EDITORIAL: Sucede que viven en una isla
EDITORIAL: Sucede que viven en una isla 0 Editorial Sucede que viven en una isla Estal el elitismo centralista y la contradicción por la cuestión de género en La Moneda y el Congreso, quelo que pase acá ya no le importa a nadie. 'ucede que viven en unaisla, como decía Zurita.
Y esaisla se llama La Moneda, un lugar que termina por conquistar y desorientar hasta al más pintado, obligándolo aenamorarsedesímismo, haciéndolo renegar de todoaquelloenlo cual alguna vez creyó y, finalmente, obligándolo a caer en latentación deencerrarse en un mundo dondetodoslos demásson poco más quesu propia eindulgentereferencia. Elgloboque leestallóen la cara al autodenominado primer gobierno feminista dela historia de Chile noes casual, sino que respondeala autosuficiencia de una de las generaciones más mezquinas y predicantes que hayan pasado porel poder. Desde "el violador erestú" delas hoy afónicas Tesis hasta el "amiga, yo te creo" frenteamplista existe un trecho demasiado amplio como para serobviado. Y esetrecho es precisamenteel límite que abarcan sus intereses y que lamentablemente excluyelos pecados propios y lo que ocurre en las despreciables y olvidadas otrasregionesdel país. Hoymuchos apuntan ala ministra dela Mujer, Antonia Orellana, de prometedor einfluyente arranque en la actual administración, perode'jada en completo fuera de juego por una línea trazada arteramente por. sus propios compañeros.
Primero, cuandosele ocultó el caso Monsalve (estaba en el Comité para la Eliminación dela Discriminación contra la Mujer en Suiza, ¡vaya paradoja! ) y luego, cuando terminóentreamurrada y aislada por el manejo del que contradictoriamente quizás seael gobierno más absurdamente machista y torpe delas últimas décadas.
Ya nadie seacuerda de que fue por el impulso de Orellana queseincorporaron las agresiones sexuales al sistema de salud GES, quese promulgóla Ley Antonia paraampliar el plazo de prescripción delos delitossexuales en contra de mayores de edad, quela Reforma de Pensionesincluye beneficios especiales para mujeres cuidadoras y quela Ley "PapitoCorazón" ya ha recuperado cientos de pensiones dealimentos. Pero el poder e influjo de Orellana nunca consiguió permear más allá del primer peajedela 5 Norteola Ruta 68.
Enelcaso denuestra Región, hechos comolos denunciados en Santiago no suelen pasar de un sumariosinfin en el municipio de turno (pregúntenle aJorge Sharp), a nadie le importan y pocos son capaces de decir sin equivocarse el nombre de laactual seremidela Mujer y Equidad de Género. Dicholo anterior, haber tapizado el Estado con comisarias de género, inaugurar caletas con perspectiva o contratar millonarias asesorías con talénfasisen ministerios técnicos puede hasta quedar enla mera anécdota.
Pero existen ocasiones en lascuales el génerono llega y silo hace, tampoco marca diferencia alguna. ¿Qué fue, sinoeso, el que una vez apagadas las cámaras de TV las tres "ministras de enlace" dela emergencia cerraran los ojos, se fueran a Santiago y abandonaran a susuerte anos 21mil damnificados (más del 55% de los hogaresson liderados por mujeres), víctimas de un fuego provocado por empleados de entes del propio Estado, sin quenadie levantara una cejaen La Moneda? Y llaimpaciencia como una brasa se desparrama....