Editorial: Negar el pasado
Editorial: Negar el pasado El clamor de una ciudadanía desesperada ante la crisis de inseguridad, obligó hace ya tiempo al Gobierno a abandonar sus sueños refundacionales e intentar cultivar una estrecha relación con Carabineros y la PDI. Este cambio, sin embargo, no puede llevar a negar la realidad.
Por eso es que han causado extendido rechazo los dichos de la ministra (s) secretaria general de Gobierno, Nicole Cardoch (PS), quien, en reciente entrevista, ha desconocido que, en el período del estallido, hubieran existido enfrentamientos entre el actual oficialismo y Carabineros.
Esto, cual si todo el país no hubiera sido testigo de la forma en que su sector político descalificó sistemáticamente a la policía, atribuyéndole un actuar criminal, persiguiendo penalmente a sus mandos y pretendiendo restringir su acción cuando Chile enfrentaba una ola de violencia y vandalismo. Otros funcionarios han tratado de corregir las expresiones de Cardoch, dando a entender que ella se habría referi-do solo a enfrentamientos “directos” con Carabineros. Efectivamente no hay documentadas agresiones físicas por parte de políticos de izquierda contra las fuerzas de orden, aunque sí imágenes de algunos encarando con dureza a efectivos que intentaban cumplir su labor. Pero evidentemente la crítica no apunta a eso, sino a la conducta política de un sector que, apenas había estallado la violencia, en lugar de condenarla con claridad, buscó deslegitimar la acción de Carabineros.
En ese contexto, mientras se ensalzaba a quienes los atacaban y además vandalizaban las ciudades (la recepción a la primera línea en el ex-Congreso marcó el punto cúlmine), se les desconocían a los uniformados garantías básicas. Así, en el discurso de buena parte de quienes hoy son gobierno, no existía presunción de inocencia cuando se trataba de un policía.
Los casos de Pío Nono y Panguipulli fueron emblemáticos: en uno y otro, la entonces oposición dictó sentencia siempre contra los carabineros mucho antes de cualquier juicio, y hasta la presidenta de uno de los partidos del Frente Amplio la diputada Catalina Pérez, desaforada esta semana por el caso Democracia Viva clamaba indignada “¡ Cómo quieren que no lo quememos todo”. Incluso el general director de la época debió dejar el cargo luego de un incidente protagonizado por un policía en un ho-gar del Sename en Talcahuano; años después, ese policía sería absuelto por la justicia, al comprobarse que había actuado en legítima defensa.
El siguiente director, el general Yáñez, en tanto, fue el año pasado objeto de controvertida formalización en el marco de una antigua querella que tuvo entre sus impulsores a quienes luego serían asesores del actual gobierno.
Pero la ministra (s) Cardoch fue más allá y destacó las inversiones hechas por la administración Boric en la flota policial, describiendo el paupérrimo estado en que ella se encontraba al inicio de este gobierno y acusando a las anteriores autoridades de “mirar para el techo”. Para Cardoch, la violencia desatada a partir de 2019 no sería explicación para el deterioro de los vehículos. Tampoco parece tener ella recuerdo de los obstáculos que la oposición de la época puso cada vez que se discutió en esos años el presupuesto policial. Y es que no debe ser cómodo recordar que en 2019, por ejemplo, la senadora Isabel Allende se enorgullecíade haber presentado una indicación para dejar en $1.000 los gastos reservados de Carabineros. O que al año siguiente los 24 senadores del sector amenazaron con rechazar el presupuesto 2021 para la institución.
Y si de flota policial se trata, antes, en mayo de 2020, los diputados del Frente Amplio expresaban su indignación al enterarse de una relativamente modesta inversión de $10.700 millones en vehículos: la misma diputada Pérez calificaba eso de “peligroso para la ciudadanía” y el diputado Brito se indignaba contra quienes “siguen pensando en fierros y violencia”. Por entonces no corría aquello de “cuidar a los que nos cuidan”, de que hoy habla el Presidente Boric. Con todo, tal vez lo más delicado en las palabras de Cardoch sea su molestia por el hecho de que se les pidan explicaciones a las actuales autoridades por expresiones emitidas en el pasado. Para la ministra (s) es “mañoso mirar declaraciones de cuando las personas tenían otro tipo de responsabilidades”, cual si haber sido entonces oposición justificara cualquier cosa.
Según esta particular lógica, cabría pues esperar que, si el oficialismo pierde las próximas elecciones, olvidará su actual preocupación por la seguridad pública y volverá a considerar a Carabineros un instrumento opresor al que no será problema restringirle los recursos mínimos para operar.. Todo Chile fue testigo de la forma en que se descalificó sistemáticamente a Carabineros, atribuyéndole un actuar criminal.