Autor: CRISTIAN BONACIC SALAS Académico UC
Duele La Araucanía
Señor Director: Por motivos de trabajo aterricé en el aeropuerto de Temuco. Inmediatamente, el tono amable y cordialidad de la gente local me llevó a reflexionar sobre el conflicto armado que se vive en la zona. Muchas de estas personas llegan con miedo a sus casas al anochecer o tienen familiares en zonas donde abundan los encapuchados armados y la policía ni los fiscales se atreven a ir. Duele La Araucanía, donde gente trabajadora y sacrificada ha sido baleada por la espalda. Duele La Araucanía cuando sus guardaparques no saben si les van a quesu casa y guardería. Pero más duele La Araucanía cuando niños mapuches lloran su escuela quemada o las auxiliares del Cesfam rural no pueden regresar a sus casas después de un largo turno.
Duele La Araucanía en su abandono cuando cos de izquierda y derecha se turnan en su ineptitud para no gobernar ni cumplir con proveer un Estado de Derecho a la nación y menos a La Araucanía. Paradojalmente, en la zona donde van los santiaguinos o ya viven muchos privilegiados siguen creciendo los condominios y edificios con vista al lago Villarrica. Los intelectuales de las universidades discuten desde lejos las causas del problema y recetan soluciones desde sus sesgadas posiciones políticas y filosóficas. Pero el mapuche que sigue pobre y ahora atemorizado por los grupos terroristas ve que su vecino agricultor también lo mira a él con desconfianza.
Chile tiene muchos problemas graves y una clase política en las postrimerías de su decadencia terminal Pero eso no quita que quiera decir que duele La Araucanía, que es el corazón de Chile y nuestra nación mestiza.