¿Gobierno al alza?
¿ Gobierno al alza? A la luz de recientes encuestas, analistas han hecho notar lo que constituiría un fortalecimiento del Gobierno. En efecto, si bien son conocidas las limitaciones de estos estudios y no corresponde establecer conclusiones categóricas a partir de estimaciones puntuales, sí resultan sugerentes algunas tendencias. En este sentido es que ha llamado la atención cómo en los últimos dos meses la encuesta Cadem ha venido mostrando un mejoramiento en la evaluación presidencial.
Por cierto, quienes rechazan la conducción del Presidente Boric superan ampliamente --por unos veinte puntos-a quienes la aprueban, pero los números que hoy registra el mandatario lo alejan de los peores momentos de su administración e incluso lo sitúan en una posición comparativamente favorable con el tercer año de sus predecesores, Sebastián Piñera y Michelle Bachelet.
Más que con logros concretos --muy escasos en un gobierno que, por el contrario, ha abundado en falencias--, tal mejoramiento se vincularía con un cierto cambio de ánimo en el país, un relativo mayor optimismo que se traspasaría a la evaluación de las autoridades. Esto ha ido a la par con datos objetivos que dan cuenta de una economía que, si bien lejos de estar boyante, registra un mejor desempeño respecto de los años previos.
Más allá del debate sobre las causas y el peso de factores como un escenario externo más favorable o el fracaso de sus proyectos refundacionales, lo concreto es que el Gobierno parece beneficiarse, en un cuadro donde la principal nube que hoy se le asoma en este ámbito es la proyectada alza de las tarifas eléctricas, con su impacto en los hogares y en las cifras de inflación. Todo esto debiera constituir una señal de alerta para la oposición, a cuatro meses de las elecciones municipales.
Una serie de razones han instalado a este sector como favorito en esos comicios: el mal desempeño del Gobierno, contar con dos cartas presidenciales bien perfiladas o la prioridad que da la ciudadanía a temáticas como la seguridad pública y la migración. Con todo, también en el manejo de las dirigencias opositoras han abundado los errores y conflictos.
De hecho, bien podría afirmarse que el referido favoritismo se explica más por la decepción ciudadana respecto de la capacidad del oficialismo para dar respuesta a s u s p r o b l e m a s que por los aciertos de la oposición. Confiar en que ello le bastará para obtener un buen resultado municipal puede ser especialmente peligroso. En contraste con su debilidad para gestionar, las fuerzas que formaron Apruebo Dignidad han mostrado en estos años una no despreciable habilidad para desarrollar campañas electorales eficaces. La trayectoria del Frente Amplio, que en menos de una década pudo llegar a La Moneda, es el mejor ejemplo. A su vez, haber logrado conformar una alianza que va desde la DC hasta el Partido Comunista da cuenta de fuerzas que privilegian el más crudo realismo político por sobre cualquier otra consideración. Frente a ello y a un gobierno que va mejorando sus números, la imagen de una oposición enredada en interminables disputas por la conformación de sus listas no ofrece un contraste precisamente atractivo. Todo esto debiera constituir una señal de alerta para la oposición..