Las voces que nos acompañan tras los micrófonos
Las voces que nos acompañan tras los micrófonos Dos locutores y una locutora de Talca abren sus "archivos" y cuentan sus andanzas en el apasionante mundo radial S i hay personas con historias que contar, deben ser los locutores y locutoras radiales.
Una profesión, un oficio, un trabajo que se lleva en el corazón y que pese a los cambios que ha vivido el mundo de las radios y de las comunicaciones, en general, sigue cautivando, informando y entreteniendo a los auditores.
Una pasión que se lleva pegada a la piel y que encuentra un justo reconocimiento este 14 de abril, el Día Nacional del Locutor(a) Radial, fecha instaurada en homenaje al versátil hombre de radio: Petronio Romo Stuart. Juan Carlos Barrueto tiene 40 años de trayectoria. Partió en 1985, en la radio Chena de San Bernardo, cuando aún era estudiante, pasando luego por otras como Nuevo Mundo, Chilena, Buena Nueva, Paloma, Fantástica. Hoy está en radio FM+, con un programa de lunes a viernes, desde las 19:00 a 21:00 horas, y el sábado en la mañana.
Oriundo de Cauquenes y tras pasar por San Bernardo, llegó a Talca en los años 90, para apoyar desde la radio Cooperativa a la emisora Sonorama. "Me becaron para estudiar en la Escuela de Locutores de Chile. Mi profesor fue Sergio Silva Acuña, y padrino Pepe Yeruba. Tuve la oportunidad de trabajar además con Julio Videla", señala con orgullo. Para Juan Carlos Barrueto, ser locutor lo es todo. "Ser locutor ha sido todo en mi vida.
Nosotros los comunicadores sociales somos como psicólogos frustrados, porque escuchamos a la gente, transmitimos a la gente cosas, puede ser alegría, puede ser pena, los podemos hacer llorar, los podemos hacer reír, también les informamos y los educamos", dice. "Para mí, ser locutor ha sido muy importante durante 40 años porque he podido ser mejor persona y he conocido mucha gente maravillosa, tanto auditores como colegas, profesionales, amigos, que algunos ya han partido; pero en general, para mí, ser comunicador social o locutor, como se llamaba antiguamente, es un todo, es poder entretener, informar y educar a la gente", agrega. Juan Carlos Barrueto no está seguro si alguna vez podrá dejar la locución. "Cuando uno nace con el bichito, cuando está esta vocación adentro, es muy difícil dejarlo", enfatiza. En sus cuatro décadas de trayectoria, ha acumulado una cantidad importante de historias y anécdotas. Hay una que no olvida. Cuando tenía 17 años y mientras trabajaba en la radio Chena, en una oportunidad llega hasta los estudios un joven y pide hablar con el locutor. "Salí del locutorio. Y me dice, yo quiero confesar algo, pero no quiero que se asusten. Y me dice, yo acabo de matar a mis padres. Y los maté con esto y me muestra la pistola. Me dice, quiero que venga un juez, y me quiero entregar a Carabineros.
Quiero hablarlo en la radio para que me escuche el juez", relata, reconociendo que sintió como un "balde de agua fría". "Y yo lo entrevisté, al aire, me confesó cómo los había matado, y me puso el arma encima del escritorio. Yo no sé cómo lo hice, cómo funcioné, no sé. La cosa es que en 15,20 minutos, aparece un juez escoltado y se entregó el sujeto", explica. Pero la historia no acaba ahí. En el año 2000, trabajando para la radio Buena Nueva de Linares, concurrió a la cárcel, donde una persona le clavó la mirada.
Era la persona que años antes había confesado el crimen en los estudios de la radio. "Y me pide perdón", comenta, "por haberme expuesto en esa situación". Pero también hay situaciones graciosas que le ha tocado vivir. Recuerda que cuando llegaba un locutor nuevo, se le hacía una broma.
Simulando estar al aire, el control se empezaba a quitar la ropa, hasta quedar en calzoncillos, y ante la sorpresa del novato, se le instaba a no parar y seguir con la locución. "A mí me la hicieron también", confiesa, entre risas. Juan Carlos Barrueto es un agradecido. Tras estar alejado algunos años de las radios, cuando decidió volver, sintió de inmediato el cariño de la gente.
El amor de Angela "La radio es el amor de mi vida", expresa Angela Arellano, quien es una de las voces femeninas más reconocidas en el mundo radial de Talca y la región y que abrió camino en un escenario otrora bastante machista. "Me hace feliz hacer radio", comenta con seguridad y confiesa que "la radio te atrapa y cuesta dejarla". Tras pasar por una primera emisora en Talca, Angela Arellano se fue a estudiar a Santiago a la Escuela de Locutores de Chile, y al regresar a la capital del Maule, en la segunda mitad de la década del `90, hizo carrera en las emisoras Mágica, Lógica y especialmente en Futura, donde actualmente conduce el programa diario Conexión Futura y también tiene un espacio para emprendedores, donde además difunden actividades solidarias. Comenta que siempre está actualizándose, aprendiendo de los cambios y las nuevas tecnologías, y ampliando su quehacer en el mundo de las comunicaciones, como por ejemplo grabando publicidad. Si bien estudió Técnico Jurídico de nivel superior, lo cierto es que no se imagina fuera de la radio. "El locutor tiene que ser dinámico, cercano, espontáneo. Y dejarse sorJuan Carlos Barrueto. Patricio Moraga Vallejos. Las voces que nos acompañan tras los micrófonos prender también por la gente que escucha la radio. Hay que escuchar a la gente", señala.
En sus años de trayectoria, le ha pasado más de un chascarro. "Creo que el que más me ha pasado, más de alguna vez, o sea, se me ha repetido en ocasiones, de pura distraída, es que se me ha quedado el micrófono abierto y uno cuando está hablando con alguna amiga como que dice sus garabatos y me sale así", dice, comentando que son los mismos auditores los que de vuelta le advierten de la situación en tono de broma. "Yo creo que ha habido varios locutores que se les han quedado el micrófono abierto. Y yo soy un poquito distraída, así que imagínate", señala, riéndose. El trabajo en la radio ha cambiado con el tiempo. Hoy el locutor o locutora ha tenido que aprender a autocontrolarse, a "perillar", en la jerga radial. "Yo lo encuentro súper bueno, porque ahí está tu marca personal, porque tú sabes lo que tiras. Nosotros usamos risas, aplausos, innovaciones, no sé, y eso tú ves cuándo lo quieres usar, o si vas a hablar de un grupo X, veo la música de ese grupo", indica. Angela Arellano está feliz con su trabajo en la radio. Sostiene que lo que más le gusta de ser locutora radial es "el contacto con la gente, escuchar a la gente. A veces me ha pasado que hay gente que está súper triste y sola. Te escriben, escucho a la gente. Ser compañía de la gente. Subirles el ánimo". La vida en un micrófono José Miguel Rebolledo llegó al mundo de la radio por una tarea escolar. Era octubre de 1998, cuando junto a otros compañeros de octavo básico acudieron a la radio Universidad de Talca a buscar información sobre Strauss. Ahí los atendió Adriana Contardo, quien los invitó a volver cuando quisieran. José Miguel había quedado maravillado con la atmósfera radial y al año siguiente volvió a la radio, ofreciéndose para aprender y ayudar en lo que fuera. Luego de unos años continuó su periplo radial en emisoras como Familia del Maule, donde leyó noticias e hizo distintos programas, y en Mágica, en el programa Gigante Deportivo, donde estuvo 15 años. También colaboró en otras emisoras como Lautaro de Talca, Centenario de San Javier, y con orgullo y nostalgia rememora la radio Iberoamericana de la mano de un amigo: Hernán Tuco Pereira.
Actualmente está en Paloma y conduce el programa Revolviendo Discos, todos los domingos al mediodía, y Horario Punta, de lunes a viernes, de 7 a 9 horas, abordando las complicaciones del tránsito vehicular y también muchos otros temas. "He tenido la posibilidad de estar en varias plataformas, en varios formatos de medios, hice harta tele también en distintos momentos de mi vida, pero la radio es lo mío, la radio es mi pasión, la radio es mi vida.
Amo comunicar, amo interactuar con la gente, amo estar conectado con la calle, con la ciudadanía, con lo que pasa, con la contingencia, tratar de ir decodificando estas necesidades que tiene la ciudadanía, escucharlos, tratar de ayudar a resolver sus problemas con mucha responsabilidad.
Es un voto de confianza al que uno nunca debe fallar", expresa con emoción. "No puedo estar sin hacer radio, y voy a seguir haciendo radio hasta que las energías de mi cuerpo lo permitan, hasta que mi mente tenga la claridad suficiente, hasta que mi voz también me pueda acompañar, y hasta que las radios también me permitan o me consideren un aporte", agrega. Y en su larga trayectoria, José Miguel Rebolledo ha vivido numerosas anécdotas e historias sobre las que guarda especial cariño.
Una de ellas es cuando, recién llegado a Paloma y tras haber hecho deporte en Mágica, durante varios años, al aire se le cruzaron las frecuencias. "Dije Paloma 89.5, me escucha el radiocontrolador de turno Marcelo Muñoz y me dice, ¿Cómo dijiste? Paloma 97.5, el 89,5% de la audiencia está escuchando Paloma 97.5 ", recuerda, agregando que "tuve que salir jugando, después estábamos todos muertos de la risa, afortunadamente en la radio lo tomaron bien y los auditores también". Y en otra oportunidad, en 2006, estando en radio Mágica, el equipo de deportes liderado por Víctor Díaz se dio a la tarea de transmitir la final del Mundial de Fútbol de Alemania, viendo la señal de la televisión. "Me pasaron un legajo con contactos de diferentes figuras del periodismo y del deporte nacional, Sergio Livingstone, Julio Martínez, Nelson Acosta, y entre ellos estaba José Sulantay, la instrucción fue llamar a alguna de estas figuras para que comentara en el entretiempo y si era posible al final del partido.
El único que aceptó la llamada y esta idea `recontraloca' y sin previa coordinación, fue José Sulantay, que a la sazón es el gran descubridor de la generación dorada del fútbol chileno y que además estaba vinculado con Talca por su paso previo a fines de los 90, como entrenador de Rangers", dice, accediendo a hacer el comentario técnico-táctico en el entretiempo y al finalizar el partido. "No lo podíamos creer, teníamos al profe Sulantay vía telefónica desde Santiago comentando el partido", agrega. José Miguel Rebolledo. Angela Arellano..