Así evolucionan los espacios educativos para adaptarse a las necesidades del siglo 21
Así evolucionan los espacios educativos para adaptarse a las necesidades del siglo 21 En la universidad La forma de asistir a clases también cambió en la educación superior y las universidades están comenzando a realizar modificaciones en sus campus con este fin. Por ejemplo, la U.
Católica de Valparaíso (PUCV) modernizó su mobiliario destinado a los estudiantes: y es que se detectó que los universitarios ya no ocupan cuadernos para tomar apuntes, sino que computadores, por lo que las mesas se están adecuando a los notebooks o tablets. "Las nuevas mesas están hechas para computadores y no para cuadernos. Son diferentes e incluyen cargadores para dispositivos digitales", explica Enrique Escobar, director de Infraestructura y Gestión de Campus de la PUCV. Y precisa: "Los antiguos escritorios de paleta no son tan cómodos para esta nueva generación de alumnos y alumnas. En ese sentido, estos nuevos destacan por su modernidad y color.
Además, adquirimos mesas que son plegables y que ocupan menos espacio en la medida en que el profesor lo necesite en el aula, lo que les da también más posibilidad a los docentes de adaptar la sala de clases de acuerdo a sus necesidades.
De esta manera, el espacio tiene una mayor versatilidad y permite que distintas metodologías se puedan aplicar en la misma sala". Asimismo, se habilitaron muebles con ruedas para facilitar el trabajo dinámico y en grupo, y se incluyó mobiliario con enchufes y puertos USB en los espacios de descanso. La Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) es una de las instituciones que modernizaron su mobiliario destinado a los estudiantes. PUCV Pensando en una educación más flexible, los espacios grandes, que se pueden transformar y conectar entre sí, son parte de las iniciativas que proliferan. En la imagen, el Colegio Pioneros de Chicureo.
CATALINA GREZ S on tres los grandes cambios que vive la educación y que han llevado a que la arquitectura y los espacios de aprendizaje se vean en la obligación de evolucionar para no quedarse atrás: los cambios en la manera de entender la pedagogía, nuevos descubrimientos relacionados con la salud de las personas, así como el acelerado crecimiento que evidencia la tecnología. "Los espacios de aprendizaje han evolucionado de ser aulas tradicionales a ambientes flexibles y multifuncionales, que pueden ser reconfigurados según las necesidades específicas del entorno", dijo Óscar Mackenney, vicedecano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la U. del Desarrollo (UDD), durante la apertura del seminario "Espacios para el aprendizaje experiencial" que organizó esa casa de estudios hace unos días y que justamente puso foco en el tema. "Históricamente, la enseñanza se basaba en un modelo unidireccional donde el maestro era la fuente de conocimiento y los estudiantes solo receptores. Sin embargo, las nuevas metodologías pedagógicas enfatizan un enfoque experiencial y centrado en el estudiante", señaló.
En ese sentido, Francisco Allard, máster en Arquitectura del Paisaje, mencionó, por ejemplo, el uso de paneles móviles que permiten cambiar el aspecto de una sala de clases según el uso que se le esté dando, permitiendo generar espacios pequeños para tutorías, o más grandes para trabajos en grupo, donde los alumnos se van acomodando unos con otros para crear juntos. Allard es también uno de los arquitectos detrás del Colegio Pioneros de Chicureo, que se usó como ejemplo durante el seminario.
Nadie queda atrás José Miguel Ossa, exgerente de Educación de la Municipalidad de Puente Alto y socio fundador del establecimiento, dio cuenta de algunos elementos novedosos que se incorporaron a este colegio, entre ellos los espacios abiertos "tipo cowork" para fomentar el aprendizaje en red, donde alumnos de distintos niveles comparten unos con otros --siguiendo la premisa de saber interactuar con distintos grupos de personas, una habilidad clave dentro de aquellas que se pide promover en el siglo 21--, espacios de creación que consideran nuevas tecnologías --con una sala de música que incorpora estudio de grabación, pensando en que los niños creen podcasts-y espacios silenciosos, enfocados no solo en "el impacto que tiene en la conducta de los estudiantes y adultos en temas relacionados con bullying, por ejemplo", sino también en entregar áreas de descanso a niños que presentan problemas de regulación o están diagnosticados con alguna necesidad educativa especial.
El avance en este tipo de diagnósticos médicos y la idea de que nadie se quede atrás también ha llevado a promover el uso de rampas y a entender que los espacios educativos son mucho más que solo el aula, comentaron los especialistas. "Hoy se sabe que los niños necesitan moverse, y necesitan espacios para hacerlo no solo en la clase de Educación Física, sino en el período de aprendizaje: se requiere que puedan pararse, dar vueltas y liberar energía, para luego volver a concentrarse", señaló Allard, dando cuenta de que para ellos, y bajo esta premisa, una prioridad ha sido incorporar corredores anchos. Aprender del patio "El espacio educativo tiene que salir del aula e ir mucho más allá (... ). Los pasillos, cafetería y patios también son lugares para aprender.
Todo podemos intencionarlo", reforzó María Paz Varas, diseñadora y docente de la Facultad de Educación de la UDD, quien enfatizó la importancia del aprendizaje al aire libre. "Dentro de los beneficios están mejorar el bienestar físico y emocional.
Eso se encuentra en la cotidianeidad de descubrir cosas que pueden estar en el patio, así el aprendizaje puede ser más significativo", explicó, poniendo un ejemplo de bajo costo, pero que resulta muy efectivo: pedir a los estudiantes que averigüen qué flores atraen a ciertos insectos, para luego cultivarlas y ver cómo estos se van acercando.
Mientras Varas vivía en EE.UU., y como parte de un proyecto de patio escolar, el experimento se probó con mariposas monarca. "Pusieron sus huevos y pudimos ver todo su ciclo, que era algo que estudiaban en Ciencias los alumnos de 5 básico". Andrés Valle, arquitecto que contó su experiencia remodelando el Liceo Industrial de San Fernando, establecimiento público cuya estructura data del año 1941, comentó que "la intención de nuestro trabajo fue proporcionar un espacio al aire libre integrado en el plan de estudios para la exploración, la observación, la reflexión y el aprendizaje, donde los estudiantes puedan interactuar con la naturaleza, a través de experiencias prácticas únicas". Considerando que otra de las aristas de la educación del siglo 21 es educar en sostenibilidad, una prioridad fue crear espacios para huertos, que los mismos estudiantes "riegan mediante la obtención de agua lluvia" y donde "cosechan cosas para comer", relató.
A propósito del trabajo con establecimientos públicos, Valle recordó la importancia de que, ante estos nuevos cambios y propuestas, no se dejen de lado las normas del Mineduc (sobre el total de metros cuadrados por alumno, por ejemplo) y se consideren materiales de larga duración (como hormigón o acero). Esto, considerando que los recursos disponibles pueden variar según las necesidades de cada año. Especialistas entregan ejemplos concretos que se aplican en aulas locales: Así evolucionan los espacios educativos para adaptarse a las necesidades del siglo 21 M. CORDANO Y C. MENARES n Desde establecimientos escolares que, tomando en cuenta a estudiantes con necesidades educativas especiales, incorporan salas de relajación, hasta universidades que, pensando en los dispositivos digitales, ya tienen mesas con cargadores..