Autor: José Sandoval Díaz
Elecciones 2024 y gestión del riesgo: el desafío ausente
OpiniónDirector Centro de Estudios Ñuble UBBsino que se anticipe, mitigue y adapte a los riesgos mediante una planificación territorial adecuada y un desarrollo sostenible. Sin un enfoque multisectorial coordinado, Ñuble seguirá siendo vulnerable a riesgos cada vez más frecuentes e intensos. En las zonas rurales, la distancia a los centros urbanos y la percepción de desamparo institucional agravan la pobreza multidimensional y el aislamiento, dificultando aún más la respuesta ante estos eventos. La invisibilización de estos problemas en las agendas de los candidatos refuerza la sensación de abandono. Esta omisión no solo compromete la capacidad de respuesta ante desastres, sino que también pone en riesgo el desarrollo humano alcanzado. Los candidatos en estas elecciones deben abordar estos desafíos de manera integral. No basta con prometer mejoras en alertas y planes de emergencia; la gestión del riesgo debe ser proactiva y estructural, enfocada en reducir vulnerabilidades y fomentar un desarrollo más equitativo y sostenible. Las próximas elecciones representan una oportunidad crucial para Ñuble, una región azotada por desastres. Estos eventos, que combinan factores naturales con condiciones sociales, han evidenciado la urgente necesidad de una gobernanza efectiva del riesgo y de fortalecer la resiliencia comunitaria. Sin embargo, estos temas están invisibilizados en las propuestas actuales de los candidatos, a pesar de su relevancia para el bienestar y el desarrollo humano. La gobernanza del riesgo en Ñuble debe ser multisectorial y multinivel, involucrando tanto a los distintos niveles de gobierno (local, regional y nacional) como a actores sociales, económicos y comunitarios. Desastres como el 27F, los incendios forestales, las inundaciones, las sequías y otros eventos vinculados a la crisis climática, han puesto de manifiesto la falta de prevención y las deficiencias en la respuesta institucional. Con el aumento de los efectos del cambio climático, la región requiere una gobernanza que no solo responda a emergencias, Además de la gobernanza del riesgo, es esencial reconocer y fortalecer la resiliencia comunitaria. Los saberes locales y la cohesión social, basados en la confianza entre vecinos, han demostrado ser vitales en momentos de crisis.
Aunque las comunidades rurales poseen conocimientos valiosos para enfrentar y adaptarse, esta resiliencia debe ser respaldada por un apoyo institucional que reconozca y potencie estas capacidades locales, permitiendo que las comunidades se conviertan en actores clave en la gestión del riesgo. Como votantes, debemos exigir a los candidatos compromisos claros y concretos en este ámbito. Las próximas elecciones representan una oportunidad para cambiar la narrativa y asegurar que la gestión del riesgo, la adaptación al cambio climático y la equidad sean temas prioritarios.
La región, sus provincias y comunas necesitan avanzar hacia un futuro en el que los desastres socionaturales no sean una amenaza constante para el bienestar de sus habitantes, sino una oportunidad para construir un sistema más fuerte y equitativo.. Opinión