Autor: tencial blindado de Latinoamérica,
Una noche en urgencias: Las huellas de la inseguridad en la red de salud
Una noche en urgencias: Las huellas de la inseguridad en la red de salud CRÓNICA PARA EL FUTURO DURANTE LASnoches, el Cesfam cierra con cortinas de hierro los sectores que no son utilizados, para evitar robos.
Los centros asistenciales han debido adaptarse a la realidad de los sectores donde atienden“El Mercurio” acompañó a con mayor número de episodios de violencia de la capital, durante el turno nocturno de atenciónde urgencia para conocer cómo ha impactado la ola delictual a los establecimientos públicos. utensilios para que el paciente pueda pasar, y luego continúa trapeando el piso que solo unas horas más tarde vomitaría otra persona. “No sé qué le pasó a este “cabro”, le tienen que haber pegado. Pero adentro hay uno al que le dieron un balazo en la guata. Los traficantes, parece”, dice bajando el volumen de la voz. 23:50 “Esteaño lo partimos con una balacera. El 4 de enero estábamos de turno. De repente se sintió un frenazo y luego, las balas”, recuerda Denisse, enfermera coordinadora. “Pensé que eran fuegos artificials. Y resulta que el paciente al que estaba atendiendo, dijo: “Son balazos”, y agarró a su hijo y se tiró al Abrí la puerta y toda la gente suelo. estaba corriendo para todos lados. Fue como una película de terror”, añade, mientras se alista para terminar su jornada.
Claudia Pizarro Lazcano, directora nacional del gremio de enfermeros, advierte que se trata de un proy no solo dela Reblemaanivel país gión Metropolitana “En regiones como La Araucanía, los hospitales enfrentan agresiones con un componente adicional de violencia social ligada a conflictos territoriales”, señala, “Hospitales más pequeños o ru-rales enfrentan limitaciones aúnmayores: escasa vigilancia, largos tiempos de respuesta ante emergencias y un subregistro de agresiones”, dice.
A juicio de Pizarro, el problema “exige la creación de un sistema napolíticional coordinado que diseñe cas públicas efectivas y concentra-das en la prevención”. 3 de diciembre, 02:31 horas“Yo llevo 40 años”, cuenta Os-valdo, chofer de la ambulancia delCesfam, momentos antes de trasla-dar a un paciente. “Antes igual era peligroso, pero nunca tanto.
Ahora yase ve de todo, Hace un tiempo, a un funcionario que venía llegando lo agarraron en la calle y le dijeron que si no les pasaba 50 lucas a cierta hora, lo iban a venir a buscar. No vinieron, pero el miedo igual afecta”, añade.
Según una encuesta realizada por el Colegio Médico a funcionarios dela atención primaria y hospitales públicos del país en octubre, el 25% de los profesionales señala haber sufrido una agresión física en el último año; el 60% dice haber sido víctima de agresiones psicológicas y “un 40% respondió que había situaciones de violencia cerca, es decir, balaceras en sus lugares de trabajo, y más o menos un 30% mani-festó que había sufrido situacionesde delincuencia en su trayecto, asaltos, robos, etcétera”, detalla lapresidenta del gremio, Anamaría Arriagada Para disminuir los riesgos de los equipos que salen a la calle, en LaAraucanía se ha solicitado blindarlos vehículos, mientras que en Alto Hospicio el personal sale con cascos y chalecos antibalas, una medida que aún nose aplica en San Bernardo.
“Uno piensa que no es necesario, peroeso hasta que pasaalgo”, apunta Osvaldo. 04:19 “¿ Usted es la mamá?”, pregunta Álex, sentado en la parte posterior de la ambulancia junto a un joven de 21años que es trasladado al HosPital El Pino, por una herida de bala en la cadera. “Sí”, responde la mujer.
“¿Vomitó sangre?”, vuelve a prela madre guntar el paramédico y ahora solo asiente con la cabezaÁlex rellena un formulario quemuestra cuando llega al hospi Ahfuna pesada puerta metálica deja pasar la camilla y se cierra de inmedato tras de él El guardia que controla el acceso dice que “acá vienen con cuchillos, con pistolas. Cuando llega un “loco” baleado, los mismos familiares llegan con pistolas “dando jugo”, pateando la puerta. Entonces, tengo que mirar por las cámaras, para ver si puedo abrir”. _ Cerca de una hora más tarde, Álex sale de la urgencia y vuelve a subirse a la ambulancia. “Ya, lo recibieron”, dice satisfecho.
Cuenta que “aquí llevo 19 años, pero últimamente se ha intensificado el tema de la violencia”. “Imagínense que hace un tiempo a una compañera, en el único momento que tuvo para salir a tomar aire, la asaltaron dostipos. Y eso fueenel patio, acáadentro y alascuatro dela tarLuego de eso, el Cesfam de”, añade. debió reforzar las rejas perimetrales. Otros recintos han tomado medidas similares.
El Hospital El Pino, también de San Bernardo, tuvo que ser rodeado con una reja rematada con alambres de púas, mientras que el Padre Hurtado (San Ramón) se convirtió en el primer centro asis-tras instalar un muro contra las ba-las que recibía constantemente. 05:47 “¿ Por qué vienes, Jeanette? ¿ Te duele el abdomen? ¿ Estás resfriada o no? ¿ Alérgica a medicamentos? Pase solita y tome asiento”, indica María, la enfermera que recibe y categoriza a los pacientes que llegan, todo a través de un vidrio y una reja que la protegen.
Hace 15 años que trabaja en el Cesfam y dice que “este vidrio lo han quebrado hartas veces”. “Pero no toda la gente es violenta”, advierte, y se despide de unSegún una encuesta realizada por Colegio Médico, uno de cada el cuatro facultativos dice haber sido agredido fisicamente durante el último año. hombre que se retira cansado: “Ese caballero pidió permiso para quedarse en la noche, porque lo asaltaron afuera, le quitaron todo. Alcan26 a arrancar” Cuando dan las seis de la mañana en punto, los guardias levantan las cortinas metálicas, las puertas blindadas se abren y nuevamente el Cesfam vuelve a funcionar a toda su capacidad. El recinto se llena. “Las puertas blindadas han servido mucho y son necesarias, pero es incr ble que tengamos que trabajar así”, lamenta María.
EQUIPO DE CIUDAD. 2 de diciembre, 21:15 horas “Estasse instalaron hace unosseis meses”, dice Karina Alarcón, direc= tora del Cesfam Raúl Brañes, de SanBernardo, mientras con esfuerzoabre una puerta blindada que pareciera dar paso a una bóveda o una cárcel de alta seguridad y no ala sala de espera, donde cerca de 15 persoas aguardan por ser atendidas, Al recorrer los pasillos del recinto junto a “El Mercurio”, cuenta que “hace algunos meses llegó un “peporque ustedes saben que rro”... hay jergasenesto. Hay perros” 'sol-dados'... Y llegó baleado y cargadode droga. Y po a rematarlo. Dijeron que eran de porque actuaron como si fuera una ¿ qué que “nos hemos enfocado enal rato apareció un grula familia y no nos dimos cuenta teleserie, loraban y todo. Entonces, se puede hacer contra eso?”. sí lo que sí podemos hacer”, añadeAlarcón, mientras al fondo del co-xredor un funcionario baja una cortina de hierro. Porlasnoches, el Cesfam ubicado en medio de las villas Anguita, Cordillera y Héroes, a pocas cuaLos das del límite comunal con La tana, se convierte en un verdadero búnker. Es el paliativo que han en-contrado ante la violencia.
Todos losaccesos de la sección del recinto que sigue operativa quedan con sus puertas blindadas y los pasillos que conectan con el resto del edificio permanecen tapiados con cortinas de hierro. 22:04 “José Soto! ”, grita una enfermera y desde el fondo de la sala de espera se levanta un hombre en muletas y con una pierna ensangrentada, que se queja mientras camina Ivia, otra funcionaria, corre sus.
Los funcionarios del Cesfam Raúl Brañes, en San Bernardo, uno de los Los centros asistenciales han debido adaptarse a la realidad de los sectores donde atienden El recinto debió ser enrejado en todo su perímetro, más instalación de cámaras con sensores de movimiento y puertas blindadas. El personal del centro asistencial asegura que los hechos de violencia se repiten todas las semanas, sobre todo los viernes y sábados.