Una interpelación a la política
Una interpelación a la política Josefina Araos InvestigadoralES InvestigadoralES ¿ Por quénos cuesta cambiar?". Esa es la pregunta con la que nos interpela el último informe de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicado esta semana.
La pregunta es provocativa, sobretodo a la luz delas circunstancias particulares en que se formula: a casi cinco años de una crisis de la magnitud del estallido de octubre de 2019 seguimos más o menosen el mismo lugar. Las demandas desoídas que se constataron en ese momento -tristemente más consensuadas que el cuestionamiento dela inédita y brutal violencia con que se levantaron-están aún a la espera de respuestas. Al mismo tiempo, las vías institucionales ofrecidas para ello, como fue el Acuerdo del 15 de noviembre, fracasaron. El telón de fondo de esto esuna clase política que no logra escapara dinámicas polarizadas y fragmentadas, prisionera de ajustes de cuentas recíprocos y desconectada de una ciudadanía que la castiga cada vez que puede.
Y cómo no, si la percepción generali6 zada en ella es que, como dice un entrevistado, "seguimos igual que siempre". Elinforme deja así la inquietante sensación de habernos detenido en el tiempo, y de asistir a una escena donde los actores repiten una y otra vez los mismos movimientos, sin capacidad de modificar el rumbo. Han pasado cosas relevantes, porcierto.
Las propuestasconstitucionales fueron rechazadas, pero nos dieron lecciones significativas: el resultado del 4 deseptiembre de 2022 mostró que las grandes mayorías no compartían la tesis del despojo y revindicó un gradualismo que obligó a moderar los afanes refundacionales de muchos. Pero eso no parece habernos sacado de la parálisis, y aunque la política ve los problemas, no sabe cómo salir de ellos. La tragedia es que, si nada cambia, todo empieza a empeorar.
Es lo que confirma también el informeal describirel pesimismo que inunda a la ciudadanía, junto con la percepción de que ha disminuidosu agencia colectiva: no tiene cómo cambiar las cosas y los que la representan están sumidos en sus propios conflictos. Que el corolario de ello sea una sociedad más individualistay sin disposición a asumir costos correspondientescon las aspiraciones es casi de perogrullo.
En ese escenario, ¿qué más queda que volcarse sobre uno mismo? De paso, el vínculo instrumental derivado de esto entre la ciudadanía y los liderazgos políticos queda asegurado: o me das lo que pido, ote quito miapoyodice la primera, mientras dichos liderazgos, inconsistentes, van dando lo que sea con tal de mantener el lazo. No parece haber de este modo proyecto político posible. El panorama no es alentador, pero quizás ayude reconocerlo.
Se acerca un nuevo periodo electoral, donde la combinación entre el predominio de independientes para las municipales y falta de nombres nuevos para la presidencial, solo confirma la sensación de que estamos estancados, y sin condiciones para salir de ahí. En ese sentido, la primera interpelada por el PNUD es la política, por más que se subraye, con razón, que las dificultades para conducir cambios en Chile pasan por la sociedad completa. Sin una política dispuesta a encarnar aquello que nos falta, será difícil exigirlo al resto delos actores. Y tiene que hacerlo asumiendo los costos que nadie más quiere asumir, mientras apela a las aspiraciones másaltas, aunque pocos quieran responder a ellas. Porque el informe muestra que las élites también están enojadas con la ciudadanía. La encuentran individualista, presentista, exigente, poco dispuesta a sacrificios. Sin embargo, por el momento, la élite política parece mástentada a ceder a esas dinámicas que de quebrarlas, pues esole permite al menos ganar. Es un triste premio de consuelo, porque lo evidente esque hoy el desafío es lograr gobernar y, sobre todo, mejorarlas vidas cuyo destino tiene en susmanos. Si nosale de ahí, la políticaterminará de reducirse a la mera lucha vacía por el poder, y los motivos para alejarse de ella, o para no distinguirla de otras formas más problemáticas, terminarán de justificarse. En ese momento, ya no quedará margen de espera..