debilitamiento severo del Estado de Derecho en materias de delincuencia y seguridad. Pero no hay una bala de plata para resolverlo. Es un problema multifactorial, que debería ser la primera prioridad gubernamental, destinando recursos y reformas efectivas para lograr cambios radicales en la prevención y persecución del crimen.
Pero en Chile vivimos en un mundo al revés: formalizamos al exgeneral director de Carabineros, simplemente porque intentó colocar orden a través del ejercicio del monopolio en el uso de la fuerza”.. Pese a la escalada de delincuencia, las largas listas de espera en salud, el economista destaca la “notable resiliencia de los chilenos”. Y es que, según los estudios, son “más felices que el promedio mundial”, agrega, y la respuesta puede estar en triada familia, amigos y comunidad. Doctor del MIT y execonomista jefe de la OCDE Z E R E P A N E R A C A M