SAMANTA SCHWEBLIN: "El cuento es mi espacio natural"
SAMANTA SCHWEBLIN: "El cuento es mi espacio natural" los une. "Hay un juego doble. Por un lado, cada cuento tiene su propio mundo, y se basta a sí mismo. Pero a medida que estos se fueron sumando, me di cuenta de que había algunos que claramente estaban hablando entre sí. Creo que de todos mis libros de cuentos este es el más permeable en ese sentido.
Y entonces empezó a ser claro qué cuentos tenía que dejar afuera, y qué cuentos faltaban". Así, por ejemplo, reconoce que "en todos hay un diálogo fuerte entre dos personajes". Y detalla: "A veces ese diálogo es literal, `Un ani"M e encanta escribir, pero acompañar los libros en ferias y festivales, dar entrevistas y ese tipo de cosas me cansa y me aleja de la escritura", reconoce la premiada autora argentina Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978). Después de El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y Siete casas vacías (National Book Award, 2022), acaba de aparecer El buen mal (Random House), su cuarto volumen de cuentos. "En los próximos meses se publicarán también la gran mayoría de las traducciones --agrega--, así que será un año de mucho trabajo.
Esta es la parte a la que yo llamo `trabajo'. Hay que hacerlo, pero no es la parte de ser escritora que más me gusta". Por lo mismo, comenta, "estaré bastante alejada de Berlín", donde vive desde 2012. Desde la capital alemana responde por correo electrónico, tal como lo ha solicitado. "Cuando pongo mis palabras por escrito, todo se ordena. Escribir me ayuda a pensar", explica. El epígrafe de Silvina Ocampo hace explícita la conexión de Schweblin con la rica tradición rioplatense del cuento, en la que se cuela lo fantástico, lo inesperado, lo irreal. Y con él encabeza los seis relatos reunidos en el volumen, cuyos orígenes están revelados en las últimas páginas.
Así, por ejemplo, dice que el primero --"Bienvenida a la comunidad"-lo escribió pensando en su amiga Martina, "que falleció hace ya unos años". En la conversación prefiere no ahondar en cómo ella estuvo presente durante la escritura. "Esta pregunta me resulta demasiado dolorosa y personal como para contestarla", se disculpa.
También autora de las novelas Distancia de rescate (2014) y Kentukis (2018), hace una década que no publicaba una colección de relatos. "El cuento es mi espacio natural --asegura--, de hecho no siento este libro como un regreso, cuentos es lo que escribo casi todo el tiempo. Eventualmente, un cuento falla, y entonces necesito 150 páginas más para contar lo que debería haber sido capaz de contar en 20, y no queda otra que sucumbir a la novela.
Lo que más me fascina es el universo del cuento, es una lástima saber que muchos lectores no se acercan al género porque siguen creyendo que se trata de historias más conectadas al mundo de la fábula, de los microrrelatos, de pequeños recortes de cosas que no entran en otro lugar. Pero para mí no hay nada más contemporáneo y poderoso que leer un buen cuento.
Que se animen otra vez los que hace mucho que no se pasean por este género". Figura destacada de una generación de autoras latinoamericanas que conquista lectores, traducciones y premios, las obras de Schweblin circulan en más de 40 idiomas y han tenido adaptaciones al cine --Distancia de rescate -y al teatro: su relato "Mujeres desesperadas" se montó en el Colón en 2024.
Y entre muchos premios, en 2022 recibió el Iberoamericano de Letras José Donoso, con el que la Universidad de Talca reconoce la trayectoria literaria. --¿ Qué desafíos le planteó la escritura de este nuevo libro, después del éxito ya alcanzado? --Cada libro viene con sus propios desafíos, poco de lo que aprendo en los libros anteriores me sirve luego para los que siguen. Incluso me da un poco de miedo esa idea de "ir aprendiendo el oficio", porque a veces ese aprender cómo hacer las cosas puede jugarte en contra.
Confiar en la manera más efectiva de ir hacia cierto lugar, la forma más rápida de comunicar ciertas ideas, también puede alejarte de la oportunidad de encontrar nuevas maneras de hacerlo, y ese tipo de descubrimientos son los que más me entusiasman en la escritura.
Cuando no sabes cómo se hace algo estás en un estado creativo de absoluta ingenuidad, y eso puede ser algo poderoso. --Desde el título se plantea una dicotomía, ¿es en esa dualidad donde se arman sus historias? --Si pensamos el mal como lo desconocido, lo extraño, lo que nos parece amenazante, creo que hay algo de esas fuerzas que podría hacernos falta, que puede empujarnos a descubrir algo nuevo, a movernos, a cambiar. A la vez, muchas veces lo que parece un peligro puede ser una oportunidad, y lo que parece un alivio puede esconder un problema mayor. Medir qué es lo bueno y qué es lo malo es una trampa. En mi familia siempre dicen que soy la persona más suertuda del mundo. Y aunque sí considero que tengo mucha suerte, también sé que hay algo en mi propio relato cuando cuento las cosas que me pasan que favorece siempre esas lecturas.
Si un auto pasa frente a mí a toda velocidad y me salpica completamente de barro, posiblemente me enoje un momento, pero a mi familia voy a decirle, estuve a punto de ser atropellada, ¡pero me salvé! Y cuando lo digo se me habrá pasado el enojo, y habré creído verdaderamente mi historia. Puede ser una ingenuidad, o un juego de niños, pero en mis relatos, los de la vida real y los de la ficción, siempre soy consciente de ese doble estado de las cosas. De ese peligro latente en lo bueno, y esa oportunidad del cambio o de la expansión en lo desconocido.
Si bien estos son relatos muy diversos, es posible reconocer en ellos un patrón, algo que mal fabuloso', por ejemplo, sucede íntegramente en el contexto de una llamada telefónica de Lyon en Francia a Hurlingham en Argentina.
Otros diálogos suceden a lo largo de una tarde, como en `El superior hace una visita', o de casi toda una vida, como en `El ojo en la garganta'. Pero en todos los casos son el corazón del cuento.
Y en cada uno de estos diálogos hay una búsqueda y una pelea casi existencial, por intentar entender esa relación entre `el bien' y `el mal', y cuánto necesita uno del otro, y cómo pueden aprender a bailar juntas ambas partes, si es que de verdad son dos partes y no una misma cosa". Las relaciones filiales también están presentes en ellos y en ese sentido se conectan con su aclamada novela Distancia de rescate, que, por cierto, empezó siendo un cuento. "Sentí esa cercanía cuando escribía `El ojo en la garganta'", admite.
En el cuento, es un padre el que experimenta el miedo, la aprensión, la culpa, la incomunicación con su hijo discapacitado: cuando el niño tenía apenas dos años se tragó una pequeña pila de litio y tuvieron que hacerle una traqueotomía.
El padre estaba a cargo de él esa tarde. "Aunque el dispositivo de narración, el narrador, y hasta la propia historia que se cuenta son muy diferentes, sentí ese imán tan fuerte en la tensión que surgió durante la escritura de Distancia de rescate, y otra vez creo que está atado a la relación que se construye entre ese padre y su hijo, y qué ocurre cuando esa confianza se quiebra. --¿ Quiso expresar en una condición física la realidad del niño que no es escuchado?, ¿y la impotencia del padre? --Entre muchas otras cosas, sí, me gusta esa lectura que hacés. Hay mucho también de cómo los sentimientos de culpa de ese padre son los que a la vez no le permiten volver a conectar con el niño. Hay un juego sutil con el peso del litio en el campo argentino. La reacción inmediata de culpar siempre al otro, al extraño, al "mal", sobre cosas de las que en realidad nosotros mismos somos responsables.
La pulsión de vida de un chico al que están pasándole tantas cosas aparentemente dañinas para él, cuando en realidad toda su atención y su dolor están concentrados en el amor que podría o no darle ese padre al que tanto necesita, pero ya no parece estar más disponible para él. --¿ Considera la infancia un espacio propicio para el miedo y la amenaza? --Hay algo en la ingenuidad de la infancia que nos hace más frágiles, y a la vez más sinceros con nuestra relación con el dolor. Pero el miedo se expande hacia todos lados y todas las edades. De hecho, puede ser más angustiante la anticipación a determinado dolor desde la perspectiva de un padre que desde la del niño. Después de todo, el niño no sabe aún lo que podría doler algo, y el padre no solo lo sabe, sino que lo anticipa. Incluso, si al final no ocurre, eso es lo que hace una madre o un padre, anticiparse constantemente a los peores escenarios.
Es algo casi obsesivo, y agotador, y quizá esto termina incluso exponiendo mucho más a los que cuidan que a los que son cuidados. --¿ Qué representa hoy para usted el barrio en el que creció y donde vio tantos caballos como el de "Un animal fabuloso"? --Hurlingham era un barrio de clase media trabajadora, de veredas con césped y chicos jugando solos toda la tarde en la calle.
Recuerdo la sensación de una libertad hermosa, de vivir en los alrededores de la ciudad y aún así tener el derecho de empezar a medir mi libertad entre la calle y las casas de mis amigos vecinos. Esto ya no existe hoy. Ahora Hurlingham, sobre todo en esa zona en la que crecí, es un barrio que se ha vuelto pobre, precario y violento. La última vez que lo visité regresé con una tristeza enorme. Representa el cambio de la inmensa mayoría de los barrios y ciudades que hoy son el conurbano bonaerense. Sobre "William en la ventana", en el libro dice que lo considera su cuento más autobiográfico. ¿Por qué? "Pues lo dicho; es mejor no decir más. Es bueno defender ciertos misterios", responde. El hecho es que William es un gato y el título se debe a la fotografía que Denyse le muestra a la narradora y que revela lo importante que William es para ella. Ambas forman parte de la decena de escritores invitados a una residencia en Shanghái, y a quienes han distribuido en un edificio de 42 pisos. Es ahí donde Denyse se entera de la muerte de su mascota de 14 años.
Por su parte, la narradora carga con el miedo ante la enfermedad de su marido y la culpa por estar lejos de él. --¿ Lo autobiográfico tiene que ver con esta comunidad de escritores de distintos orígenes en un país ajeno? --Hay muchos puntos autobiográficos en esta historia.
La comunidad de escritores realmente existió, y muchos de los personajes importantes de este cuento fueron personas reales, escritores que participaron de esta residencia y me acompañaron esos meses extraños en los que viví en Shanghái.
El incidente del gato no tiene el background del cuento, pero sí ocurrió que el gato de una de las escritoras murió, y todo lo que ocurrió con la presencia de ese gato muerto, su dueña y yo, pasó tal cual, y fue realmente un evento que sigue poniéndome la piel de gallina cada vez que lo recuerdo. --¿ Qué ha significado para usted compartir con escritores y escritoras de su generación? --Me siento muy bien acompañada. Tengo buenas amistades, y es una generación bastante abierta y generosa. Recuerdo mi adolescencia leyendo cómo en las columnas de los suplementos culturales muchos escritores se la pasaban discutiendo entre sí, patoteándose y provocándose. Quizá peco de ingenua. Quizá en esa pica sí había algo interesante, y lo que ocurre ahora no es que no peleamos, sino que no hay más suplementos culturales ni gente que lea esas discusiones interminables.
Pero sí creo que esta es una generación que se lee mucho entre sí, me refiero a los libros que escribimos, mucho más de lo que se leían ellos; que se escucha, se defiende y sobre todo, se piensa junta. Y eso es algo que me hace sentir cómoda y hasta diría orgullosa. ENTREVISTA Autora de cuentos y novelas Samanta Schweblin: "El cuento es mi espacio natural" MARÍA TERESA CÁRDENAS MATURANA EL BUEN MAL Samanta Schweblin Random House, Buenos Aires, 2025,187 páginas, $18.000.
CUENTOS `` Para mí no hay nada más contemporáneo y poderoso que leer un buen cuento". `` Me da un poco de miedo esa idea de `ir aprendiendo el oficio', porque a veces ese aprender cómo hacer las cosas puede jugarte en contra". `` Puede ser una ingenuidad, o un juego de niños, pero en mis relatos, los de la vida real y los de la ficción, siempre soy consciente del doble estado de las cosas". `` Recuerdo mi adolescencia leyendo cómo en las columnas de los suplementos culturales muchos escritores se la pasaban discutiendo entre sí, patoteándose y provocándose". FRANCISCO JAVIER OLEA Tal como en el título --El buen mal--, la dicotomía es solo aparente en estos seis relatos anclados en la realidad de lo irreal. "Lo raro siempre es más cierto", dice el epígrafe de Silvina Ocampo que la escritora argentina radicada en Alemania eligió para su nuevo volumen de cuentos..