"Ni para la derecha ni para la izquierda, la primera infancia ha sido primordial"
Graciela Ibáñez y Paula Sepúlveda 1 preguntarle de dónde viene su pasión por la educación, menciona a su abuelo materno, Hans Lahres, quien llegó a Punta Arenas desde el sur de Alemania —cerca de Frankfurt— para trabajar como profesor de matemáticas. Luego se trasladó a Puerto Varas donde enseñó en el Colegio Alemán.
“Le ofrecieron un trabajo para venirse para acá y se vino con su señora y su hija mayor, que es mi mamá”, cuenta Beatriz von Appen Lahres (56), directora de la Fundación Educacional Choshuenco, que tiene salas cunas y jardines infantiles en cuatro comunas de la Región Metropolitana. El “gen educativo”, como llama a la influencia de su abuelo, la llevó a estudiar psicopedagogía en la desaparecida Universidad Educares. Trabajó como profesora de alemán en tercero, cuarto y quinto básico en el colegio Santa Úrsula de Vitacura.
“De ahí, yo dejé el colegio para emprender con esta fundación”, cuenta sobre Choshuenco, que ya tiene 14 años. —¿ Por qué llamaron Choshuenco a su fundación? —La fundación se llama así porque nosotros, desde muy pequeños, fuimos a veranear a Panguipulli, al lado de un pueblo que se llama Choshuenco y que está enlas faldas de un volcán que tiene el mismo nombre. Para nosotros es un lugar muy especial, porque hemos hecho vida familiar durante muchos años ahí; de hecho, hace casi 50 años que vamos a ese lugar. La fundación se enfoca en la educación durante los primeros años de vida de un niño, “Empezamos a investigar dónde se podía hacer el mayor impacto. Y lo obvio era trabajar con la educación de primera infancia, vale decir, de tres meses a cuatro años y medio”, afirma. En el directorio también están sus padres, Wolf von Appen y Wilma Lahres, quienes, junto a ella, son directores fundadores. Su familia paterna llegó a Valparaíso en 1937. Su abuelo, Appen, nacido en una aldea de pescadores a orillas del río Elba —hoy es parte de Hamburgo— era un capitán de la marina mercante. En 1952 fundó la agencia marítima Ultramar, que inauguró sus primeras agencias portuarias en Arica y en Punta Arenas. “Hay mucho estrés en los padres” —¿ Qué tiene todavía de inmigrante en su vida? —Que sé otro idioma y que tengo otras costumbres, aparte de las chilenas. Para los chilenos soy más alemana. Para los alemanes soy más chilena. Pero en verdad tengo que agradecer que el país aceptara a mis abuelos, les dio la oportunidad de estar acá y de sentirse más chilenos que alemanes. Y eso es un orgullo.
Lo que me transmitió mi papá es que él siempre tuvo una acogida espectacular en este La directora de la Fundación Educacional Choshuenco, que está por abrir un nuevo jardín infantil en La Pintana, dice que “hoy en día hay más miedo y hay que tener más cuidado (... ) pero estos temas no van a bajar las ganas de que nos metamos a esos lugares que puedan ser más peligrosos”. País. Él está enormemente agradecido de Chile y él se siente chileno. O sea, él es chileno. —Habiendo nacido en otro país. —Habiendo nacido en otro país, veo que Chile su casa.
Y por eso mismo también esta fundación fue formada por un gran impulso de él y de mi mamá, porque uno tiene que tratar de apoyar y acompahar lo mejor que se pueda al país que más cariño se le tiene. —La fundación tiene salas cunas y jardines infantiles en Colina, San Bernardo y San Ramón. Pronto estará en La Pintana. ¿Por qué escogieron estos lugares?—Nosotros tratamos de abarcar a la gente más necesitada. Colina es una zona que ha cambiado mucho. Cuando nosotros llegamos era casi 100% chilena, pero hoy en día hay mucho inmigrante, hay mucha gente de campamento, lo cual la hace muy vulnerable. Y eso nos ha dado la señal de que nuestro primer lugar ha sido bien elegido. Y de ahí está San Ramón, San Bernardo y en el futuro La Pintana, lugares sobre los que no hay mucho que decir, porque se sabe que son de alto riesgo. Son lugares donde tenemos que apoyar más a las familias y acompañarlas para que sus hijos tengan buena educación.
Tenemos un gran porcentaje de madres solas y mucha gente que vive de allegada. —Ustedes trabajan en lugares donde la inmigración ha aumentado enormemente, ¿ Cuáles son los desafíos que ven en esos niños? —En Colina, la inmigración pasó de ser haitiana a venezolana y boliviana. En las otras zonas, los porcentajes son menores, pero hay venezolanos y haitianos. Los niños tienen que sentirse valorados porque vienen de otra parte, para que puedan contar que “mi cultura es tal”, como nosotros contamos qué hay en Chile. Cuando uno llega tiene que adecuarse al país a donde uno llega. Siento que nosotros también somos o sea, mi mamá es inmigrante.
Tendremos sangre alemana, pero nosotros nos adecuamos a lo que está en el país. —¿ Qué avances han tenido en estos 14 años? —Hemos tenido un avance en cantidad de niños y de familias que atendemos. Pasamos de un jardín a tener cuatro y tenemos más de 500 niños. Hemos tenido un mejoramiento en la calidad y ahora tenemos el desafío de seguir formando a nuestro equipo lo mejor que podamos. También hemos tenido el desafío de trabajarjunto alas familias, para que se comprometan en la educación de los niños. Uno delos lemas que tiene la fundación es que los padres son los primeros educadores. Por ende, nosotros solo los acompañamos en este proceso. También tenemos un desafío de asistencia en los jardines. ¿Qué significa? Darle a entender a los papás la importancia de que el niño asista al jardín toda la semana, y no a saltos.
Entonces hay que ayudar a que los padres vean la importancia y los beneficios que tiene esta asistencia constante. —Según cifras de Acción Educar, más de 800 mil niños perdieron el 15% de sus clases durante el primer semestre. ¿ Por qué cree que se da ese ausentismo?—De repente hay un poco de susto de los padres, de que el niño está resfriado o que se puede enfermar. También hay un tema de licencias dadas por doctores o en los consultorios. Yo no quiero juzgar a los doctores, pero de repente hay una conjuntivitis y hay una licencia por dos semanas, un poco extensa. Obviamente el pro Tesional sabe más que yo, pero es muy largo el ausentismo por enfermedad. Se podría acortar. Es importante que nuestros niños vayan todos los días al jardín. El colegio es distinto, porque es obligatorio en Chile. Pero la primera infancia no es obligatoria. Tenemos que saber la importancia que tiene que nuestros niños vayan todos los días al jardín, porque yo le estoy dando la base para lo que sigue después.
Todos los días valen. —Cuando usted habla de educación de calidad, ¿a qué se refiere? —En que las educadoras estén enfocadas en toda el área educativa: emocional, lenguaje, la parte cognitiva y que no se pierda el foco. Es súper difícil porque hay mucha contingencia adicional que pasa en los lugares más vulnerables. Hay mucho estrés en los padres y hay que apoyara la educadora para que se enfoque solamente en la educación y ayudarla a que pueda mitigar ese estrés parental.
Debemos repetir siempre que, si a un niño le dan educación de primera infancia, hay No quiero juzgar a los doctores, pero de repente hay una conjuntivitis y dan una licencia por dos semanas a los niños (... ) es muy largo el ausentismo por enfermedac”. 66 Hemos tenido algunos casos de balaceras en los alrededores que, gracias a Dios, no han impactado a los jardines, así que la seguridad todavía existe”. Muchas más posibilidades de que termine la escolaridad y la universidad; hay menos probabilidades de que caiga en la delincuencia.
Hay más posibilidades de que tenga un buen trabajo, que forme una familia y que sea estable, “En Colina tenemos una lista de espera de 150 niños” —Ustedes trabajan en comunas con problemas de narcotráfico. ¿Cómo lo han hecho? —Hoy en día hay más miedo y hay que tener más cuidado. Una cuidadora que quiera hacer una visita domiciliaria no puedeirsola. Tiene queir con una persona. Hoy día caminar sola en la calle es distinto que antes. Pero hay mucho respeto de la gente, hay mucho cariño. Cuando saben que uno está aportando a su formación, a su bienestar, nos cuidan. Están con nosotros. El uniforme ayuda mucho. Aún hay respeto. Estos temas no van a bajar las ganas de que nos metamos a esos lugares que puedan ser más peligrosos. De hecho, uno de los objetivos de la fundación es estar en las partes más vulnerables. Hoy se ha escuchado mucho de La Pintana. Bueno, nuestro próximo jardín es en La Pintana, al frente de la población El Castillo.
No tenemos problema en eso, porque creemos que nosotros podemos aportar y acompañar a esos padres para que sus niños tengan un buen crecimiento. —¿ Qué episodios de violencia han vivido en los jardines infantiles? —En todos los sectores ha habido robos de materiales de educación o de cosas más hogareñas, como un hervidor o un microondas. Lo que hemos hecho es poner alarmas. También nos ha ayudado trabajar con la comunidad y tener a algún padre que viva cerca que nos apoye cuidando el jardín.
Respecto a la delincuencia como se ve en los medios, la parte armada, hemos tenido algunos casos de balaceras en los alrededores que, gracias a Dios, no han impactado al jardín mismo, así que la seguridad todavía existe dentro de los jardines. —¿ Qué medidas de emergencia tienen en caso de balaceras? —Hay lugares más seguros para los niños en caso de cualquier emergencia.
Cada institución tiene un protocolo de seguridad en caso de incendio, de terremoto y dentro de eso hoy también están, lamentablemente, las balaceras. —¿ Cómo ha sido el trabajo con las familias? —Cada centro educativo tiene un centro de familia donde se trabaja con los padres para darles herramientas para hacer una buena parentalidad. Queremos que haya una comunidad, que ellos se conozcan, que sepan que todos están pasando por lo mismo. Cuando los niños tienen cerca de dos años y tratan de sacarles los pañales, es un tema, hay un estrés en los padres. Uno antes le preguntaba a la amiga, pero hoy hay muchos que están solos. Entonces tratamos de que ellos hablen entre ellos. Cuando uno ve que otros tienen la misma dificultad, la presión automáticamente baja y seacompañan. Y agrega: “En educación, la cantidad de tiempo no tiene que ser enorme, la calidad de tiempo que yo estoy con mi hijo o con mi hija interactuando es lo que importa. Nosotros recibimos niños desde los tres meses. Nuestros jardines son de puertas abiertas, es decir, los padres pueden entrar cuando quieran, a la hora que quieran, cuantas veces quieran. Por ejemplo, la madre puede ir a darle la lactancia a su hijo cuando lo estime. —¿ Cómo se financian los jardines infantiles? —Estos jardines infantiles se financian con subvención del Estado. Nosotros dependemos de la Junji (Junta Nacional de Jardines Infantiles). En la Junji hay dos tipos de jardines, uno es VTF y el otro es directo administrado por la Junji. Nosotros somos VTEF: Vía Transferencia de Fondos. Somos un privado que recibimos recursos del Estado y con esto administramos los jardines. La subvención no alcan. Por ende, nosotros tenemos un déficit, y por eso buscamos empresas que nos colaboren. También hay una parte que aporta la fundación misma. —¿ Cómo es la relación con la Junji? —Hemos trabajado con distintas administraciones, de derecha y de izquierda. La vicepresidenta de la Junji, la verdad, nos ha tenido siempre las puertas abiertas. Ahora, está claro que, ni para las administraciones de derecha ni de izquierda, la primera infancia ha sido un tema primordial.
No lo ha sido. —¿ Qué medidas le gustaría que tomara el Gobierno con respecto a la primera infancia? —Que se involucre en ella y le tome el peso que tiene invertir en ella, porque va a tener un retorno sorprendente. En los presupuestos no se ha tomado en cuenta la educación de la primera infancia. Von Appen vivió en Suiza, Alemania y Argentina con su familia entre 1998 y 2003. En Alemania le costó encontrar jardín infantil para su hija, “estaban todos copados” dice, por lo que empatiza con las madres que no pueden llevar a sus hijosal jardín por falta de vacantes.
“Ahí hay un tema de estudio, de ver dónde faltan espacios y ver dónde tenemos que construir jardines para que haya vacantes para las familias”, dice. —¿ Cómo es el proceso de selección en sus centros educativos? —El método de entrada no depende de nosotros, sino del sistema de la Junji. Las familias van a una plataforma donde se inscriben y después la Junji nos manda el listado de niños. Empieza a aceptar de los más vulnerables hacia arriba. Por ende, uno se asegura de que la gente que uno tiene es la más vulnerable y la más necesitada. En Colina tenemos una lista de espera de 150 niños. Tenemos también lista de espera en los otros jardines de San Ramón y de San Bernardo.