Autor: POR DEMETRIO INFANTE FIGUEROA, ABOGADO Y EXDIPLOMÁTICO
Columnas de Opinión: Seguimos cuesta abajo
Columnas de Opinión: Seguimos cuesta abajo bemos jubilar varios años después delos 65años y las mujeres másallá delos60. Nadieseatrevesiquiera amencionar el tema. Eso resta votos. Tratamos una vez más de tapar el sol con un dedo. En resumen, los chilenos (as), cada uno ensuárea, no ha: cemos nada para colaborar en encontrar una salida al declive constante del país. Dejo por ahora fuera los errores y actos decorrupción de personajes de la actual Administración pues miobjetivo en este momentoes poner acento en el comportamiento global que tenemos como país.
Hoy me interesa poner sobre la mesa la idea de cómo salimos de esta arena movediza en quevivimos y que desafortunadamente va más allá de lo meramente económico. ¿Cómoremediamoseste estado de cosas? ¿ Qué puede hacer cada uno de nosotros para que el paísvuelvaa ser lo quefue? Eshabitual oír entre nosotros la frase “el Estado tiene que hacerse cargo de esto”, sea ello en materia cultural, deportiva, de adelanto comunal, etc. Prácticamente es lo mismo en todas lasáreas del quehacer nacional.
Las propias autoridadesregionales habitualmente declaran que determinado problema debeser financiado por el gobierno central, como que el Ministerio de Hacienda fuera una gran vaca lechera que es capaz de entregar sin límite todos los litros que los chilenos queremos. Es común escuchar de los alcaldeso gobernadoresla mismaidea, “la plata tiene que venir de Santiago”, ello en vez de ejercersu autoridad y demostrar mayor eficiencia en el uso delos cuantiosos recursos con que anualmente cuentan.
Tampoco -en su gran mayoría -intentanmotivara las comunidadesarealizar un esfuerzo en determinada dirección para mitigar los efectos de algo que les incomoda Pero estas falencias nacionales no sólo aparecen en lo económico o en la acción de ciertas autoridades, sino que también entre nosotros como personas debido al comportamiento diario en ciertas áreasque tienen más bien relación con principioso valores. Vemos comoen la juventud, incluyendo la que vive cerca de cada uno de nosotros, se ha perdido el respeto por los padres y los profesores. Hay papáso mamás que increpan a los maestros por haber calificado mal asus hijos, como sila culpa de ello fuera fruto de la voluntad arbitraria del aquéllos. Los padres, ennúmero sustantivo, han olvi-dado laresponsabilidad que tienen de educar, orientar eincluso amar asus hijos. La mejor demostración de ello es la participación de menoresenla verdadera “pandemia” de violencia que nos azota.
La pregunta obvias ¿ Dóndeestaban los padresdeesosjóvenes delincuentes? ¿ Nosería tiempo de dictar una ley que de alguna manera pene a esos padres por no haber sido capaces de llevar adelantela educación de ese hijo? Pero nada de lo que he expuesto parece importar a las autoridades.
Ningún líder de partido alguno llama a indicar quelos de las40 horas semanales es unatentado ala productividad o que somos uno de los países que tiene más feriados en su calendario o que a muchosles dalomismo qué hacen o dóndeestánsus hij res. Nadie se detiene en aspectoscomoesos. Claro, ello no davotos. Al contrario, es altamenteimpopular.
Necesitamosconurgencia que aparezcan lideres en todos los grupos políticos que tengan las agallas de decirnos las cosas por su nombre e indiquen el camino por donde cada chileno (a) debe transitar Lo que he querido plantear conesteartículo está plenamente señalado en la famosa expresión del ex Presidente J. Kennedy, cuando recién electo dijo asus conciudadanos: Americanos, en vez de pensar qué puede hacer el país por Uds, piensen primero que pueden hacer Uds. por Estados Unidos. Por ahora es suficiente.
El próximo martes espero si Dios quiereocuparme del nefasto fenómenodela “permisología”, esemal quenos tiene absolutamenteestacados y quenonos permite le-asvantar cabeza. omo todos los años, este mes de enero aparecieron los estudios interna cionales y nacionales sobre el comportamiento del desarrollo de Chile. Entre los primeros existe unanimidad en preguntarse qué pasó con Chile. Destacan que enel períodoque abarcalas administraciones Aylwin, Freiy Lagoseste paísera el más estable, más creíble y de mayor futuro en América Latina. Hoy estamos muy rezagados en ese ranking y las expectativas de mejorar no aparecen a la vista. Aquellos análisis demuestran concifraseseaserto.
Serecuerda que enellapso de dichas Administracionesel paístenía una paz interior que demostró que la democracia había vuelto con todos sus beneficios y que el manejo económico de aquellas había llevado a un desarrollonunca antes visto en la historiadeestaloca geográfica, comola denomina Benjamín Subercaseaux. Hubo un año en quelllegamos a crecer cerca del 10% y las empresas extranjeras estaban todas dispuestas a invertir aquí.
Comolo dijo hace poco en el ex Presidente Frei R-T “nos sobraba la plata”. Los ministros de Hacienda de esa época tomaban de vez en cuando la resolución de poner enel mercado internacionalbonos conel aval del Estado por sumas no muy significativas-alrededor de300 millones de dólaresno porque hubiera necesidad de ese dinero, sino para testear cuál era la percepción enel exteriorsobre el estado de la economía chilena. Siempre hubo una demanda 20 vecessuperior alaoferta. Erala mejor demostración delo que se pensaba de Chile. Hay quetener en consideración que esa realidadse daba cuandollalibra de cobre rondaba los dos dólares, entanto hoy lo hace alrededor deloscuatro.
No estaba desarrollada la industria del litio, no se exportaba una sola cereza, losenvíosdesalmonesal exterioreran pocosignificativosy la industria forestal estaba empezando a efectuar las grandes inversiones que han hecho que hoy sea un exportador de alta relevancia. El Estaded Cohil ee s soloen el fondo la expresión jurídica delaNación chilena, la queasu vez conformamos todos noso-tros. Porlotanto, los resultadosque demuestra aquél son el producto de lo que hace o no hace la Nación, esto es, de lo quetodos nosotros realizamos ono, ellobajolasguías que dan lasrespectivas autoridades. No 'nos queremos dar cuenta que queesla pendiente negativa en tamostransitando hace yaaños esfruto del actuar de nosotros mismos.
La historia demuestra que cuando un país está en crisislo quetiene que hacer es trabajar más, esforzarse para que cada uno de sus habitantes aporte su grano de arena a fin mutar esa realidad y asumir queellosignificasacrificios más que beneficios inmediatos. Tengo conciencia que el ejemplo que pondré es extremo, pero lo que vale es la mentalidad para enfrentar los momentos malos. Siendo embajadorenJapón hice buena amistadconlos másaltos ejecutivos de Mitsubishi, en especial conSasaki, Morohashi y Makihara.
Menarraban que al término de la segunda guerra ellos eran unos jóvenes empleados de lo que fue y es esa tremenda empresa y que trabajaban ocho horas diarias pagadas y cuatro horas extras sin cobrar un yen, solo ayudandoa la reconstrucción de supaís. Laborabanenla misma oficina y como había tanta escasez ninguno tenía una chaqueta, porlo cual compraronentrelostres una quese la turnaban para ira citas importantes. Tengo plena conciencia que no hemos perdido una guerra y que afortunadamente no hemos sido víctima delos únicos bombardeos nucleares de la historia.
Pero el ejemplosirve para develar una mentalidad frente alos malos momentos. ¿Qué hemos hecho nosotros? Hemos reducido lajornada de trabajo a 40 horas sema» nales, hacemos escándalo porqueel país debe pagar una deuda con las empresas eléctricas debidoalastarifas cobradas durante la pandemia, hemos puesto toda clase detrabas pa-raque la industrias pueda desarrollarse, hemos creado una “permisología” que hace casi imposible crear emprendimientos, tenemos un esquema legal queabrumaa los extranjeros que deseaninvertir en ChiJe, incluso algunos han cerrado lo creado prefiriendo hacer la pérdida delainversión, etc. Por otra parte, vemosa diarioenlos noticiarios el nivel de queja de muchos por las tarifas eléctricas que han subido $30.000 mensuales o que la movilización modificólos precios incrementándolos en $10. Todos reclaman que es un abuso yquees una malaresolución, sin considerar los antecedentes que hay detrás para adoptar esas medidas. Nos olvidamos quelos hechos delictualesdeoctubre de hace dosaños seprodujeron porque el pasaje del metro de Santiago se había incrementado en $30. Por ello se quemaron 19 estaciones del metro usando los mismos medios y se intentó incendiar el edificio de distribución eléctrica lo que habría dejado a todo el país sin ese vital elemento. No comulgo conla rueda decarreta que eso fue fruto “delestallidosocial”. Ello fuelisa y llanamente una operación organizada donde no estuvieron ajenos algunos personeros que hoy nos gobiernan.
Ahora bien, todas las quejas indicadas se hacen en el mismo instante en que cuando viene a Chile a un artista extranjero famososereúnen miles y miles de personas, las que paganfelicesy hasta emocionadas un altísimo valor por sus entradas.
Y no es solo una presentación de aquéllos, sino que dos, tres y hasta cuatro, todasa “tablero vuelto”. Al mismotiempo se producetodoelañounatremenda demandapor hacer turismo enel CariMube, en Miami o en Brasil. chos de estos son los mismos queaparecen comolos primerosprotestantes porel alza dela bencina, laqueno obedecearesoluciones nacionales, sino al precio internacional del petróleo. Quizás otro buenejemplose ha producido ahora que se tramitala ley de pensiones, donde no ha habido consideración de unarealidad incontestable. Todoelsistema previsional fue hecho cuando los chilenos vivíamos en término un medio alrededorde70 años. Hoy quesesabe del aumento sustantivo de eselapso por lo que se requiere establecerpara que el sistema funcione -quelos hombres de-. AGENCIAUNO.