Autor: ROXANA PEY TUMANOFF Académica Universidad de Chile
Por fin, fin al CAE
Señor Director: El Gobierno presenta moderado proyecto de su programa, que atiende tanto el financiamiento como el endeudamiento estudiantil y compensa con beneficios tributarios a quienes ya han pagado. Sin demora han salido detractores que parecen no querer resolver el problema, que se arrastra desde su mismísima creación. El cuestionado CAE ha generado movilizaciones estudiantiles masivas y propuestas fallidas de dos gobiernos anteriores, que reconocieron así el fracaso de esta política pública de subsidio a la demanda.
El CAE ha sido un agente privatizador al crear un mercado artificial y desregulado con recursos fiscales, utilizando a estudiantes de menores recursos como portadores de cuantiosos fondos públicos hacia instituciones que los reciben sin adecuada rendición de cuentas. Fin al lucro y al endeudamiento, educación gratuita y de calidad, condonación de deudas son demandas frente a lacras de la educación superior chilena. Han sido endeudados 1,2 millones de personas; 78% está en fase de pago; 69% posee ingresos mensuales inferiores a $750.000, y más del 50% está en morosidad.
Las críticas publicadas estos días evidencian, sin lugar a dudas, que la educación superior chilena (la formación, investigación y extensión, pero también ¡ el lucro encubierto y malas gestiones! ) sigue siendo financiada principalmente por aranceles estudiantiles, cubiertos por las familias y el Estado: este es problema agudo, puesto que desvirtúa su sentido y constituye una carga social abusiva; evidencia, también, que el sector privado se resiste a mayores exigencias de transparencia por el uso de recursos públicos, y que la derecha no quiere contribuir a resolver un asunto sensible para Chile y su futuro.
En el Parlamento se discutirán alcances y mejoras al proyecto del Presidente Boric, ministro Cataldo, subsecretario Orellana y equipo técnico: ¿ Avanzar más rápido en ¿ quitarle el carácter de impuesto a jóvenes profesionales?, ¿asegurar fondos basales? Pero debe reconocerse que es una propuesta ineludible, pues necesitamos reconstruir el sistema de educación pública en nuestro país, y eso no será posible sin atender la obligación ética y urgente de aliviar a las familias que han llevado esta injusta carga.