Cristóbal Valenzuela DESMONTANDO EL GRAN MITO. UFOLOGICO CHILENO...
Cristóbal Valenzuela DESMONTANDO EL GRAN MITO. UFOLOGICO CHILENO... 1999. El periodista Patricio Bañados, en horario prime, da inicio al último capítulo de "Ovni", la serie sobre el fenómeno ufológico en Chile que conduce para TVN.
Ya han pasado por la pantalla supuestos contactados, regresiones de hombres que hablan en lenguas intergalácticas, la abducción del cabo Valdés en el norte (desmentida por él mismo en 2013), y este final, el plato fuerte: la búsqueda in situ de un mito alimentado desde mediados de los 80 por radioaficionados contactados por un ser "pleyadiano" de nombre Ariel: el mito de la isla Friendship.
El tono solemne de Bañados presenta la leyenda: una civilización extraterrestre asentada en los archipiélagos de la undécima región, hasta donde supuestamente trasladan a personas con enfermedades catastróficas, elegidas con pinzas, por sus cualidades genéticas y espirituales, para ser sanadas con tecnología de avanzada, nunca antes vista. Toda esta información es transmitida por Ariel a los radioaficionados con los que mantiene contacto desde la misma isla.
El punto cúlmine de esa comunicación se remonta a 1985, durante una conversación con Ariel al mismo tiempo que un ovni sobrevolaba Santiago, transmitido en vivo, además, para todo Chile por Don Francisco, en su programa "Sábados Gigantes". En las grabaciones se oye cómo Ariel les decía que el ovni era de Friendship, e incluso les demostró que era capaz de moverlo. Posteriormente se sabría que el supuesto ovni era en realidad un globo MIR lanzado por el Centro de Estudios Espaciales de Francia. Un niño de 16 años no puede despegar la mirada del programa de Patricio Bañados. Está en su casa en San Miguel. Se llama Cristóbal Valenzuela. Es un seguidor de historias bizarras y lector de revistas como Conozca Más, que sin empacho publicaban noticias de descubrimientos científicos, ovnis, neurociencia o el chupacabras. Pero ya volveremos a Cristóbal. Porque lo que sigue en el programa es la expedición que Bañados y su equipo realizan a bordo de una lancha patrullera de la Armada en busca de la isla Friendship.
Las coordenadas de la aventura son las mismas que les entregó otro contactado por Ariel: el sonidista de televisión Ernesto de la Fuente, conocido de Bañados, supuestamente curado de cáncer al pulmón en la isla y encargado, además, de trasladar a las personas enfermas y elegidas por los aliens hasta un embarcadero en Chiloé. Ahí suben al "Mytilus II". En él llegan a la isla y luego a las profundidades de la tierra, donde se encuentra la base. La descripción de ese lugar es hecha por Ernesto de la Fuente a Patricio Bañados: "Había un portón rústico hacia el interior del cerro. Llegamos a una sala excavada, nada extraordinario. La siguiente sala era más sofisticada. Tomamos un ascensor hacia abajo. Ahí quedé con la boca abierta. Jamás me habría imaginado una construcción de ese tipo en un lugar como ese. Había hombres, mujeres y niños.
Viven con todas las comodidades, temperatura constante y aire puro... ", narra Ernesto de la Fuente a Bañados: Luego dice: "Terminales de computadores donde podías preguntar cualquier cosa, por ejemplo, el menú... Ahí empezó el tratamiento. Era una clínica avanzada. Me intervinieron físicamente, pero no me cortaron". --¿ Cuánto duró el tratamiento? --pregunta Bañados. --Cuatro, cinco días. --¿ Estabas prácticamente desahuciado y días después estabas sano? ¿ Eso es? --Sí. Después de la transmisión de este programa, el mito de la isla Friendship se propagó como combustible sobre el entusiasmo ufológico de fines de los 90. Surgieron nuevos supuestos contactados, otros farsantes descubiertos que se hicieron pasar por extraterrestres, y una camarilla de fieles alrededor de la figura de Ernesto de la Fuente. Cristóbal Valenzuela, de entonces 16 años, no pudo quitarse la historia de la cabeza. Este es Cristóbal Valenzuela ahora, un día de diciembre, 25 años después de ese episodio, con algo más de experiencia encima: es cineasta de la Universidad Arcis, docente, autor de tres cortometrajes y dos documentales.
El primero de ellos, Robar a Rodin, estrenado el 2017, y que narra la historia de un estudiante de arte que robó y devolvió en 24 horas una obra millonaria del artista Auguste Rodin, desde el Museo de Bellas Artes, el año 2005. Y el segundo, el desembarazo de su obsesión: "Isla Alien. Un viaje sin retorno a isla Friendship", estrenado el 2 de noviembre pasado en cines, y desde diciembre disponible en Netflix. Cristóbal está al interior de su oficina. Tiene 41 años, barba y usa lentes. --Siempre me atrajeron las historias bizarras --dice Cristóbal--. En el mundo del arte siempre me atrajeron las bandas más raras o los artistas más extraños. Siempre tuve una obsesión con los submundos. Pero claro, yo creo que este tema me agarró, como a mucha gente que a partir del programa desarrolló una obsesión y no la soltó nunca más. Pero el documental de Valenzuela está lejos de ser bizarro.
Así lo ha descrito él mismo y las críticas tras los festivales donde ha llevado su trabajo (Guadalajara, Sanfic, Macabro, en Ciudad de México, y también en Chicago): no es un documental sobre ovnis. --Es un documental sobre el mito --dice Valenzuela--. De la necesidad del responsable de todo esto, que es Ernesto de la Fuente, y de los creyentes, también, de creer en algo. Finalmente, de por qué creemos en lo que creemos. Durante varios años, Cristóbal se sumergió en la historia. Pero fue la pandemia la que le dio un año más de investigación donde pudo lograr dar con todas las fuentes presentes en el documental.
Encontró a los "contactados" originales, y dio con todo el entorno familiar de Ernesto de la Fuente, además de fuentes oficiales y documentales que le permitieron desmontar las mentiras del sonidista supuestamente sanado en la isla. --Ya lo hizo con "Robar a Rodin", y ahora con "Isla Alien", donde la investigación acuciosa permite narrar historias que en principio parecen delirantes o bizarras, pero que terminan siendo reflejo de otra cosa. ¿De dónde viene eso? --Bueno, mi mamá es periodista y en mi casa siempre hubo libros de investigación. Siempre he tenido una inquietud de investigación permanente, de entender las cosas, pero también me atraen los temas raros.
Esa mezcla entre temas extraños con mucha investigación termina siendo un proceso creativo, porque tenemos la necesidad de convertir la historia en una obra narrativa. --La comunicación radiofónica que tienen estas personas con Ariel, con la gente de isla Friendship, sucede en plena dictadura.
Da la impresión que esta comunicación es como un punto de encuentro de personas que buscan entretenerse durante el toque de queda, y de pronto les sucede algo extraordinario. --Claro, es una época donde tienes medios intervenidos, el año del caso Degollados, que termina con la salida del general Mendoza, y donde empiezan a aparecer todas estas noticias no solo de ovnis, como la que mostraron en "Sábados Gigantes", sino también de milagros, o el vidente de Villa Alemana. Era un momento muy curioso, de ver noticias de alto impacto mezcladas con ovnis, fantasmas, vírgenes que lloraban o el cometa Halley. Es sospechoso, también, que la mayoría de estos casos son en dictadura, como el del cabo Valdés, que fue abducido en Putre, o los famosos que se encontraron con un extraterrestre. Marcelo de Cachureos, el Pollo Fuentes, la Gloria Benavides, que estaba casada con un militar, o el Temucano, que era yunta de Corbalán. Era como un mundo de realismo mágico que ahora nos parece bien absurdo, pero en su momento eran historias súper validadas, que no se cuestionaban.
Imagina lo que fue para Octavio y Cristina (contactados por Ariel), en ese contexto, que justo cuando todo Santiago está mirando un ovni en el cielo, ellos están hablando con el extraterrestre que lo manipula. --Uno de los descubrimientos de su investigación, que aparece en el documental, es precisamente la aparición del nombre de Ernesto de la Fuente en el informe Rettig. --Fue en pandemia. Eso lo descubrí simplemente poniendo su nombre en Google. En la página dos de Google salía Ernesto de la Fuente en Memoria Viva, vinculado al caso de la desaparición de dos estudiantes, Carlos Maldonado y Luis Lobos. Siempre estuvo ahí esa información y me llamó la atención que nadie hubiera hablado al respecto, al menos en el mundo ufológico, donde Ernesto era amado y odiado. Después tuve acceso al expediente judicial y ahí, bueno, apareció esta información de que Ernesto había facilitado su auto para trasladar a estos detenidos desaparecidos. Después Ernesto contaba que él facilitaba su auto para trasladar gente hasta el embarcadero con destino a isla Friendship. En ese momento, para mí, se armó la película. Ahí se construyó un arco.
Partimos con los ovnis y terminamos en una construcción psicológica de este tipo, lidiando con sus acciones, porque todas sus mentiras se van vinculando con las acciones de su vida. --¿ Cómo es eso? --Yo creo que Ernesto claramente tenía conductas psicopáticas. No hay que matar a alguien para ser un psicópata y no hay que ser un psicópata para matar a alguien. Los psicópatas son gente encantadora y Ernesto era encantador. Friendship no era su única historia. También contó que estuvo en la guerra de Vietnam, pero yo consulté en Estados Unidos y no hay registro de su nombre. Hasta apareció en el programa "Y si fuera cierto", dirigido por Silvio Caiozzi, contando cómo era perturbado por el fantasma de su esposa que se había suicidado años atrás.
Yo creo que en un punto él sabía lo que estaba haciendo, pero me da la idea de que en cierto momento empezó a confundir la realidad y a creer en las cosas que hablaba. --Viendo el documental, da la impresión de que Ernesto disfrutaba mucho esa atención. Y ante el mundo ufológico se exponía a pesar de los cuestionamientos: por ejemplo, nunca mostró un examen que comprobara que tuvo cáncer. --Es que no hay nada. Tampoco era ingeniero en sonido. Esa era otra mentira. Sin embargo, lo que pasa con Friendship es excepcional, porque es inconfirmable: una isla perdida en un archipiélago. Y que si no aparece podías ir tapando otras teorías y así en adelante: la isla desaparece, aparece a veces, aparece para los que creen, para los elegidos. ¿Ves? Tiene que ver con eso finalmente. Después de mostrar el documental en Chiloé, me pasó algo que demuestra eso. --¿ Qué cosa? --Iba rumbo al hotel y se me acercó un tipo y me dijo: "Contigo quería hablar. Ernesto es un chanta, es un mentiroso". Yo estaba medio nervioso. Después me dice: "¡ Pero Friendship es real!, porque bla bla bla... ". De alguna forma logran separarlo: una cosa es Friendship y otra cosa es Ernesto. Y eso es interesante, porque al final habla de cómo uno mismo construye lo que cree, y en esos casos la película no les va a tocar nada. Para investigar esta historia, Valenzuela se acercó al mundo de la ufología chilena. Formó parte durante años de los grupos de WhatsApp de distintas organizaciones ufológicas donde obtenía información, historias, y hasta un retrato de ese submundo que una vez estrenado el documental se le vino encima.
Salvo un par de ufólogos entrevistados en el documental, acérrimos escépticos de la historia montada por Ernesto de la Fuente, Cristóbal ha debido lidiar con insultos o debates acalorados sobre su trabajo. --El mundo de la ufología es un universo bélico --dice Cristóbal Valenzuela--. Sobre todo en torno a Friendship. Están los que creen y los que no. Pero al final te das cuenta de que son rivalidades más bien superficiales, como por qué un ufólogo es más famoso que otro. Es un mundo también que no está acostumbrado a este tipo de metodología de investigación más dura, que usamos en el documental, con evidencia y testimonios reales. No tienen, como decirlo, disciplina. --¿ Cómo era la cotidianeidad en esos grupos de WhatsApp? --Mucho pelambre entre ellos, muchos ataques. Hay una presencia política súper fuerte en la ufología, mucha derecha, ultraderecha, extrema derecha. Sabía que eran muy antiabortos, muy conservadores, pero cuando vino el estallido yo ya era parte de los grupos y ahí sus opiniones se desataron. Llamaban a que salieran los detenidos de Punta Peuco, a la violencia total, a exterminar al enemigo. Empezaron a aflorar otras cosas, negacionismo, muchos no creían en el Holocausto. Yo, que vengo del mundo del cine, soy de la Arcis, me sentía en peligro.
Ahí empecé a pensar con quién me estaba metiendo. --¿ Cómo se tomaron el documental al saber que Ernesto tuvo participación al menos en un caso documentado en el informe Rettig? --No es posible afirmar que Ernesto haya sido un agente de la dictadura. No creo que lo haya sido.
Pero que nuestra fuente principal estuviera implicada en un caso como este, que la historia sucediera en el contexto de la dictadura, hizo que los ufólogos se volvieran locos. --¿ Tampoco se puede establecer que el caso haya sido un invento, una estrategia comunicacional de la época? --Lo dudo, porque el impacto fue muy pequeño: una docena de personas. Yo creo que en primera instancia Ernesto lo hizo con un ánimo como de bromear. Estaba solo, recién separado, viviendo en Chiloé, solo con una radio. Como le funcionó, siguió con la inercia.
Si hubiese sido una operación de dictadura, fue un fracaso, porque nadie lo escuchó en su momento, hasta 1999, con el programa "Ovni". --¿ Qué te decían los ufólogos en los chats? --Me empezaron a atacar de comunista. Yo estaba en Chicago mostrando la película y empezaron a llegar mensajes de que la película era una mierda sin haberse estrenado todavía. Un tipo hizo unos videos llamándome extremista de izquierda. Yo creo que si ven una película de Patricio Guzmán les da un derrame cerebral, se mueren.
Después no aguanté y me salí, porque me empezaron a atacar mucho. --Igual resulta llamativo que hoy en día historias de estas características no solo despierten esas pasiones, sino que también tengan espacio en plataformas masivas como Netflix. --Yo diría que ahora hay un crecimiento en el documental a nivel internacional. El documental siempre ha sido de nicho en relación a la ficción. Pero hay un fenómeno con las plataformas, sobre todo, en que se ha popularizado logrando un nivel de popularidad que era impensado. Es como una pequeña época de oro para el documental. Para nosotros es bacán, está funcionando. --Aunque no alcance para desmontar definitivamente el mito. --No, para nada. Porque tampoco es el objetivo. Yo creo que esto va a ser como el documental de los terraplanistas que estaba en Netflix, donde quedan bien mal parados con sus teorías. Pero ese documental hizo que se impulsara completamente la creencia de que la tierra es plana. Esto puede ser lo mismo, al final. Creer es una decisión, y la gente que quiera creer en Friendship va a creer igual.
El cineasta chileno reflexiona sobre el proceso de investigación que le permitió develar a través de su documental "Isla Alien", estrenado en cines en noviembre y disponible en Netflix, uno de los mitos ufológicos más extendidos y delirantes de Chile. Fascinado por la leyenda de isla Friendship desde su aparición en el programa "Ovni" de Patricio Bañados, Valenzuela investigó a fondo esta historia repleta de extraterrestres y engaños. POR ARTURO GALARCE FOTO SERGIO ALFONSO LÓPEZ Cristóbal Valenzuela DESMONTANDO EL GRAN MITO UFOLÓGICO CHILENO "Es un documental sobre el mito. Finalmente, de por qué creemos en lo que creemos". "Siempre me atrajeron las historias bizarras", dice Valenzuela. Pero admite que se obsesionó con esta historia cuando, a los 16 años, la vio en el programa "Ovni". ISLA A LIEN M Y THIL U S.