Autor: Gabriela Vera Núñez
El cuidado: “Otra deuda pendiente”
El cuidado: “Otra deuda pendiente” OpiniónRedapef AysénEl pasado 29 de octubre se conmemoró el Día Internacional de Cuidados y Apoyo, una fecha que nos invita a reflexionar como sociedad sobre la importancia del trabajo de cuidados, el cual se invisibiliza y desvaloriza, especialmente en comunidades como la nuestra. En Chile, el cuidado no remunerado se ejerce casi exclusivamente por las mujeres (73%), según datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género.
Es por ello, que esta conmemoración es una oportunidad parareflexionar, primero sobre la distribución desigual de las tareas de cuidado en la sociedad y segundo demandar una respuesta contundente del Estado, que hasta ahora ha sido insuficiente.
Lamentablemente poseemos cifras alarmantes, que son espejo de esta realidad profundamente desigual, como son los datos arrojados por la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo de 2015 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), donde se indica que las mujeres dedican en promedio 5,9 horas diarias a labores domésticas y de cuidado no remunerado, mientras que los hombres apenas destinan 2,7 horas.
Por otro lado, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), este trabajo no remunerado representa el 22% del PIB del país, superando incluso a sectores productivos como el comercio y la industria.
Este esfuerzo de cientos de mujeres, aunque esencial, es raramente reconocido en términos económicos y sociales, perpetuando una carga desproporcionada que afecta no solo su bienestar personal, sino también su acceso a oportunidades laborales y su autonomía económica. Reforzando nuevamente la desigualdad entre hombres y mujeres. Además, es importante que el cuidado también sea visto desde un enfoque interseccional. Muchas mujeres que realizan trabajos de cuidado no remunerado, provienen de comunidades vulnerables, adultas mayores, migrantes, enfrentando múltiples desventajas que exacerban su situación. Estas variables de discriminación y desigualdad, es un claro ejemplo de la precariedad que enfrentan en el ejercicio de su labor.
Actualmente el gobierno ha lanzado una promesa, “La Red Nacional de Cuidados” que ha sido planteada como una forma de redistribuir estas tareas, sin embargo, aún está en una fase incipiente, el que se ha ido implementando poco a poco y sin la robustez que exige el contexto actual. Esto debería ser vista como un derecho social y no como un privilegio opcional para algunas. Esto implica asegurar financiamiento robusto, capacitación de personal especializado y acceso universal y equitativo para todas las familias que lo necesiten. Solo así Chile podrá avanzar hacia una sociedad más justa, donde las mujeres no sigan soportando la carga desproporcionada de cuidar de quienes más lo necesitan. La insuficiencia de políticas estatales en este ámbito también afecta de manera directa a los y las adultas mayores. En un país donde el 20% de la población tiene 60 años o más, según datos del INE, el cuidado de esta población vulnerable recae desproporcionadamente en sus familias, y nuevamente, en las mujeres.
Sin un sistema público de cuidado robusto, las mujeres ven limitadas sus oportunidades de insertarse en el mercado laboral y de desarrollarse profesionalmente, reproduciendo un ciclo de dependencia económica y desigualdad, sin mencionar el tiempo de ocio y recreación. El impacto de esta carga de cuidado en las mujeres es notable.
Durante la pandemia de Covid-19, la tasa de participación laboral femenina cayó al 41,3% -su nivel más bajo en décadas, de acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)y, a pesar de la recuperación económica, los niveles de participación de las mujeres aún no han vuelto a la normalidad. Sin políticas de apoyo que permitan distribuir equitativamente estas responsabilidades, las la recuperación seguirá siendo parcial y frágil para trabajadoras. Como colectivo, además, creemos que es esencial que este reconocimiento del trabajo de cuidados, vaya de la mano de un cambio cultural. Debemos desestigmatizar y revalorizar el cuidado como un pilar fundamental de nuestra sociedad, promoviendo la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado entre todos los miembros del hogar. Esto no solo beneficiará a las mujeres, sino que también fomentará un entorno más justo y equitativo para todos y todas.
Ante estas reflexiones, queridas o queridos lectores le invitamos a que puedan realizar un ejercicio junto a su familia, que evalúen las horas que cada integrante en su hogar invierte semanalmente en tareas de cuidado, incluyendo las labores de mantenimiento, limpieza y atención general y reflexiona sobre su relevancia. En conclusión, el Día Internacional de Cuidados y Apoyo nos convoca a tomar acción. Es hora de que, como sociedad, especialmente en Chile, reconozcamos el valor del trabajo de cuidados y apoyemos a quienes lo llevan a cabo. La equidad de género no se logrará sin una verdadera valorización de estos trabajos, que son el sustento de nuestras comunidades.
La lucha por un sistema de cuidados inclusivo y justo es, sin duda, una lucha feminista que merece nuestra atención y compromiso para así devolver a las mujeres el tiempo y la dignidad que el actual sistema les ha arrebatado..