Un Nobel para María Corina
Un Nobel para María Corina En 2013, María Corina Machado vino a Chile para contarnos su experiencia con "el socialismo del siglo 21" de Hugo Chávez. Como todos los líderes genuinos, veía mejor, con mayor profundidad y más lejos. Con datos duros, propios de su lucha para recuperar la democracia en Venezuela, definía ese régimen como una neodictadura, que surfeaba entre la indiferencia, la resignación y la complicidad de los no chavistas. En las izquierdas democráticas de la región muchos veían --o querían ver-ese régimen como una democracia afín. La prueba estaba en que ganaba elecciones supuestamente competitivas. Se ignoraba --o se quería ignorar-que el carismático Chávez había copado las instituciones estratégicas del Estado para eliminar la posibilidad de una alternancia. María Corina acertó. Hoy sabemos que cuando las democracias comienzan a fracasar, las elecciones comienzan a convertirse en un mecanismo legitimador de dictadores. Y también sabemos que cuando los demócratas no reaccionan a tiempo terminan siendo un simple engañabobos. Ha sido el caso paradigmático de Nicolás Maduro.
Designado a dedo sucesor de Chávez, enfrentaba las elecciones como un mero trámite, que debía cumplir "por las buenas o por las malas". En ese contexto, fue conmocionante la clara derrota de su dictadura el 28 de julio, ante una disidencia democrática transversalizada, incluyente de chavistas escarmentados, estratégicamente liderada por María Corina y tácticamente representada por Edmundo González. Entonces el dictador decidió convertir esa derrota en una victoria fraudulenta --"por las malas"--, ante la indignación de los venezolanos burlados y el estupor internacional de la opinión pública democrática. Como resultado, hoy González está en el exilio y María Corina sigue liderando a los patriotas venezolanos, pero ahora desde la clandestinidad. Acosada por la escuálida minoría armada que sirve como plataforma al poder de la dictadura. Por lo señalado, el liderazgo de María Corina Machado hoy trasciende las fronteras de su país. Es un referente global para los millones de seres humanos que luchan por la libertad, la dignidad, la paz y la democracia, en naciones bajo regímenes opresivos. Es un respeto que ya se ha externalizado en el Premio Vaclav Havel, del Consejo de Europa y el Premio Sájarov del Parlamento Europeo. Sobre esas bases, iniciamos hace pocos meses una recolección transversal de adhesiones, para comenzar los trámites que conduzcan al otorgamiento a María Corina de la más alta distinción que se otorga por esos conceptos. Para alegría nuestra, la convocatoria ha tenido un éxito extraordinario. Ha unido a ciudadanos chilenos de distintos colores políticos, clases sociales y actividades, algo hoy inusual en una sociedad políticamente polarizada.
En efecto, ya contamos con el patrocinio de 542 compatriotas, entre los cuales un ex Presidente de la República, excancilleres, rectores de universidades, premios nacionales, diplomáticos, empresarios, estudiantes, escritores, deportistas y ciudadanos de las más diversas profesiones y actividades. Esos chilenos son, somos, un resumen transversal de Chile.
Unidos por la emoción ante el coraje y el compromiso de María Corina con la democracia y con su heroica lucha por una salida pacífica a la dictadura, creemos que ella debe recibir el Premio Nobel de la Paz 2025. JOSÉ RODRÍGUEZ ELIZONDO SERGIO MUÑOZ RIVEROS MARÍA ALICIA RUIZ-TAGLE.